A Coruña recupera con éxito el 'Don Giovanni' de Carnicer
11/6/2006 |
El músico de Tàrrega, considerado el mejor compositor español de la primera mitad del siglo XIX, realizó una personal recreación de la obra de Mozart
Considerado por los musicólogos como el mejor compositor español de la primera mitad del siglo XIX y uno de los más brillantes seguidores del estilo operístico rossiniano, el leridano Ramón Carnicer (Tàrrega 1789-Madrid, 1855) permanece hoy bastante olvidado.
La situación, no obstante, está comenzando a cambiar sobre todo respecto a la creación operística de Carnicer, el género en el que más sobresalió. Compuso seis óperas - y una, ésta sí conocida, obertura para El barbero de Sevilla de Rossini, elogiada por éste-. Aunque se conservan los manuscritos, ninguna de ellas se había editado ni vuelto a interpretar tras el estreno en su época hasta que el año pasado el Instituto Complutense de las Ciencias de la Música (ICCM) editó las partituras revisadas de Elena e Costantino y el Teatro Real de Madrid la presentó en versión de concierto. El ICCM ha hecho este año lo propio con su Don Giovanni Tenorio (o Il disoluto punito)y el Festival Mozart de A Coruña se ha decidido a realizar una producción escénica de ella. Operación digna de todo elogio - en Catalunya nadie se ha atrevido a hacer algo similar- y que se ha saldado con gran éxito, pues el estreno del montaje en la noche del viernes fue acogido con entusiasmo por el público que llenaba el teatro Rosalía de Castro.
Carnicer realizó él mismo el libreto de su Don Giovanni - que estrenó en 1822 en el teatro que él dirigía, el de la Santa Cruz de Barcelona- a partir del de Da Ponte para la obra de Mozart, pero volviendo también al Don Juan original de Tirso de Molina al situar la muerte del Comendador al final del primero de los dos actos y con otros cambios, como la desaparición de Zerlina y Masetto.
Carnicer recrea varios de los momentos más célebres de la obra de Mozart - el aria del catálogo, la canción de la mandolina (aquí guitarra) o la cena final- e introduce numerosas citas textuales de la música del genio, pero sus variaciones dramatúrgicas, musicales y de canto - estas últimas de marcado estilo rossiniano, aunque con curiosas aportaciones personales, como el amplio uso de los pizzicatos o referencias a músicas folklóricas españolas como las seguidillas o el bolero- son muy interesantes, notables.
El resultado es una obra más concentrada y seria - y menos abierta- dramáticamente que la de Mozart, y una joyita belcantista de inspiradas melodías y preciosas arias, duettos, tercetos, quintetos y concertantes plagados de complejas florituras. Alberto Zedda recreó con gusto la partitura de Carnicer, al frente de una inspirada Sinfónica de Galicia, el coro de ésta y un reparto en el que brillaron a gran nivel los cuatro protagonistas: el joven ruso Dimitri Korchak, un bravo Don Giovanni, la soprano Annamaria Dell´Oste, de potente voz y que superó perfectamente las coloraturas del personaje de Doña Ana, el bajo polaco Wojtek Gierlach (Comendador) y el barítono José Julián Frontal (Leporello). Un poco más justos estuvieron Enrica Fabri y Juan Luque Carmona como Doña Elvira y Don Octavio.
Curiosa, simpática, dinámica y efectiva la producción, con dirección de Damiano Michieletto. Transcurre en un bello decorado único, una cocina actual toda blanca, la de la casa de Don Giovanni, con todos sus criados - el coro-, salvo Leporello, vestidos de cocineros. Coproducida por el Festival de Pésaro, se verá allí el próximo año. Lástima que ninguna institución catalana se haya interesado por ella.
MARINO RODRÍGUEZ
La Vanguardia