Montserrat Caballé: «A Zapatero le diría que ¡hay que darles caña a los estudiantes de música!»
30/6/2006 |
-¿Cómo se siente al recibir esta noche un premio a toda su carrera?
-Muy contenta y feliz, sobre todo por la creación de este premio en España porque era un hecho que, a diferencia de otros países como Austria o Francia, faltaba un premio a la lírica concedido por la crítica y por los teatros.
-¿Por fin se va a reconocer a los artistas españoles dentro de nuestras fronteras, y no sólo fuera?
-Estos premios también reconocerán el talento de artistas extranjeros. Pero sí es verdad que es muy importante que en España se haya creado un galardón de estas características [que reconoce los mejores trabajos, en las diferentes categorías, presentados por las temporadas líricas españolas]. Me siento muy honrada y espero no defraudarles.
-¿Cantará en la gala de entrega?
-Todos lo van a hacer y yo no podía decir que no. Interpretaré un aria de Massenet.
-Actualmente parece más centrada en los recitales, conciertos y grabaciones de recuperación de partituras, ¿ha abandonado definitivamente la ópera escenificada?
-No, después de «Enrique VIII» en el Liceo, canté «María Magdalena» en Roma, y en el Liceo y el Real, «Cleopatra» [en versión de concierto].
-¿Qué proyectos inmediatos tiene?
-Dentro del Año Mozart, la «Misa de Coronación» y «Las vísperas de confesión», en Perelada. Más adelante, tengo «La hija del Regimiento» en Viena, en coproducción con el Covent Garden de Londres y el Metropolitan de Nueva York; también la ópera «Sapho» de Gounod, que interpretaré en Italia...
-Usted se autodefine como «ratón de biblioteca» porque le gusta recuperar e investigar partituras olvidadas. En este momento, ¿está trabajando en algún proyecto?
-Ese nombre me lo pusieron los ingleses (se ríe), y a mí me gusta porque lo tomo como un elogio, pues he traído a la luz obras que estaban en el rincón de los recuerdos. Que hoy en día la gente cante por el mundo títulos como «María Stuarda», «Roberto Deveraux» o «Elisabeth de Inglaterra», para mí es una gran satisfacción. En este momento estoy trabajando en una ópera que se llama «Athenea». Hay dos con este nombre. Una de ellas es antigua, de Cimarosa, y la otra es de Cherubini, y me estoy debatiendo entre las dos porque ambas nos se pueden hacer (bromea).
-Después de casi medio siglo de carrera, ¿qué le queda por hacer?
-Todo. Cuanto más sabes, más te das cuenta de lo poco que has aprendido con los años. Nunca acabas de aprender. Para hablar de música no basta estudiar, y ser musicólogo o un cantante en profundidad... Creo que una de las personas que sabría hablarnos con total autoridad sobre ella sería Mozart. Todo lo demás son cuentos.
-Este año participará en Perelada en una velada en la que ofrecerá dos conciertos, uno por la tarde y otro por la noche, recordando aquel concierto de hace veinte años que fue el germen de lo que es hoy el Festival, y del que usted fue piedra angular.
-Sí, por la tarde haré un concierto de lied, y por la noche, en el auditorio grande, las «Vesperae solemnes de Confessore», «Exultante, jubilate», y la «Misa de la coronación». Mi hermano Carlos creó el Festival y yo también participé porque Carmen Mateos y los que entonces lo dirigían lo quisieron así.
-Este año será también especial por el repentino fallecimiento de su director, Luis Polanco.
-Ha sido muy triste. Yo estaba fuera pero me lo dijeron por telefóno.
-A lo largo de su trayectoria, ha demostrado su apoyo a los jóvenes a través de la creación del Concurso Internacional de Canto Montserrat Caballé, originalmente creado en Andorra, pero que ahora ha cambiado de sede.
-Se ha venido haciendo entre Andorra y la Seu de Urgell. Este año no se ha realizado, pero se hará el que viene en otra ciudad. Un concurso como éste no puede estar fijo. Es como el de Plácido Domingo, Operalia. Hay que dar oportunidad a otros lugares.
-En su opinión, ¿cómo ha evolucionado la música y la lírica en España durante este último medio siglo?
-Ha evolucionado mucho. Se ha hecho más ópera, se ha dado a conocer más nuestra música. Se han construido más salas de conciertos y espacios polivalentes. Todo esto favorece el crecimiento de las orquestas, de las temporadas... Pero tal vez las estructuras que los hacen funcionar no están bien consolidadas todavía.
-Usted que ha viajado y actuado mucho tiempo fuera de España, ¿considera que la música debe ser subvencionada por la Administración?
-Una vez leí en una revista en Alemania algo que me impactó. Decía que Alemania tenía la suerte de tener incluida en su cultura también la música, no sólo la pintura, la arquitectura u otras artes. Esto permitía que la gente pudiera beneficiarse de esta parte de la cultura, a diferencia de aquellos países que consideran a la música como una diversión...
-¿Está España entre esos países?
-No, porque España ha demostrado que musicalmente tiene una cultura que es apreciada fuera, yo diría incluso que más que en nuestro país. Y no sólo hablo de cantantes, sino de instrumentistas y compositores. La música forma parte de la cultura de una nación. Eso es una realidad en lugares como Japón donde los niños aprenden a tocar el piano o el violín con tres años. Es como el biberón para ellos. Recuerdo haber viajado a Japón en los años 70 y ver en televisión la «Tosca» en dibujos animados.
-Si tuviera que darle un consejo al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, respecto a la educación musical en España, ¿qué le diría?
-Pérdone la expresión, pero creo que los jóvenes la utilizan mucho: ¡Que habría que darles caña a los estudiantes!, pero, claro, para eso tienen que tener posibilidades.
-¿La palabra retirada está en su vocabulario?
-Noooooo. No ve mi calendario (se ríe). Igual que los sueños y las ilusiones son el hoy y el mañana, el trabajo también lo es. Sentarse en el sillón a ver la televisión o pasear, eso es decadencia. No entra en mis planes.
-Durante el último año se ha especulado mucho sobre su salud, ¿Cómo se encuentra?
-Muy bien. Estoy activa. Mis médicos dicen que tengo una mala salud de hierro (bromea). Sinceramente, sí, pasé una época muy mala pero ya estoy muy recuperada, y la prueba es todo lo que estoy haciendo porque no quiero estar parada.
-Por último, y cambiando el tercio, como catalana, ¿qué opina sobre la aprobación del Estatuto?
-No lo he leído, no puedo opinar.
-Pero, ¿ha votado?
-No. Nunca voto. Pertenezco a Naciones Unidas desde 1974, y allí tenemos una visión de que todos hemos de respetarnos los unos a los otros en nuestras creencias e ideologías. El que alguien piense distinto no quiere decir que sea un enemigo. Lo que debemos hacer es convivir y dialogar para comprender a los demás. Sólo en el mutuo respeto se puede hallar la paz.
Susana Gaviña
Abc