Sinergias para la vanguardia española (1898-1936).
Ruth Piquer (ed.).
Editorial Libargo. Granada, 2016. 313 págs.
ISBN: 978-84-944433-0-5
Editorial Libargo
Gracias a una nueva generación de estudiosos versada en las últimas metodologías y conocedores de la investigación actual, el esperanzador florecimiento de la musicología en España se encamina -entre otras líneas- hacia la revalorización y comprensión profunda de un repertorio ya abordado, a su vez que a la exploración del pasado reciente. Estos especialistas ofrecen trabajos de la importancia y necesidad como el de los ocho artículos compilados por la musicóloga Ruth Piquer, en los que se recalca la especial importancia de la música como hilo conductor de las sinergias entre distintas modalidades artísticas durante la Edad de Plata en España.
Los autores, vinculados a los ámbitos de la Musicología y la Historia del Arte, aportan comentarios de prensa, estudios sobre músicos, literatos y artistas plásticos, así como perspectivas culturales sobre determinados movimientos estéticos e investigaciones sobre obras concretas fruto de esas colaboraciones interdisciplinares reflejadas desde la crítica y el pensamiento musical. Se trata de una monografía plural que amalgama estos estudios estéticos y analizan las corrientes artísticas que coexistieron en España hasta la Guerra Civil. Entre éstas merecen una especial mención algunas apenas citadas en el terreno musical autóctono como el ultraísmo, el creacionismo, el ruidismo o el simultaneísmo. Con ello se redefine la identidad vanguardista nacional en una ordenación de los discursos abundantemente documentados como demuestra la bibliografía, las notas a pie de página y las referencias a autores y citas expuestas en cada capítulo.
No busque el lector una presencia destacada de la circulación de los movimientos vanguardistas europeos en España, sus protagonistas o los vínculos ideológicos con la política de la época. Lo ofrecido aquí son comunicaciones muy concretas sobre obras, personajes o relaciones muy singulares que dan por conocidos marcos más amplios y categorizaciones generacionales que muestren un arco global de lo tratado. Lo más cercano a esto lo ofrece Laura Sanz García en el primer artículo “La construcción de la identidad española en el arte (1898-1914): imágenes sonoras y visuales”. En él aborda el nacionalismo en la España castellana con un periplo entorno al noventayochismo en un sugerente repaso de las principales corrientes de pensamiento y tendencias artísticas en el cambio de siglo conjugando una amplia visión de la pintura y su incidencia.
Cecilia García Marco ofrece un artículo muy expositivo, a veces algo redundante en las ideas y la selección de extractos iniciado con una –quizá, prescindible- introducción sobre el Modernismo catalán debida a las estancias de Picasso en Barcelona. A partir de ahí establece las sinergias entre compositores (también con referencias a Stravinsky, Varèses y Satie) y los cubistas. El suyo es un texto bien estructurado en torno a Gris, Braque y Picasso –y los cubistas españoles- con especial énfasis en las naturalezas muertas con instrumentos musicales. Su punto álgido reside en la perspectiva de la intertextualidad a partir de la que considera sus cuadros como si de un texto se tratara, como un conjunto de signos sistemáticamente articulados y relacionados entre ellos con coherencia de unidad y límites diferenciados tal y como afirma la autora. Además establece con ello un vínculo interartístico debido al arte pictórico a través del lienzo como texto y la música como arte concibiendo la partitura como textos en los papier collé y collages.
Antonio Navas Montilla se adentra en la música y la pintura futuristas centrándose en el debate entre ruido, futurismo y vanguardia. Se trata de un denso artículo con muchos datos específicos, significativos que establece lecturas y correlaciones en un recorrido ubicado entre 1909 y 1913 con conexiones con ámbitos europeos. El autor estructura el texto en tres partes que cubren la influencia de las teorías de Bergson en la prensa española –con textos inéditos del filósofo francés-, los principios de la estética futurista y su incidencia en la teoría musical en el Grupo de los Ocho vía Adolfo Salazar.
