22/2/2010 |
Cuando ella sólo tenía trece años, Karajan la invitó a tocar con su orquesta. Eso debería bastar para explicar los prodigios que Anne-Sophie Mutter puede hacer con su instrumento. Pero no es sólo una de las mejores violinistas del mundo, también es una de las más activas cultural y socialmente. «Eso es lo importante de que me consideren una de las mejores. Que me permite ayudar a mucha gente».
-¿Cómo reaccionó cuando se enteró de la tragedia en Haití?
-Me enteré por televisión y me sentí desolada, porque sabía que la situación empeoraría cada día que pasara. Es algo tan terrible que todos queremos ayudar, en la medida que sea. Siempre he sentido el impulso de utilizar la música para ayudar. Por ejemplo, hace seis semanas toqué en París a beneficio de la lucha contra la anorexia. También di mucho apoyo a los damnificados por el terremoto de Shichuan.
-¿Eligió personalmente el programa del concierto?
-Yo elegí la parte de Brahms, y el director la de Mendelssohn. Son muy diferentes, aunque creo que les une un sentimiento muy romántico. En mi opinión, cualquier compositor serviría igual de bien a un motivo como este.
-No me imagino música de Wagner en un concierto benéfico...
-No sé si a él le parecería una buena idea.
-¿Siente usted una inspiración distinta cuando encara un concierto tan especial de estas características?
-En cierto modo, pues es un concierto con una carga emocional extra, por una buena causa, que se ensaya con un especial interés para que resulte agradable a la audiencia. Todos los músicos tenemos eso muy presente.
-¿Es la música la forma de arte que mejor sirve para unir a las personas contra la injusticia o la tragedia?
-Definitivamente, sí. La literatura tiene también un gran poder, incluso para provocar cambios políticos realmente prácticos, pero la música es un lenguaje universal que llega al corazón independientemente de idiomas, razas, nacionalidades... Ningún arte es capaz de provocar esa unión entre los seres humanos, sin excluir ni a uno solo de ellos.
-¿Qué queda por hacer para ayudar a Haití?
-Los políticos tienen que cambiar su mentalidad, dejar de considerar a países como Haití un lugar donde encontrar mano de obra barata y poco más. Pero el mayor problema es que los que vivimos en la civilización occidental hemos sido enemigos del pueblo haitiano, por eso llegó un momento en el que no quisieron tratar con nosotros. Es culpa nuestra que allí hubiera tantas casas miserables, que cayeron con el terremoto como castillos de naipes.
-También cayó el Palacio Presidencial...
-No lo sabía, pero... (levanta el pulgar en señal de aprobación) a veces Dios no es injusto. Por favor, última pregunta, mis hijos me esperan para ir de compras.
-¿Cómo se lleva eso de tener 13 años y que Karajan la invite a tocar con su orquesta?
-Estoy segura de que si lo hubiera hecho siendo mayor, hubiera pasado mucho más miedo. Simplemente llegué y traté de hacerlo lo mejor posible. La inocencia suele funcionar para conseguirlo.
IGNACIO SERRANO
Abc