El Liceu rescata a Korngold
10/4/2006 |
Estreno en España de ´La ciudad muerta´, producida con el Festival de Salzburgo.
La temporada del Gran Teatre del Liceu llega el miércoles a uno de sus puntos más álgidos con el estreno español, 89 años después de su estreno mundial, de La ciudad muerta, de Erich Wolfgang Korngold (1897-1957), una de las obras más destacadas del autor austriaco y de toda la creación operística del siglo XX, aunque olvidada durante décadas. La pieza se presenta además en la primera coproducción de la historia entre el Liceu y el célebre Festival de Salzburgo, y en ella han participado otros dos grandes teatros europeos, la Staatsoper de Viena y la Ópera de Amsterdam.
El montaje, con puesta en escena de Willy Decker, el artífice de tres de las producciones vistas en los últimos tiempos en el Liceu: Billy Budd, Boris Godunov y el reciente Otello, se estrenó en Salzburgo en agosto del 2004, en el marco del - lamentablemente- ya dado por concluido proyecto de recuperación de óperas de compositores perseguidos por los nazis. Allí obtuvo un gran éxito de crítica y público, al igual que sucedió luego en Amsterdam y Viena, donde ya se ha presentado anteriormente.
En el primer reparto figuran dos de los cantantes que protagonizaron la obra en Salzburgo, el tenor Torsten Kerl y el barítono Bo Skovhus, mientras que la protagonista femenina será la soprano Susan Anthony. El segundo reparto lo encabezan Klaus Florian Vogt, Stephanie Friede y Markus Eiche. La dirección musical la asumirá en todas las funciones que se ofrecerán - un total de diez hasta el 8 de mayo- el titular de la casa, Sebastian Weigle.
Más conocido por los muchos amantes de la música de cine, Korngold creó no obstante no pocas sinfonías, óperas, conciertos y piezas de cámara. Hijo de un crítico musical, fue un niño prodigio de la composición alabado por Mahler, Strauss o Zemlinsky, pero el ascenso del nazismo le llevó a instalarse en Hollywood, donde se convirtió en uno de los padres de la música cinematográfica, con estupendas bandas sonoras para filmes como el Robin Hood de Michael Curtiz, protagonizado por Errol Flyn, por la que ganó uno de los dos Oscar de su carrera. El compositor ha influido en todos los cultivadores del género posteriores, incluido John Williams. En el ámbito clásico, estuvo totalmente marginado hasta que a finales de los setenta comenzó un interés por su obra que no para de crecer.
La ciudad muerta es una de las cumbres de su estilo posromántico, suntuoso, intensamente lírico y sensual, hiperexpresivo cuando no directamente expresionista, en el que llega a los confines de la tonalidad sin traspasarlos, empleando una orquesta gigantesca y una exigente escritura vocal, que incluye dos canciones de cierta popularidad: la de Pierrot y la de Marietta.
Korngold compuso la obra, que obtuvo un importante éxito en su época, con poco más de 20 años y él mismo creó el libreto con la ayuda de su padre. Se trata de una adaptación - con un desenlace diferente- de la novela simbolista de Georges Rodenbach Brujas la muerta,que narra la historia de un viudo que se retira en una casa de la ciudad belga obsesionado por la muerte de su mujer - de la que conserva todas sus pertenencias y hasta su cabello- y que un día se enamora de una joven bailarina sólo porque le recuerda mucho a su esposa muerta.
A través de unos pocos elementos escénicos - un retrato de la fallecida, un sillón, una gigantesca puerta- y algunas proyecciones, Willy Decker ha subrayado con intensidad la dualidad entre realidad y fantasía, entre consciente y subconsciente, entre lo soñado y lo aútentico, que presenta la obra.
MARINO RODRÍGUEZ
La Vanguardia