4/4/2009 |
El director, musicólogo y violagambista Jordi Savall (Barcelona, 1941) acaba de hacerse con el prestigioso premio Händel 2009 cuando se cumplen 10 años de su sello Alia Vox. Al parecer, duerme (y atiende entrevistas) con cierto remordimiento. La angustia del silencio, que decía Unamuno.
Pregunta: La música antigua ¿requiere de un acto de fe?
Respuesta: Creo que a veces es necesario dejar espacio a la sacralidad entre tanta tecnología y banalidad.
P: ¿Muerte al mp3?
R: Cualquier tentativa de progreso lleva consigo un factor destructivo, un doble filo.
P: ¿Cómo se siente con el Händel 2009 en la estantería?
R: Tremendamente reconfortado.
P: Si no es indiscreción, ¿en qué se gastará el dinero del premio?
R: No lo sé. Pero se lo puede imaginar.
P: ¿Un buen vino?
R: Y partituras. Nuevos proyectos...
P: ¿Cuánto tarda en macerar un disco?
R: Entre 4 y 10 años.
P: Como los gran reserva.
R: Así es. Trabajo en proyectos que empecé en los años 70. Mi primer disco tardó más de 10 años en ver la luz. Ahora eres un fracasado si no tienes uno nada más terminar la carrera.
P: ¿Es usted el Indiana Jones de la música?
R: Indiana Jones es una ficción. Yo, una modesta realidad. Aclarado esto, siempre he tenido claro que, de no haberme dedicado a la música, habría sido explorador de mundos olvidados y perdidos.
P: ¿Y cuál es su Santo Grial?
R: La Arianna de Monteverdi. Dar con ella sería un milagro.
P: ¿Y es usted creyente?
R: Como decía Dostoievski, sólo la verdadera belleza salvará al mundo. Creo en la capacidad del hombre de superarse, pero he tenido muchas decepciones en mi vida.
P: Es usted, además, todo un euroescéptico.
R: La Unión Europea está mal planteada. Hay una Europa cultural antes que económica. Eso lo sabemos bien los músicos.
P: Ha grabado en todo tipo de templos e iglesias. ¿Se le ha colado alguna psicofonía?
r: (Risas) No. Pero a veces tienes la impresión de que las piedras están embebidas de música. Se produce la magia, y te responden.
P: Cuénteme un pecado de juventud.
R: Uno venial, que no mortal. Unas Sonatas de Bach con flauta moderna. Entiéndame, tenía que ganarme la vida.
P: ¿Se trabaja mejor en familia?
R: Es inevitable. Cuando te juntas con músicos durante tanto tiempo, terminas formando una familia. Más fácil incluso de gestionar que la familia biológica. Mire, los hijos tienden a cortar el cordón umbilical.
P: Tiene algo que ver la polifonía en la brecha Oriente-Occidente.
R: Digamos que, en el caso de España, rompimos todos los puentes cuando expulsamos a los judíos y los moriscos.
P: Tengo entendido que Jerusalé;n ha tenido muy buena acogida.
R: Mi disco es una utopía. Conseguimos reunir a 45 músicos de todas las nacionalidades. Los acontecimientos de Gaza confirmaron las dificultades de la paz.
P: Sus disco-libros ¿cuánto tienen de disco-panfleto?
R: Nada en absoluto. No pretendo hacer política. Quede claro.
P: Barenboim, ¿tirará la toalla?
R: No lo creo. Es muy tozudo.
P: ¿Cómo sofocaría las ganas de Woody Allen de invadir Polonia?
R: Con otro alemán. Le pondría la Misa en si menor de Bach. Para que aprendiera.
P: Su sello Alia Vox cumple 10 años y 2 millones de copias. ¿Cómo lo hace?
P: Dando prioridad a la música y ofreciendo un producto de calidad, 100% artesanal.
P: ¿Discute menos ahora que manda?
R: Para nada. Estamos preparando un DVD con Las Siete últimas Palabras de Haydn, y no nos ponemos de acuerdo en la imagen del Cristo crucificado.
P: ¿Y cuál propone usted?
R: El de Dalí, uno antiguo o del siglo XVIII. No lo sé.
P: Volviendo a los vinos. Se define como un “optimista con reservas”.
R: De alguna manera, conozco la debilidad del ser humano. Su inconsistencia. El lado oscuro.
P: Sabe también lo que es estar en lo más alto de las listas. Entre Queen y Michael Jackson. ¿Qué sintió?
R: Llegué a pensar que el mundo se había vuelto loco.
P: Dice usted que cada pregunta tiene su propia música. ¿A qué le ha sonado esta entrevista?
R: Digamos que a un bajo ostinato, cercano a la folía.
Benjamín G-ROSADO
El Cultural