22/10/2011 |
Pregunta: Usted siempre ha evitado las comparaciones. ¿Por qué este disco?
Respuesta: Es una colega, una compañera. Compartimos repertorio, calidad y una forma muy cálida de relacionarnos con el público. El disco es como una conferencia... a cobro revertido.
P: Los ingenieros de EMI han obrado el milagro con una Habanera a dúo.
R: Era una ocasión única para hacer algo que siempre quise. La voz de la Callas ha sido digitalizada, pero hemos respetado su tempo, su cadencia.
P: ¿Cree que su muerte marcó el final de una era operística?
R: El disco desmiente esa teoría. Mi forma de trabajar es una conti- nuación de aquello. He cantado delante de la Reina de Inglaterra y a pleno sol en Central Park. Nunca la ópera ha tenido tanto público como ahora.
P: ¿Cómo es Angela Gheorghiu en la soledad del estudio?
R: Siempre estoy bien acompañada. Además de los técnicos, el productor y la orquesta, invito al estudio a mis amigos, e incluso a algún periodista, si se porta bien. Da igual dónde me encuentre. Fuera o dentro, soy una vendedora ambulante de emociones.
P: ¿Le preocupan las ventas?
R: No canto para vender, ni por dinero. No compito ni obedezco órdenes de nadie.
P: Y, antes de debutar un nuevo rol, ¿escucha grabaciones de otras?
R: Desde que salí de la escuela de canto no he tenido un profesor, ni un pianista o coach. Confío al 200% en mi instinto. También para mi vida privada. Es algo que no puedo explicar. Es como si pudiera ver las cosas antes de que sucedan.
P: En 2012 se cumplirán 20 años de su debut internacional en Londres. ¿Tiene algo preparado?
R: Lo celebraré con una Bohème junto a mi marido Roberto Alagna en el Covent Garden.
P: Se dijo tras su crisis matrimonial que habían firmado un “divorcio escénico”.
R: Es falso. Siempre me alegraré de coincidir con él entre bambalinas.
P: ¿Qué me dice de La bohème que hará en el Liceo?
R: El montaje de Giancarlo del Monaco está muy bien, aunque todavía estoy esperando a que me sorprendan con una versión moderna. No pido experimentos, no quiero ser una cobaya, pero sí un poco de aire de vez en cuando...
P: ¿Qué le parece eso que dice Mortier de que Puccini es un “asesino”?
R: Empecé mi carrera con La bohème y hace unos días terminé una Tosca. No tengo marcas de puñaladas. A Mortier le gusta Puccini más de lo que él se piensa...
P: ¿Tienen planes juntos?
R: Me propuso algo, pero no recuerdo qué...
P: ¿Cómo olvida esas cosas?
R: Me quedo con lo importante. Como, por ejemplo, que Mortier es el autor de la carta más bonita que un hombre me ha escrito nunca. Mortier es un pícaro... ¡Y a mí me encantan los pícaros!
P: ¿Qué decía la carta?
R: Simplemente describía lo que había sentido escuchándome cantar La traviata.
P: Pizzi también le escribió una carta...
R: Mi correo da para una biografía por entregas...
P: ¿Cree que el Real le ha perdonado la espantada?
R: Me gustaría que el público entendiera mi compromiso con el repertorio. Yo soy la primera que sufro cuando cancelo. Si después de eso no me perdona... c'est la vie.
P: Sinopoli, Solti, Abbado... ¿Nadie la ha amedrentado?
R: Nunca me han temblado las piernas por actuar cerca de alguien. Así conseguí que un Solti de 82 años llorara de emoción al escucharme.
P: ¿Se identifica con alguno de sus roles?
R: A veces me siento un poco Dalila. El aria de Saint-Saëns es una de las más bonitas y sexys del repertorio.
P: ¿Se desnudaría en un escenario?
R: Todo depende de quién me lo pida y de cómo lo haga... (Risas)
P: ¿La veremos en el Met después de la última cancelación?
R: Sé cómo es Peter Gelb. Nos conocimos cuando era el jefe de Sony. Me invitó a La Maison du Caviar en París. Trataba de impresionarme pero, de pronto, apareció Roberto y me sacó del restaurante. Le dejé con medio kilo de caviar en la mesa. Desde entonces somos buenos amigos..
Benjamín G. ROSADO
El Cultural