17/1/2012 |
El tenor mexicano ofrece este martes en Madrid un concierto privado a beneficio de la Fundación Síndrome de Down.
«Saltarme los límites es una constante en mi vida. Me dijeron que no iba a cantar más, y lo hice». Así de contudente se expresaba esta tarde en Madrid, Rolando Villazón, en un encuentro con la prensa. El tenor mexicano ha viajado a nuestro país para ofrecer mañana, en el Auditorio Nacional, un concierto benéfico (privado), cuya recaudación irá destinada a terminar el Centro 3 Olivos de Atención Integral para Adultos de la Fundación Síndrome de Down, y que Villazón ha visitado pocas horas antes de este encuentro.
Fue la nueva directora de la Fundación, Angélica López Rodríguez, gran amante de la música clásica, la que también se saltó los límites cuando decidió, tras un concierto del tenor, acercarse a él y pedirle que participara en su causa. «Lo hizo con tanto entusiasmo y tanta energía, que resultaron contagiosas», asegura Villazón. «Me enternece mucho el trabajo con personas con el síndrome de down, con las que ya trabajé cuando vivía en México. Creo que se han hecho grandes avances para aceptar a estas personas como una parte más de la sociedad».
El José Tomás de la lírica
Considerado uno de los grandes tenores de los últimos años, señalado por algunos como el heredero de Plácido Domingo, siempre se ha caracterizado por su exceso de pasión sobre el escenario, en el que lo ha entregado todo. Esto le ha valido una legión de admiradores que le consideran el José Tomás de la lírica. Sin embargo, su brillante carrera tropezó por dos veces en la misma piedra, al tener que someterse a dos operaciones en las cuerdas vocales, la última en 2010, que le obligó a cancelar todos sus compromisos durante ese año.
A pesar de las adversidades, el 2011, le ha deparado al tenor «el año más lindo de mi carrera, en el que he sido una persona muy feliz. Después de mi operación y de un largo periodo de recuperación, ha sido un año de gran plenitud. Sobre todo cuando te enfrentas a un momento en el que piensas que tal vez no vas a seguir cantando, y cuando regresas, y lo haces mejor que antes, se convierte en el año más bonito de tu vida», indica con satisfacción.
Recuerda el «Werther» que cantó en el Covent Garden, «que muchas personas pensaban que estaba fuera de mis posibilidades. Y no solo no lo estaba, sino que ahora sale la grabación. También he descubierto a Mozart, a través de sus cartas, lo que me permite abordarlo artísticamente con un entusiasmo que yo no había sentido en mi carrera. He debutado en el Musikverein de Viena, cantando a Schumann; he interpretado a Mozart con la Filarmónica de Viena en Salzburgo, he realizado mi primera puesta en escena en Lyon.Tengo un programa en Alemania, en la que presento a jóvenes músicos. Terminé mi novela y estamos buscando editorial aquí en España. Trabajo con la Asociación de payasos "Narices rojas", que visita hospitales. Todo esto puede ser ya el sueño y la meta de cualquier cantante», afirma Villazón con el agradecimiento de aquel que parece haber sido indultado de un final irreversible.
«Si volviera a nacer, no cambiaría ni un segundo de lo que he vivido»El tenor ha logrado convertir la adversidad en virtud. «Las crisis siempre son bienvenidas porque te permiten ver el mundo de otra manera. El momento de mi operación y recuperación ha sido una de las etapas más bellas de mi vida. Tengo un recuerdo maravilloso. Si tuviera que nacer otra vez, no cambiaría ni un segundo de lo que he vivido porque esto me permite estar aquí y ver la música y la vida desde otra perspectiva».
Confiesa que algunas de sus teorías sobre cómo ser artista han variado tras esta experiencia. «Se han manifestado de una manera más profunda tras la crisis. La reconquista ha sido una parte muy bella».
En esa diversificación de actividades, el tenor también participó en un programa en la televisón británica, Popstar to Operastar, como jurado. En él estrellas del pop hacían una incursión en la ópera. «Fue sobre todo un divertimento, pero en el que me quedé sorprendido por los logros». Un programa que confirma una vez más la filosofía que defiende el tenor: «La constante de romper los límites, algo que se ha repetido a lo largo de mi carrera. Cuando a uno le dicen que ya no va a cantar, y vas y cantas. O le dicen que no debes cantar un repertorio, y no solo lo haces, sino que lo haces bien. A lo mejor, en algunos momentos, se puede cometer un error o no salen las cosas como deberían salir —reflexiona—, pero uno no debe detenerse por ello. Yo estoy abierto a lo que me sucede en la vida».
Proyectos en España
En cuanto a futuros proyectos en España, explica que tiene varios en Barcelona —«Traviata», «L'elisir d'amore»—, mientras que volverá a Madrid para participar en la inauguración del Centro 3 Olivos, que tendrá una sala con el nombre del tenor. También está previsto que salga al mercado su grabación de «Werther» y otra de «Don Giovanni». En la dirección de escena, estrenará una nueva producción de «L'elisir d'amore» en Baden-Baden, en la que también cantará. «Es algo experimental», bromea. De nuevo, Villazón se saltará los límites convencionales.
SUSANA GAVIÑA
Abc