Mozart auténtico para no aburrirse
3/2/2006 |
John Eliot Gardiner (Dorset, Inglaterra, 1943) ha huido siempre del acomodo y del aburrimiento. El director, Sir desde 1998, es un músico inquieto que ya desde el principio de su carrera dio muestras de su carácter emprendedor. Lo fue hace cuatro décadas –cuando la interpretación con criterios historicistas no era una religión como ahora– al fundar el Coro Monteverdi y más tarde los Solistas Barrocos Ingleses, dos formaciones básicas en el repertorio de los siglos XV a XVIII. Lo siguió siendo más adelante al poner en marcha la Orquesta Romántica y Revolucionaria. Junto a ellos, y huyendo del tedio de “hacer conciertos por hacerlos”, lleva cerca de medio siglo engarzando proyectos siempre ambiciosos e imaginativos. Una gira mundial dedicada a Bach para interpretar todas sus cantatas o una peregrinación por las iglesias del Camino de Santiago, con una selección de entre lo mejor de nuestra polifonía religiosa, son alguno de los ejemplos.
Enclavada en el año Mozart recién inaugurado, el inglés comenzó el pasado 26 de enero en Bruselas una amplia gira con la que recala en nuestro país a partir de mañana. El salzburgués ha estado muy presente en la trayectoria de Gardiner y sus conjuntos. Así, en la década de los 90, acometió sus siete óperas de madurez –una operación que tuvo su equivalente en CD en unas magníficas grabaciones, hoy ya referencia para algunos–, a las que siguieron sus últimas tres Sinfonías y el Requiem. De su acercamiento han surgido a menudo excelentes versiones, entre la sencillez y la vitalidad, claras de exposición, medidas de tempo y una bien controlada agresividad. Los timbres de sus formaciones, enriquecidos por el uso de instrumentos de época, dotan a las composiciones de un brillo muy especial, abriendo nuevas luces a las algo rutinarias versiones a las que nos tienen acostumbradas las orquestas modernas. Su escucha es a menudo un descubrimiento. Así puede ocurrir en la primera de sus citas españolas, mañana en el Auditorio Nacional, donde al lado de las Sinfonías nº 39 y 41, Júpiter, estará el menos programado Concierto para dos pianos, estrenado por el propio músico y su hermana Nannerl en 1779. Las encargadas de dar salida a esta partitura, feliz en la superficie, serán las hermanas francesas Katia y Marielle Labèque. Al día siguiente los Solistas Barrocos Ingleses visitan el Palau de Valencia con las tres últimas Sinfonías, para luego viajar al Festival de Canarias donde, el lunes en Tenerife (Auditorio) y el martes en Gran Canaria (Auditorio Alfredo Kraus), se harán cargo del Requiem mozartiano con solistas surgidos del propio Coro Monteverdi.
Otro Mozart con sabor auténtico a tener en cuenta es el que brinda el próximo miércoles, de nuevo en el Palau, la también británica y defensora de los instrumentos originales Orquesta del Siglo de las Luces. Al frente estará Sir Roger Norrington, con el Concierto nº 24, Robert Levin al piano, y la Sinfonía nº 38.
C. Forteza
El Cultural