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El Liceu se queda pequeño once años después de su reconstrucción

16/7/2010 |

 

El teatro presenta un proyecto de ampliación para paliar la falta de espacio y reubicar actividades | Las obras, presupuestadas en dos millones de euros, aún no tienen calendario.

 

Resurgió de sus cenizas hace once años. Una reconstrucción llevada a cabo en tiempo récord que le permitió volver a abrir sus puertas en un edificio mayor y de más capacidad. Pero el Gran Teatre del Liceu ya se ha quedado pequeño. La actividad musical ha crecido exponencialmente al igual que su público y existen pocas posibilidades para crecer. Encorsetado entre la Rambla y las calles Sant Pau y Unió, las posibilidades de ampliación son muy pocas, pero aún queda espacio por donde ampliar su superficie: la azotea del edificio.

Regularizar desfases del proyecto de reconstrucción

La reconstrucción del Liceu, que se inició en 1994 y culminó en 1999, se hizo según un plan especial de ampliación y reforma que había sido redactado tres años antes de producirse el gran incendio que devastó la sala principal y el escenario. La urgencia del momento hizo necesario utilizar este proyecto, fechado a principios de la década de los noventa para tirar adelante la restauración del teatro.

El plan que la comisión de Urbanismo aprobó ayer, y que se debatirá en el pleno municipal de finales de mes, además de prever la futura ampliación tiene que solucionar y regularizar "los pequeños desfases existentes entre la realidad construida y su planeamiento". El jefe de instalaciones del Liceu, Antoni Garcia, explica que las peculiares circunstancias de la reconstrucción no permitieron la actualización del plan especial, redactado por Ignasi Solà- Morales, en esos momentos.

Recuerda que el Liceu pasó de tener 15.000 a los 35.000 m2 actuales. "Supuso un gran incremento, pero se ha quedado justo", dice. Por eso, al poco de iniciarse la actividad, la cafetería que debía ubicarse junto al escenario se trasladó a la parte superior del edificio en una "construcción modular". "Esta precaria ocupación –reza en el plan especial actual–, por su carácter provisional y contrario al espíritu del proyecto de reconstrucción y ampliación del teatro, no se ha contemplado nunca ni en dicho plan ni en la documentación para la legalización de actividades". El paso del tiempo ha demostrado que no se puede prescindir de ese espacio, que pasará de provisional a definitivo.

 

La comisión de Urbanismo aprobó ayer por unanimidad el proyecto de ampliación y redistribución de determinadas actividades, imprescindibles para el funcionamiento del teatro, a la azotea del Liceu. Serán 500 metros cuadrados de superficie con los que se podrá paliar el grave déficit de espacio que aqueja al edificio. De momento, las obras, valoradas en dos millones de euros, no tienen calendario. La situación económica de la institución, que ha visto como el Ministerio de Cultura hace un mes recortó el 30% de su aportación, desaconseja llevar a la práctica la ampliación en un futuro muy inmediato. Sobre todo ahora que los trabajadores del Liceu han convocado para la próxima semana una protesta por el tijeretazo. Aun así, los responsables del proyecto prefieren que la aprobación se haga cuanto antes, con el fin de que una vez se recupere la economía poder ejecutar los trabajos muy necesarios para el funcionamiento del teatro.

Así las cosas, la ampliación, que según el proyecto firmado por los arquitectos Lluís Dilmé y Xavier Fabré que ya ha pasado por exposición pública, se concentrará en la parte superior del edificio. Allí se ubicará un módulo de dos plantas en el que se ubicarán actividades técnicas y nuevas salas de ensayo (ahora hay tres), anexas a la actual sala Mestre Cabanes. En concreto, tres o cuatro espacios dedicados a este menester de unos 10 metros cuadrados. La nueva remonta, de forma alargada, será imperceptible desde el exterior. El nuevo edificio se situará entre el paralelepípedo que acoge las instalaciones del teatro y la torre escénica.

En sus extremos, unos grandes ventanales harán más liviana la estructura y aliviarán el posible impacto visual que pueda tener desde los laterales del Liceu. También aportarán luz natural al nuevo modulo. En total, se ganarán 500 metros cuadrados, pero para el jefe de instalaciones del Gran Teatre del Liceu, Antoni García, significan "mucho" para un edificio que, aunque pasó de los 15.000 a los 35.000 metros cuadrados tras la reconstrucción, se ha quedado pequeño.