La editora, Ruth Piquer Sanclemente, firma otro de los artículos más densos y complejos del libro. En él muestra las interacciones de una red artística laberíntica, a partir de publicaciones tempranas eminentemente literarias que intentaron mostrar una vanguardia propia a través de la colaboración entre artistas plásticos, músicos y literatos. En este contexto el ultraísmo fue una deriva decisiva por su naturaleza sincrética y ecléctica en la fusión de tendencias y campos artísticos diferentes (ideas cubistas, creacionistas, futuristas,…), en la que el verso poético como identidad sinestésico conducía sensaciones visuales y sonoras. A su vez, la autora ejemplifica el ultraísmo como tránsito hacia otros –ismos lo que le confiere un cierto aspecto de indefinición y apertura características de la vanguardia.
Mario Muñoz Carrasco se centra en el Creacionismo músico-poético compartido por Manuel de Falla y el literato Gerardo Diego a partir de la correspondencia entre el compositor español y el escritor en torno a 1920 y las conexiones sinestésicas de su percepción artística. Las alusiones, citas o referencias al hecho musical en Gerardo Diego, como en el poema Jerez de 1959, se repiten en decenas de ocasiones por toda su obra incluso explicadas por él mismo. En este punto cabe citar las perspectivas de la imbricación poético-musical a tres niveles, mudables según las épocas y momentos artísticos e intercambiables entre sí como expone Muñoz Carrasco: la música integrada en el contenido del texto; la música como estructura del texto y la música como trasfondo cultural del texto. Además, dos anexos cierran el ensayo. De una parte, la transcripción del Manifiesto creacionista de 1919. De la otra, la primera carta del literato a Manuel de Falla.
A partir del sexto capítulo, los artículos focalizan relaciones músico-teatrales como la presentada por Cristina Aguilar Hernández en torno las sincronías estéticas, musicales y escenográficas en los nuevos universos “de” y “para” la infancia versados en el teatro renovador y vanguardista de los Martínez Sierra entre 1917 y 1925. Para ello presenta obras precedentes como La princesa que se chupaba el dedo con texto de Manuel Abril, escenografía de Manuel Fontanals y música de José Luís Lloret y Robert Schumann estrenada en el Teatro de Arte a finales de 1917; así como el influjo de los ballets rusos en España. El capítulo cuenta además con algunas ilustraciones a color de carteles.
Ana María del Valle Collado realiza una aproximación sintética pero general a la trayectoria de Ramón Gómez de la Serna a partir de su participación como libretista en la ópera Charlot con música de Salvador Bacarisse. Su incidencia en el futurismo, el cubismo y el ultraísmo en España aparece vinculada a este título que no llegó a representarse la temporada 1933-34 en el Teatro Calderón de Madrid y que, todavía, sigue a la espera de un estreno íntegro. Finalmente, Fátima Bethencourt Pérez aborda el teatro de sombras y siluetas en La tragedia de Doña Ajada de 1929 como cooperación de poema, dibujos para linterna mágica y partitura a gran orquesta de Manuel Abril, José de Almada y Salvador Bacarisse respectivamente. Concluye su aproximación a los dibujos de Almada con un comentario de las influencias de la literatura de Ramón Gómez de la Serna que complementa las facetas expuesta en el ensayo anterior de Ana María del Valle Collado.
Al final se incluyen los datos curriculares de los ponentes, algo ausente en otros libros de esta tipología. En esta ocasión, Libargo Editorial ha presentado el texto con un cuerpo de letra grande y espaciado. Ello facilita la lectura de unos estudios cuyas trescientas páginas con sus carencias, aciertos y excesos vienen a complementar aportaciones anteriores de un periodo y temática muy significativos en la musicología española actual. Algunas de ellas, como La renovación musical en Madrid durante la dictadura de Primo de Rivera. El grupo de los Ocho (1923-1931) de María Palacios publicada por el SEDEM en 2008 centrada más en la creación musical y el pensamiento, pueden considerarse una referencia en este campo como también La música en la Edad de Plata (1915-1939) de cuya edición se ocuparon María Nagore, Leticia Sánchez de Andrés y Elena Torres para el ICCMU en 2009.