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Mehta: 'Quien nos escuche se dará cuenta de que en Israel hay algo más que tanques y bombas'

20/9/2003 |

 

El músico de origen indio dirige, hoy en Madrid y mañana en Bilbao, a la Orquesta Filarmónica de Israel, que interpretará
obras de Schubert, Mahler y Stravinski

Zubin Mehta (Bombay 1936) es un parsi, descendiente de Zoroastro, que ha triunfado en Europa y EE.UU. dirigiendo música de Wagner, Beethoven o Mahler. También es un artista comprometido con la paz, que no ha dudado en tomar la batuta en Israel, bajo las bombas; en Sarajevo, sobre los escombros; o en Buchenwald, inmerso en los recuerdos del Holocausto. Defensor de la música como vehículo para llegar a la paz interior e instrumento para el acercamiento entre los pueblos, Mehta asegura que quien escuche a la Filarmónica de Israel, orquesta de la que es director vitalicio, descubrirá que en aquel país «hay más cosas que tanques y bombas». Lo dice mientras descansa en su hotel de Madrid, en la recta final de una larga gira, a la que se ha llevado unos libros de Arundhati Roy y Salman Rushdie en sus escasos ratos de ocio. Mañana dirigirá su orquesta en Madrid y en el Euskalduna (con obras de Schubert y Mahler), invitado por la Sinfónica de Bilbao para abrir su ciclo de Grandes Orquestas.

-¿La música es más un consuelo o un grito ante la guerra y la injusticia?

-La música en esas situaciones sirve para llevar a la gente algo positivo, para introducirles en una atmósfera de placeres musicales, de alegría, en medio de los terribles momentos que están viviendo. Yo creo que llevamos la paz interior a quienes sufren, y eso es importante. Mire, el pasado julio tocamos en Israel varias veces para un público de árabes y judíos. Espero que todos ellos quedaran convencidos de que podían sentarse juntos y escuchar. Nosotros somos sólo músicos, no tenemos más papel que ése, pero podemos influir en algunas cosas.

-¿Hay alguna música para este tiempo atroz, alguna que interprete estos días con intensidad especial?

-Cualquier música es válida: la antigua, la moderna; la de ayer, la de hoy. Lo es por ejemplo, Stravinski, que tocaré hoy, o Mahler, el domingo. Y la gente que escuche a la orquesta se dará cuenta de que en Israel hay algo más que tanques y bombas.

Poder terapéutico

-Su primera vocación fue la medicina. ¿Cree que la música tiene algún poder terapéutico?

-Bueno, ya sabe que empecé a estudiar Medicina, pero nunca acabé la carrera. En cuanto a la pregunta, definitivamente sí. Creo que la música tiene ese poder.

-¿Tiene algún reflejo en la forma de interpretar de una orquesta el hecho de que proceda de un país que vive en guerra continua casi desde su fundación? ¿Se ve la música de otra forma cuando se vive en esa situación?

-No, no exactamente. Pero estamos constantemente preocupados por las noticias, de eso no hay duda. No sabemos lo que vamos a oír en la radio o ver en la televisión, y cada mañana tenemos miedo de abrir los periódicos. Hace poco hubo una tregua de tres meses que de repente se rompió. Durante ese período estuve bastante tiempo allí y lo que se veía era un sentimiento maravilloso, un sentimiento real de paz.

-¿Qué aportan sus raíces indias a la interpretación de la más occidental de las artes? ¿Aborda la música de Beethoven o Mahler de forma distinta a como lo hace un europeo?

-Las raíces indias no me afectan demasiado, porque fui educado en la música occidental. Salta a la vista que soy indio, pero lo que hago es música de Occidente. Por eso creo que no tiene influencia mi origen. Lo fundamental es lo que sepas de música. Al final, todos tenemos los mismos recursos, las mismas partituras, y da igual de dónde vengas, si de Oriente o de Occidente. Es el conocimiento del compositor, el análisis que hace cada uno, lo verdaderamente importante.

-¿Cambia su manera de aproximarse a las obras según el público? ¿Dirige igual en Alemania que en la India?

-Siempre dirijo lo mejor que sé. Además, nunca llegamos a conocer cuánta gente nos entiende. Ni cuando tocamos en América ni cuando lo hacemos en Polonia, como hace unos pocos días. Tuvimos mucho éxito, pero ¿cuántos de verdad lo entendieron?

-¿Tiene sentido la música clásica, y más en concreto el concierto, en las sociedades supertecnificadas de hoy?

-Esto es como hacer una alfombra. Tenemos sociedades altamente tecnificadas, es cierto, pero todavía hay niños trabajando en las alfombras más bellas que pueden verse. Ahora hay niños de ocho, de nueve años, que tocan instrumentos y de esa forma maduran, se acercan al arte y mejoran su coordinación. Esto es algo casi milagroso; algo con lo que Internet, por grande que sea, nunca podrá competir. Por eso también esperamos que el concierto se mantenga siempre.

-¿Ve alguna solución para lo que muchos califican de «crisis» de la música clásica?

-Hay que analizar cuál es el problema en cada área de la música. La barroca, por ejemplo, es muy popular. Y en muchos casos se hacen conciertos con música de películas, con gran éxito. El problema, realmente, es cómo llevar a la gente a los conciertos. Hay lugares en los que basta con que digas «concierto para piano» y «Heroica» para que se llene el auditorio. En otros sitios, con el mismo programa, no se llena. Por eso decía que hay que analizar el problema en cada caso, para averiguar lo que quiere la gente o las cosas que le afectan. Lo que me parece fundamental es conseguir que los jóvenes no vayan sólo a conciertos de rock y que se acerquen también a los de música clásica.

Los Tres Tenores

-En ese sentido, ¿es partidario de la fusión entre la música clásica y otras como el jazz o incluso el pop?

-Si en un momento y en un lugar concreto es factible, ¿por qué no hacerlo?

-¿Y de que las orquestas clásicas interpreten otras músicas, como bandas sonoras de películas?

-No me gusta hacerlo, pero algunos de mis colegas sí lo hacen. Y yo también dirigí bandas sonoras cuando era joven.

-Su participación en el primer concierto de Los Tres Tenores le supuso algunas críticas. ¿Se ha arrepentido alguna vez?

-Hay gente que se unió para mostrar sus críticas por aquello. El concierto era nuestro gesto de bienvenida hacia José Carreras, que había estado muy enfermo, y pidió que los beneficios fueran para su Fundación. Nosotros aceptamos. Entonces, ¿por qué se nos criticó? No lo entiendo. No obtuvimos ningún beneficio de las ventas del disco que recogió aquel concierto. Muchas veces, la gente no conoce todos los hechos...

César Coca
Abc

Catclàssics, música clàssica de Catalunya a internet