18/6/2008 |
El recital se retransmitió a la Barceloneta y a todo el país vía TV3.
"Emoción, agradecimiento y felicidad". Con estas tres palabras saludó ayer casi a medianoche Josep Barcelona, 1946) a las 2.000 personas que se congregaron en la playa de Sant Sebastià de la Barceloneta para contemplar en diferido a través de una gran pantalla el concierto con el que conmemoraba en el Liceu sus 50 años de carrera. Y si anoche Carreras triunfó en el coliseo de las Ramblas, en la Barceloneta se llevó la emoción de los congregados al aparecer minutos antes de las 12 y cantar un tema que no había interpretado horas antes en el Liceu: Rosó,que le supuso una salva de bravos entre muchísimos aplausos.
La noche había comenzado mucho antes. A las ocho de la tarde en el Liceu, donde cosechó un triunfo apoteósico con un recital en el que había muchas canciones napolitanas además de Toldrà, Gardel o Puccini y en el que ofreció ocho bises. Y cerca de las diez de la noche, cuando aún no había acabado en el Liceu, Carreras aparecía en diferido en TV3 y en la playa. El tiempo no acompañó y la noche, sin ser fría, no fue nada cálida, pero la mayoría del público resistió hasta la llegada de Carreras. Las entradas para las 2.000 localidades con asiento estaban agotadas previamente, pero bastantes de los que las tenían no aparecieron y pudieron sentarse los cientos de personas que no sabían que hacía falta invitación pero que hicieron cola en espera de que quedaran asientos libres. De cualquier modo, el recital, emitido a través de una pantalla de 37 metros cuadrados, se podía ver desde las escaleras y la arena de la playa circundante, como hicieron muchos. Al final, 1.800 personas ocuparon asiento y varios cientos más disfrutaron desde los alrededores.
Las canciones de Carreras - no se retransmitieron todas: de los bises sólo se disfrutó de la mitad- eran aplaudidas mientras algunos comían bocadillos o, en la playa, bebían vino, cava o la más clásica litrona, con luna llena y el mastodóntico hotel Vela de Bofill como fondo. Al final, Rosó,bravos y Carreras confesando que se sentía muy privilegiado de vivir esos momentos y agradeciendo el afecto y la fidelidad del público. Un público mayoritariamente entrado en años y que, pese al clima y la hora, estaba encantado. Aseguraban haber vivido con gran emoción el recital pese a ser en plena playa y agradecían a Carreras que hubiera tenido el detalle de venir a cantarles.
Justo Barranco
La Vanguardia