Muti levantó, ocho años después, el telón de La Fenice
15/12/2003 |
La Fenice cuenta ahora con la máxima seguridad posible: detectores de humo y «sprinklers» en todos los palcos, así como un sistema ultramoderno para combatir la mínima llama
ROMA. Fue una velada de satisfacción desbordante para toda Italia y para los amantes de la música en todo el mundo. Los sentimientos se desbordaron ya en el primer aplauso, entusiasta e interminable, que premiaba, al mismo tiempo, a quienes han hecho posible que La Fenice renazca de sus cenizas y emprenda un vuelo todavía más alto. En el descanso, el maestro Muti confesaba sentir «a la vez muchas emociones. La de la reapertura. La del inicio de una nueva etapa. Y la de volver a dirigir esta orquesta. Desde las primeras notas se notaba la emoción de todos».
Muti se manifestó feliz, pues «ha renacido el Liceo de Barcelona y ahora La Fenice de Venecia. Falta sólo el Petruzzelli de Bari, y tenemos que ponernos de una vez manos a la obra». Conmovido también, el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, acudió a felicitarle y a darle las gracias en nombre de Italia, que siguió masivamente el acto gracias a la retransmisión televisiva en directo.
La apertura del telón, decorado con 1.100 flores doradas, fue el primer momento mágico de una noche inolvidable para todos sus protagonistas, desde Carlo Azeglio Ciampi, que presidió el acto desde el Palco Real acompañado de su esposa, hasta los cincuenta venecianos afortunados que ganaron el sorteo de entradas para un acontecimiento único.
«No volverá a arder nunca más»
Riccardo Muti fue escogido para la reapertura como premio por haber dado techo y casa inmediatamente en La Scala a la orquesta veneciana que se quedó en la calle a raíz del incendio provocado por dos electricistas en enero de 1996. Pero Muti no dirigía ayer su propia orquesta, sino, naturalmente, la Orquesta y Coro de La Fenice, a la que correspondía el privilegio de renacer de la cenizas como el ave mítica que da nombre al teatro desde el primer incendio de diciembre de 1836.
El reconstructor de esta joya artística, Mauro Carosi, asegura que «aunque mantenga el nombre, no volverá a arder nunca más. La Fenice cuenta ahora con la máxima seguridad posible: detectores de humo y «sprinklers» en todos los palcos, y un sistema ultramoderno para combatir la mínima llama».
A «La consagración de la casa» deBeethoven, escrita en 1822 para la reapertura del Josephstaedter Theatre de Viena, siguieron «La sinfonía de los salmos» de Stravinsky, cuya última voluntad fue ser enterrado en Venecia, y dos marchas sinfónicas de Richard Wagner, fallecido en la ciudad de La Laguna. La velada tuvo un sabor local, incluido el impresionante «Te Deum» del veneciano Antonio Caldara, quien desarrolló la mayor parte de su carrera en la Viena del siglo XVII.
Anoche parecía que hasta el León Alado, símbolo de la ciudad que custodia las reliquias del evangelista San Marcos, se inclinaba ante el Ave Fénix dorado que preside orgullosamente la entrada neoclásica del teatro. Venecia fue capaz de reconstruir, a principios de siglo, el majestuoso campanile de la Plaza de San Marcos, desplomado en 1902. La reacción a la tragedia de La Fenice fue más lenta y la ciudad perdió seis años en procesos. Pero en 2001 se puso manos a la obra y logró culminar el milagro en sólo dos años.
Desde hoy hasta fin de año, las grandes orquestas de Londres, Roma y San Petersburgo se sucederán en el escenario de La Fenice para celebrar la reapertura y completar una extensa serie de pruebas técnicas a las que contribuirá el recital de Elton John el próximo viernes. Las mediciones servirán para retocar la estructura hasta conseguir la mejor acústica del mundo.
Juan Vicente Boo
Abc