13/7/2010 |
La obra del músico, ahora 'hallada' y completada por el joven director catalán Melani Mestre, será estrenada el próximo octubre.
El Ier concert pour piano et orchestre de Enric Granados (1867-1916) permaneció inacabado durante un siglo, y ahora el joven músico catalán Melani Mestre (Barcelona, 1976), actual director titular de la Orquesta de Lviv (Ucrania), ha dado con la música guardada y catalogada en la Biblioteca de Catalunya y completado aspectos de su orquestación con la intención de convertirlo en una pieza programable. Así lo explicó él mismo ayer, con motivo de la edición de la obra. El estreno está previsto en Lviv (Ucrania) para el próximo 20 de octubre, con la dirección de Alexis Soriano, otro joven director español con actividades en tierras rusas, y Mestre al piano, y no se tienen noticias aún de una posible interpretación en territorio más cercano. La crítica dirá su palabra, pero este hallazgo habla de cosas muy importantes para la cultura catalana: la situación de su patrimonio musical.
Se trata de una partitura autógrafa de Enric Granados, el primer movimiento de un inédito Concierto para piano y orquesta, escrito hacia finales de la primera década del siglo XX, con una dedicatoria a Camille Saint- Saëns. Hace poco, se reestrenó en Nueva York y luego en Lleida –aunque no en Barcelona– El cant de les estrelles, también perdida y de esas fechas, presentada por Granados en el Palau en 1911.
"El compositor Melani Mestre descubrió este concierto inédito y lo finalizó", se nos dice ahora. El borrador de Granados sirvió de base a Mestre para elaborar una propuesta que consiste en completar el manuscrito original y agregar –sobre la base de otras piezas para piano ya conocidas de Granados, orquestadas ahora por Mestre– los movimientos segundo y tercero, cuidando que el carácter de las obras coincida con la propuesta inicial de Granados.
Mestre desarrolla una activa labor en relación a la difusión del repertorio de músicos españoles y catalanes, e iberoamericanos, tal su reciente grabación del Concierto de piano y orquesta de Astor Piazzolla, así como su presentación en Barcelona con un grupo de músicos locales de la ópera María de Buenos Aires del reconocido compositor argentino.
Lo cierto es que, detrás de estos hallazgos –por lo general distantes del silencio y método que acompaña el trabajo sistemático del especialista–, lo que interesa subrayar es el estado calamitoso de nuestro patrimonio musical, tanto en Catalunya como en España. El azar manda en muchos casos, junto a numerosos fondos documentales que aún están en casas de familia o en archivos sin catalogar y lejos del alcance del intérprete que debe darles vida. Y no hablamos de nombres desconocidos, sino que son precisamente los de Pahissa, o Granados, o el mismo Albéniz, o el más reciente de Gerhard, los que necesitan una revisión y actualización sistemática.
Años atrás, precisamente ordenando una colección de manuscritos musicales de Granados, propiedad de la Academia Marshall, Alicia de Larrocha me contó cómo había llegado a ella el original existente del Intermezzo de Goyescas, que Granados escribió en el último momento poco antes del estreno de la ópera en Nueva York en 1916, y muy poco antes de su trágica muerte. Muchos años después, al cabo de un recital de Alicia en aquella ciudad y mientras firmaba autógrafos mecánicamente, a punto de estampar su firma, una voz le advirtió: "No, no lo firme, es para usted, en agradecimiento". El pequeño cuadernillo que le habían dejado era el breve manuscrito autógrafo en cuestión.
Y esta dispersión lleva implícito el riesgo de pérdida definitiva, y de que de tanto en tanto se produzcan hallazgos de partituras que –como es el caso– ya existen en nuestros centros oficiales, o en instituciones privadas, a la espera de que tal o cual intérprete intente así tener una presencia. Y necesitamos que las obras de nuestros músicos –siempre con un criterio crítico autorizado– lleguen a disponer de buenos intérpretes y participen de las programaciones de buen nivel, como recientemente hizo la OBC con unas bien recuperadas Escenas musicales catalanas de Albéniz.
Así, sin haber estudiado las partituras, es indudable que la propuesta que se presenta, ya además editada, merece ser atendida. Hemos oído recientemente varias orquestaciones –si no óptimas, con buen resultado– de piezas de Albéniz, por ejemplo. Y en cada caso la realidad se encontrará en el atril, ya que lo importante es escuchar estas experiencias; aunque la empresa es difícil puesto que la cosa bien podía haberse quedado por parte del arreglador en completar el primer movimiento del Concierto, del que hay numerosas páginas manuscritas a lápiz, y más definitivas a tinta, de Granados, y no agregar orquestaciones de otras piezas de piano en lo que puede resultar un híbrido. Y de una época en la que su gran amigo Falla estaba ya pensando en componer sus Impresiones o Nocturnos que luego fue Noches en los Jardines de España, estimulado por Viñes –íntimo también de Granados–. A primera vista me parece –si bien la escritura orquestal de Granados es diáfana y rara vez abigarrada o muy compleja– que la partitura editada presenta demasiados compases orquestales en blanco, y conociendo otras obras inacabadas de Granados se podría llegar a pensar en que –como en el caso de algunas pinturas– es aún una primera versión de lo que podría haber sido la obra definitiva (él era un gran improvisador). En los argumentos de la presentación se habla de casos similares y se cita Atlántida de Falla, completada por Ernesto Halffter, pero queda claro que a la distancia, si bien el trabajo de Halffter fue de primera, dista mucho de ser lo que hubiese podido, y la tendencia actual es a hacer en concierto los números originales del compositor gaditano que dedicó los veinte últimos años de su vida al texto catalán de Verdaguer.
JORGE DE PERSIA
La Vanguardia