Así, según explica García, en el último año se ha hecho un estudio riguroso para reubicar algunas de las actividades del Liceu. Y es que los elevados costes de producción operística, señala el proyecto, han provocado que los teatros de toda Europa trabajen cada vez más en coproducción de los espectáculos. Una manera de compartir gastos y riesgos. Esto ha obligado a unificar los criterios y las exigencias de los nuevos escenarios que deben ser "ágiles y versátiles". Además, el incremento de las representaciones ha motivado un elevada densidad de ocupación de la superficie del teatro, "mermando la capacidad de funcionamiento del edificio". El Liceu ha trasladado a otros teatros parte de su programación estable de producciones en formato infantil y familiar. Pero continúa faltando espacio. De ahí el plan especial aprobado ayer con el que se pretende además de ganar espacio agrupar las actividades técnicas, de ensayo y administrativas para hacer más eficiente el edificio.

Así, según se recoge en el proyecto las actividades que son técnicas y que por sus características de manipulación de productos químicos, como son caracterización y maquillaje, se trasladarán a la parte superior del inmueble, mejorando las condiciones ambientales de trabajo. En la actualidad, estas tareas se efectúan en la planta -2, en un espacio que no dispone de ventilación exterior. También está previsto situar en el nuevo anexo el taller de atrezo que, a día de hoy, se encuentra en la planta -3. Es habitual que los trabajadores utilicen fibra de vidrio y otros productos tóxicos, por lo que también, según reza en el proyecto, se aconseja también su mudanza al nuevo módulo.

Por último, se prevé trasladar también la sastrería y lavandería, ya que la falta de ventilación, sobre todo cuando se hacen las labores de planchado de los trajes, dificulta mucho el desarrollo de la actividad. Además, los arquitectos del proyecto reconocen que el almacén se ha quedado pequeño y es habitual "hacer uso de los pasillos para dejar cajas y carros con los materiales del vestuario en curso". Una situación que al parecer afecta a los corredores de varias plantas.

El informe redactado por Lluís Dilmé y Xavier Fabré reconoce que ahora, pasada la primera década después de la reconstrucción, es el momento de revisar la distribución para encontrar la manera de solventar la carencia de espacio y mejorar la eficacia de las instalaciones. Consideran que esta modificación es "la última oportunidad" para sacar el máximo rendimiento del edificio resultante del edificio de la reconstrucción. Aun así, creen que a pesar de esta última ampliación continuará faltando una sala de ensayo para la gran orquesta o una segunda sala de configuración libre o otra de menor aforo para formatos más reducidos. Unas carencias, que a su juicio y tal y como se recoge en el plan especial, "no es el momento de abordar con los recursos de los que se dispone".

De hecho, después de la reconstrucción del Liceu, la cantina de los trabajadores se tuvo que ubicar "de manera provisional" en la parte superior del inmueble. En ese momento se pensó que era una solución óptima, dice el jefe de instalaciones del Gran Teatre del Liceu, lo que provoca muchas incomodidades: "El edificio no puede prescindir de este espacio por su función, el lugar que estaba destinado a ello se ocupó desde un inicio para otros usos inexcusables".

Tras la reubicación de servicios, el bar se situará en la planta -2. Se aprovechará el espacio que deje el taller de caracterización y será más accesible para todos los empleados. Al parecer, el trasiego de trabajadores provoca la saturación de los ascensores. Una situación conflictiva durante las representaciones cuando hay un gran tráfico de personal técnico de escenario, de sala y del coro entre escenario y camerinos. García explica que el Liceu es un inmueble vertical. Por eso, quieren situarse en la parte más alta del edificio actividades que no representen un elevado número de personas y un riesgo en las vías de evacuación.

Hace más de un año que se trabaja en la ampliación del Liceu. Los responsables de la institución –en la que están presentes el Gobierno, la Generalitat, el Ayuntamiento y la Diputación– recibieron ayer el espaldarazo definitivo para la aprobación de este importante proyecto. Un plan que no se podrá hacer realidad hasta que la situación económica mejore y se puedan destinar dos millones de euros para este menester.
Cuatro salas copiadas y sólo una original

La actual sala del Liceu es la quinta que ha tenido el teatro. Es una copia ornamental de la cuarta, fechada en 1909, que a su vez ya era una reornamentación integral de la tercera que se construyó en 1884. Este escenario era una ampliación ornamental de la segunda sala, nacida tras la reconstrucción del primer incendio de 1861. Los criterios de la segunda sala poco tenían que ver con la original.

SILVIA ANGULO
La Vanguardia

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