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Enquesta

Joaquín Achúcarro: "Los nietos te cambian la vida y te rompen el metrónomo"

10/10/2011 |

 

El nuevo DVD de Joaquín Achúcarro (Bilbao, 1932) con la Fundación BBVA recoge la primera grabación de Simon Rattle y sus filarmónicos berlineses de las Noches en los jardines de España de Falla. Incluye, además, el recital Falla & Friends que ofreció en el Teatro Real el pasado otoño. Físico de vocación, el pianista no le teme al tiempo ni al espacio. “Mi mejor concierto lo di con 39 de fiebre”.
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Pregunta: Tiene gracia que ganara el Concurso de Piano de Liverpool el mismo año en que los Beatles debutaban en el Indra Club...
Respuesta: Ya es estar en buena compañía: Mehta, los Beatles, Rattle y yo empezamos en Liverpool.

P: ¿Alguna vez se vio tocando rock, pop, jazz o eso que hacía Clayderman?
R: No, pero en cierta ocasión toqué en un bar de Siena El sombrero de Falla. Me pagaron 2.000 liras. Y las copas.

P: Los críticos que hicieron la crónica del concurso no sabían que casi se retira usted antes de conocer el fallo.
R: El ansia de perfección casi pudo conmigo.

P: ¿Qué sería de su piano sin las vistas de Lejona, sin sus paseos en bici y el contramuelle de Arriluce?
R: Los paseos en bici y la natación me ayudan a estar en forma cuando hay que pelear con el piano. A levantarlo si hace falta.

P: ¿Qué comparte con Grieg aparte de los genes de un “bisabuelo noruego”?
R: El sentimiento de su concierto para piano y algunas cosas más. Dicen que para tocar Chopin hay que ser polaco y que sólo los franceses entienden bien a Debussy. Pero a mí nadie se ha atrevido a decirme nada parecido con Grieg.

P: ¿Quién diría que es hoy un compositor infravalorado?
R: Rossini... y Rajmáninov. Cuando se estrenó su Segundo concierto en 1901 Hollywood aún no existía.

P: ¿Qué cuatro compositores son las patas de su piano?
R: Mi piano tiene tres patas. No le dé más vueltas.

P: ¿Se ha lanzado alguna vez a componer?
R: Mi opus único es el himno de Lejona.

P: Sesenta años en activo y más de 200 orquestas. ¿Qué es lo más raro con lo que se ha topado?
R: Un cónsul honorario en Bombay que me dijo en el descanso que se iba porque Beethoven era un coñazo.

P: ¿Y qué le parece eso de sacar tajada discográfica de los centenarios?
R: No va conmigo. En el 250 aniversario de Mozart me hinché a no tocar Mozart.

P: Chopin, Schumann, Liszt, ¿cuál es el suyo?
R: Sin duda Federicorrobertofrancisco.

P: En un año con tanto aniversario, ¿cómo gestiona las propinas?
R: En euros. De momento... (Risas).

P: Dice que su piano “deriva de una interpretación global”.
R: Me refiero a que todo cuenta, aunque me aflija la idea de que ya no queden apenas cosas por globalizar.

P: ¿Contempla la idea de una retirada?
R: Ocurrirá cuando me falle la mente, el cuerpo o el público.

P: Iba usted para físico. ¿Podrán los neutrinos con Einstein?
R: Puede que sí, puede que no, pero lo más probable es que quién sabe...

P: Y si se pudiera viajar al pasado, ¿dónde le gustaría pasar la tarde?
R: En las Olimpiadas griegas, viendo cómo se peleaban los jueces antes de que existiese el photofinish.

P: Y usted, ¿por qué dejó de ser juez de los concursos?
R: Porque empezaba a haber más viciosismo que virtuosismo.

P: Los nietos, ¿le cambian a uno el metrónomo?
R: Los nietos te cambian la vida y te rompen el metrónomo...

P: ¿Siente más responsabilidad desde que no está Alicia de Larrocha?
R: Alicia está y estará. Nadie ha dicho que se haya ido, que yo sepa.

P: Rubinstein comparaba los conciertos con un menú. ¿Y usted?
R: Yo procuro no mezclar cocido con fabada. Ahí la clave.

P: ¿Y por qué su Falla junto a la Filarmónica de Berlín es un DVD y no un CD?
R: La gente quiere ver. Necesita ver. Lo ansía.

P: ¿Cómo se ha comportado la orquesta en sus primeras Noches?
R: Como deshonesta progenitora... Vaya, ¿he dicho yo eso?

P: Su profesor José Cubiles la estrenó en 1916. ¿Le dio alguna receta de interpretación?
R: Cubiles era la receta.

P: Rattle dice que usted suena siempre joven. ¿Cuál es el truco?
R: Creer que lo eres.

P: No ha cancelado nunca, ¿verdad?
R: Sólo cuando me rompí un dedo.

P: ¿El famoso Tercero de Beethoven con un dedo entablillado?
R: He dado 18 conciertos con el dedo entablillado. También recuerdo una de mis mejores aproximaciones a Grieg... Estaba en Santiago de Compostela y tenía 39 de fiebre.

Benjamín G. ROSADO
El Cultural