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Un músico estrena una sinfonía inspirada en el acelerador de partículas Alba

10/5/2010 |

 

Joan Guinjoan recrea en su música la velocidad de los electrones. "Los miembros de la orquesta van a tener poco descanso"

 

Del genoma al sincrotrón. Los avances científicos no han escapado nunca del interés de los creadores. Ahí están Las afinidades electivas de Goethe, que toman como metáfora de las relaciones amorosas las teorías de su tiempo sobre las afinidades químicas entre las sustancias, predeterminadas a atraerse o repelerse. Pero en los últimos tiempos las interacciones entre arte y ciencia son tan continuas como los avances en la investigación. Teatro que se nutre de las matemáticas como A disappearing number, de Complicité, óperas que recrean universos de cinco dimensiones como el Hypermusic prologue de Héctor Parra, series y películas donde la ciencia límite es la protagonista... y, desde hoy y hasta el domingo en el Auditori, interpretada por la OBC dirigida por Ernest Martínez Izquierdo, una sinfonía, la tercera de Joan Guinjoan, inspirada ¡por el flamante sincrotrón Alba de Cerdanyola del Vallès!

La sinfonía Sincrotró-Alba no es el primer acercamiento de Guinjoan (Riudoms, 1931) a la ciencia. Hace siete años presentó Verbum, genoma in musica, pieza para piano que en parte traducía la composición de un gen decisivo para el habla. La obra nació de un encargo de la Residència d'Investigadors de Barcelona, dependiente del CSIC. Y de nuevo la entidad que dirige Francesc Farré, esta vez junto al consorcio para el sincrotrón, encargaron a Guinjoan una obra para celebrar la puesta en marcha del acelerador de partículas, un hito que, para Farré, pone al país en primera división de la ciencia.

¿A qué suena un sincrotrón? El enorme equipamiento –140 metros de diámetro– es muy silencioso, explica Farré. Por su estructura en forma de anillo se aceleran a increíbles velocidades los electrones que, al girar, producen una luz intensísima perfecta para que los investigadores descubran los secretos de átomos y moléculas, desde la estructura de células cancerígenas hasta las propiedades de los materiales.

Y, ¿a qué suena un sincrotrón para Guinjoan? Primero a velocidad, a la enorme velocidad de los electrones, que él transmite a través de las aglomeraciones de múltiples sonidos puntuales, y de glissandi que ilustran el inyector que los pone en marcha; en el segundo movimiento, suena a la tranquilidad, casi onírica, la que experimentan los investigadores en los siete laboratorios a los que alumbra la luz del sincrotrón; y el tercer movimiento suena a fiesta, con un rondó final con aires afrocubanos que celebra la ocasión. En total, 28 minutos "en los que los miembros de la orquesta van a tener pocos momentos de descanso" y con final contundente.

Además, los organizadores han invitado hoy al Auditori –la sinfonía se acompaña de La pregunta sin respuesta de Ives y del Concierto para piano y orquesta núm. 2 de Rachmaninov– a 150 científicos para que, de nuevo, la llegada del sincrotrón les suene a música.

Justo Barranco
La Vanguardia

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