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Stradivarius se asoma a China, hoy el mayor fabricante mundial de violines

19/4/2007 |

 

Los círculos musicales chinos viven esta semana un acontecimiento sin precedentes en el país ya que un conjunto de 48 históricos violines, entre ellos dos Stradivarius y tres Guarneri, están al alcance de sus ojos, de sus oídos e incluso de sus manos en el conservatorio de Shanghai.

En China, que es ya hoy, por volumen, el mayor fabricante mundial de violines y uno de los grandes mercados de estudiantes de música (sólo en Shanghai hay más de 10.000 aprendiendo a tocar el violín), para muchos es la primera oportunidad en su vida de entrar en contacto con objetos musicales de tanto valor.

"En tres días habrán pasado por aquí más de mil personas de todo el país", entre estudiantes, profesores, intérpretes profesionales y fabricantes de instrumentos, dijo a Efe el taiwanés Chung Dai-Ting, que está detrás de la iniciativa, y que convenció a varias firmas europeas para que aportasen sus piezas. Desde el lunes al viernes de esta semana todos ellos tienen la oportunidad de acercarse a instrumentos que, con sus tres siglos de antigüedad, mantienen un sonido único.

Junto a las dos piezas de quien es considerado el mejor fabricante de todos los tiempos, Antonio Stradivari (1644-1737), de 1692 y de 1730, esta última en su día propiedad del virtuoso húngaro Jenö Hubay (1858-1937), que se retrató con él 1912, hay tres Guarneri, dos Montagnana y varios Guadagnini. Completan la muestra decenas de instrumentos posteriores, italianos, franceses, alemanes e ingleses, así como una colección de arcos franceses del siglo XIX, los más renombrados de Europa.

"Este es un buen momento para venir a China, porque hay tantos grandes intérpretes aquí que no tienen ni la oportunidad de escuchar instrumentos antiguos, ni demasiados conocimientos sobre ellos todavía", explicó a Efe el luthier francés Eric Blot, con taller en Cremona, como el legendario Stradivari. "Después del estallido económico en Japón y Corea del Sur, los violines antiguos han ganado un montón de compradores japoneses y coreanos, así que ahora (los comerciantes europeos) piensan que China será el próximo nuevo mercado", declaró el reconocido fabricante chino Zheng Quang al diario "Shanghai Daily". "Una exhibición de violines antiguos es una manera de conseguir clientes en China, y supone una gran oportunidad de aprendizaje para nosotros", señaló Zheng.

Sin embargo, como es lo más habitual, todos los instrumentos presentados tienen mástil y cuerdas actuales, adaptados para el repertorio y la técnica de nuestro tiempo, ya que China todavía está lejos del interés por los instrumentos barrocos originales y las interpretaciones historicistas a las que está regresando Europa. "No es el momento adecuado para que ocurra eso en China todavía", opinó Blot. "Aquí todavía no se interesan, tal vez venga después, pero creo que su gusto musical no está preparado para eso", en un país donde la enseñanza de instrumentos antiguos europeos es prácticamente inexistente. "Algunos intérpretes con cierto nivel se interesan por empezar a tocar instrumentos antiguos, pero sólo por diversión, no con fines profesionales", señaló también Chung, que abrirá en estos días una tienda en Shanghai para la venta y reparación de violines antiguos.

Para los músicos chinos, "esta exposición marcará un antes y un después", aseguró a Efe el profesor Hua Tianreng, vicepresidente del conservatorio de Shanghai, que mostró el taller donde diez de sus estudiantes construyen violines artesanales con sus propias manos, desde la madera a los pigmentos de los barnices. Para ello, han devorado todos los tratados de los fabricantes europeos de la época, y tratan de imitar los procedimientos de los Stradivari y los Guarneri, aunque hasta ahora no habían podido tener en sus manos un original.

"La única manera de aprender de un instrumento es mirarlo a diario: la forma, el barniz, el color, es muy importante para el artesano", señaló Hua, que también destacó la trascendencia para el intérprete el haber escuchado en vivo algunos de los instrumentos más perfectos que existen. "Son instrumentos excepcionales, concebidos con cierta previsión de las evoluciones que vendrían después, porque aguantan muy bien incluso con la tensión de las cuerdas de hoy, que es mucho mayor que en la época barroca, y la actividad de los músicos, que tocan a diario en diferentes ambientes y toman tantos aviones", dijo Blot. "Es un estrés enorme para un violín que tiene 300 años y, aún así, responden maravillosamente bien", sobre todo los Stradivarius, concluyó.

La Vanguardia