22/7/2011 |
Alagna dedicará toda la segunda parte de su recital lírico en Peralada a la música de Puccini.
Dos reyes a pocos kilómetros en la misma noche. Aunque dos majestades ciertamente muy diferentes. Uno es el rey del blues, y su reinado, más que largo, es larguísimo. Baste decir que el regio personaje está a punto de cumplir 86 años. Y que sigue de gira como si tal cosa. Anoche en San Sebastián, hoy en Cap Roig... y otros 29 conciertos en los tres próximos meses. Es, claro, el incombustible BB King. Y frente a él, en el festival de Peralada, un monarca de la ópera conocido por su excepcional voz y por su temperamento: dieron la vuelta al mundo las imágenes de su abandono, en plena función, de la Aída de Franco Zefirelli en la Scala de Milán. Habían sonado silbidos por su actuación y, ultrasensible, cogió la puerta y un compañero tuvo que salir apresuradamente en vaqueros a sustituirle. Es, claro, el tenor francés de origen siciliano Roberto Alagna, al que se aclamó en su momento como el nuevo Pavarotti, una de las estrellas habituales del Metropolitan de Nueva York y que esta pasada temporada triunfó en el Liceu en Carmen.
En esta ocasión, el tenor, separado hace dos años de su segunda esposa, la soprano rumana Angela Gheorghiu, con la que formó pareja artística, actúa en el festival de Peralada acompañado de la hermosa soprano búlgara Svetla Vassileva y con un programa doble: una primera parte en la que a los franceses Saint-Saëns y Halévy les suceden veristas italianos como Cilea, Zandonai o Mascagni, y una segunda dedicada por completo a Puccini. Así, la conocida música de la Bacchanale del Samson et Dalila de Saint- Saëns abrirá una velada que continuará con Alagna cantando Rachel quand du Seigneur, de La juive de Halévy, con Vassileva poniendo voz a Io son umile ancella, de la Adriana Lecouvreur de Cilea, o con ambos cantando a dúo Benvenuto signore moi cognato, de la Francesca da Rimini de Zandonai. En la segunda parte, todo para Puccini, con arias y música de La rondine, Tosca, Manon Lescaut o Madama Buterfly, ópera de la que cantarán el dueto Vogliatemi bene.
En cuanto a BB King, cuyo último disco, One kind favour logró hace dos años el Grammy al mejor álbum de blues tradicional, lejos de retirarse, como anunciaba, sigue en la carretera. Y van siete décadas. El de Mississipi, que se marchó joven a Tennessee, a la mítica Memphis, aunque comenzaría a triunfar al otro lado del río, en West Memphis, Arkansas, acumula 15 Grammys y es autor de éxitos como Three o'clock blues, You don't know me, Please love me, You upset me baby o el popular crossover The thrill is gone. Y sigue tocando la guitarra, siempre Lucille, como si de una dinamo se tratara, recuperando en sus conciertos clásicos de ayer y anteayer, entre los que figuran habitualmente Payin' the cost to be the Boss, The thrill is gone, How blue can you get, Everyday I have the blues o Why I sing the blues. Mucho blues.
La Vanguardia