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El hijo de Leopold

28/1/2006 |

 

Si pocas dudas caben sobre la excepcionalidad de Wolfgang Amadé (en realidad, nunca firmó Amadeus pese a la leyenda) Mozart, el nombre de Leopold todavía sigue levantando continuas controversias a la sombra de su célebre vástago. Y sin embargo, en muchos aspectos, estamos ante el primer gran manager musical de la historia, agente de sus propios hijos con los que no dudó en viajar y a los que proyectó como grandes artistas por toda Europa. En la era de la tecnología del correo electrónico, sorprende que su única arma fuera el “boca a boca”, que en este caso, sería mejor describir como el “de corte a corte” ya que, después de su primera actuación en Viena en 1762, para la Emperatriz María Teresa, visitarían a la mayoría de las familias reales del continente, viajando por los horribles caminos en incómodas diligencias, con todos los riesgos de la época. En ocasiones, Leopoldo actuó como promotor de los conciertos, caso de Londres, anunciando por los Pubs a dos “intérpretes jovencísimos” capaces de improvisar a partir de temas que propusiera el propio público.

El apellido Mozart se puede rastrear desde 1441 (aunque entonces se escribía Motzhart) hasta principios del siglo XX. Leopold había nacido en la ciudad alemana de Augsburgo en 1719, siendo su padre maestro encuadernador. En 1737 se traslada a Salzburgo para estudiar Derecho y a los dos años, lo abandona para dedicarse exclusivamente a la música. Más tarde, entraría en la Corte del Príncipe-Arzobispo, permaneciendo cuarenta y cuatro años al servicio de cinco diferentes arzobispos. Casado con Ana Maria Pertl en 1747, de los siete hijos habidos del matrimonio, sólo sobrevivieron Nannerl (nacida en 1751) y Wolfgang (en 1756). Ambos permanecieron bajo el control educativo absoluto de su padre. Con él estudiaron no sólo materias musicales (clave, armonía, violín, composición) sino también geografía, historia, matemáticas y hasta idiomas. Leopold fue un estricto y –tras constatar los resultados–, un excelente pedagogo. Ahí están las composiciones de Wolfgang, surgidas de sus apenas 6 años. Y pese a todo, ahí está la ansiada aprobación paternal sobre sus obras, según la correspondencia.

Conocer al padre
Para conocer bien la música y personalidad del creador de Don Giovanni, es importante conocer la de Leopold. Actualmente ya existen varias biografías, incluso ediciones y grabaciones del catálogo del “padre de Mozart”. Que conste que así ha pasado a la historia, pese a que durante unos años Wolfgang fuera sólo conocido como “el hijo de Leopold Mozart”. Hay que resaltar que, sin éste, Leopold habría pasado a la celebridad, aunque posiblemente con menor proyección. En realidad, sólo por la trascendencia de su Tratado de Violín, publicado en 1756 y ejemplo de trabajo pedagógico de este instrumento, ya habría ganado un lugar. Pero es que además compuso sinfonías, conciertos, sonatas, piezas de cámara y mucha música religiosa de indudable entidad. Ahí está su popular Sinfonía de los Juguetes, cuya calidad hizo que, durante años, se atribuyera al mismo Franz Josef Haydn.

Leopold falleció en 1787 en Salzburgo y está enterrado en el cementerio de San Sebastián en Salzburgo, en una tumba junto a su suegra, su nuera Constanze y el segundo marido de ésta, Georg Nissen, una hija de Nannerl y una tía de Constanze, madre de Carl María von Weber, (¡contrasentidos de la historia!). Para cualquier agente actual, Leopold es una referencia, sobre lo que debe ser esta profesión: dedicación plena a los artistas (sus esfuerzos en favor de sus hijos casi le costaron su plaza de vice-kapellmeister del Arzobispo de Salzburgo), viajes continuos para dar a conocerlos, creencia firme en sus cualidades y talento, obtención de una compensación económica que favorezca su desarrollo, ayudarles en la confección de programas y en su promoción. En este 2006, en el que recreamos una fiesta mundial en torno a Wolfgang, es muy justo recordar también a Leopold, aunque sólo sea para agradecerle todo lo que hizo para que, 250 años después, podamos disfrutar de la obra de su hijo.

El genio no se hereda
El excepcional talento de Mozart parece que no se proyectó en sus hijos. Wolfgang y Constanze tuvieron seis vástagos (dos niñas y cuatro niños), de los que sólo sobrevivieron el segundo, Karl Thomas y el sexto Franz Xaver. Karl Thomas (1884) quiso ser músico pero tuvo que dejarlo, por poco talento y entró como oficial al servicio del Virrey de Nápoles en Milán. El hijo pequeño, el músico, Franz Xaver Wolfgang Mozart Jr. (firmado como quería su madre) nace el 26 de Julio de 1791, por lo que no guardó recuerdo directo de su padre, que fallece en diciembre del mismo año. A pesar del gran plantel de sus profesores, que incluyó a Haydn y Salieri, vivió siempre a la sombra de la enorme fama que va adquiriendo su padre después de muerto. Franz Xaver residió en Viena y en Polonia. Entre sus composiciones, se cuentan dos conciertos para piano y orquesta, así como obras de cámara, sonatas para piano y canciones. Ninguno de ellos tuvo descendencia.

Gonzalo Augusto
El Cultural

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