2/2/2012 |
El director catalán se despide como director artístico y titular de la orquesta después de nueve años.
Josep Pons no quiere hablar mucho sobre su sucesor, «no soy yo quien tiene que decir cuál debe ser su perfil», pero sí es cierto que tanto él como el anterior director general del Inaem, Félix Palomero, intentaron cubrir la plaza que dejó vacante el músico catalán de manera oficial el pasado mes de agosto: la de director artístico de la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE) y la de titular de la ONE.
«El plan era desglosar los cargos de director artístico y director musical. La plaza del artístico saldría a concurso, y el elegido seleccionaría al musical», explicó ayer Pons durante un encuentro con la prensa, en el que quiso despedirse de su etapa al frente de la agrupación nacional. La propuesta, realizada en junio de 2011, fue rechazada por el Ministerio de Economía y Hacienda.
La siguiente intentona del Inaem fue nombrar «a dedo» al director artístico, pero de nuevo el Ministerio de Economía dijo que no al contrato. «Elena Salgado paró el nombramiento del nuevo director artístico», se lamenta Pons. Así la única decisión que pudieron tomar fue la de confirmar a Ramón Puchades como director técnico de la OCNE y ampliar sus cometidos a las de director artístico mientras los nuevos responsables de Cultura deciden ahora que hacen con las vacantes.
En el «deber» y en el «haber»
Es precisamente la burocracia, el mayor de los escollos con los que ha tenido que bregar el director catalán, que ha liderado a la formación nacional durante los últimos nueve años y que apartir de septiembre se enfrenta al reto de dirigir a la orquesta del Liceo.
Casi una década en la que durante los primeros años sufrió los conflictos de los músicos, reivindicado una mejora en su marco laboral. Una situación de la que salió airoso, «pues ahora ya se pueden hacer grabaciones y retransmitir los conciertos», a la que se suma el logro de haber construido un proyecto artístico sólido, cubriendo hasta 41 plazas con músicos estables «y no eventuales», lo que supone un rejuvenecimiento de la plantilla.
Pons aseguraba ayer llevarse «la mochila llena de buenos recuerdos», con logros en el «haber», como el perfil de solistas y directores invitados a la ONE, la Carta Blanca, el proyecto pedagógico, las once grabaciones realizadas o los dieciséis libros publicados; y asignaturas pendientes en el «debe», como la breve duración del festival América-España o la imposibilidad de llevar adelante el proyecto de música de cámara, que de nuevo «tropezó» con la Administración.
Casi una década en la que Pons ha ampliado el repertorio de la formación, con un recorrido estilístico mayor. «Hay que hacer pedagogía sin ofender, y cada cual escoge lo que quiere», afirma. A pesar de las primeras dificultades, el director solo tiene palabras de elogio para la ONE, «que tiene mucho carácter pero también mucha entrega a su trabajo». Sobre su sustituto, afirma «que la orquesta debe enamorarse del nuevo director y con él llegar a lo más alto». Y confiesa no sentirse frustrado «porque otros recojan los frutos» de su trabajo.
S. GAVIÑA
Abc