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Muere Birgit Nilsson, una de las grandes sopranos wagnerianas

12/1/2006 |

 

La cantante falleció hace 10 días, pero sus más íntimos respetaron su voluntad de no informar inmediatamente sobre la muerte para que se celebrara su entierro en la intimidad.

Birgit Nilsson, mito de la música, una de las cantantes más famosas del mundo y símbolo de varias generaciones, ha fallecido en su finca Västra Karup del sur de Suecia, a los 87 años de edad. Su voz colocó a Suecia en el mapa mundial del canto y puso al mundo de la ópera a sus pies.

Distinta a las grandes sopranos de su época y una de las mejores intérpretes de Wagner de todos los tiempos, esta «prima donna» absoluta y explosiva enseñoreó el paisaje lírico desde que se dió a conocer. A pesar de la oposición de su padre a que fuera cantante (quería que se dedicara a la agricultura como él), viajó a Estocolmo con la música en la sangre para estudiar canto. Debutó en 1946 como Agathe en la ópera «El cazador furtivo», de Weber, pero se hizo verdaderamente famosa al año siguiente al representar a Lady Macbeth en la ópera verdiana.

Modelo de jóvenes voces

Tras ser contratada por la «Kungliga» o Real Ópera de esta capital, participó en el Festival de Bayreuth. Despues viajó a Viena, al Covent Garden de Londres y a La Scala de Milán. Cuando los americanos descubrieron su fantástica voz y su técnica inflexible conquistó el Metropolitan de Nueva York, donde se convirtió en «La Nilsson», una dama con cachés millonarios, carácter fuerte y risa pronta.

Su brillantísima carrera se ha desarrollado a lo largo de varios decenios y su figura ha servido de modelo a docenas y docenas de jóvenes entusiastas de «bel canto». Tras haber paseado su voluminosa figura y su divertida personalidad durante 40 años por los escenarios de todo elmundo, ofreció su última representación en Estocolmo en 1984. Sus óperas favoritas eran «Tristán e Isolda», de Wagner, pero su interpretación de «Elektra», de Richard Strauss, bajo la batuta de George Solti, está considerada «un clásico».

Pasó los últimos años de su vida en el campo junto a su esposo Bertil y sus gatos. Allí tuvo tiempo de escribir sus memorias, que salieron a la venta en 1995. En uno de los capítulos recuerda su gran éxito en Viena, cuando tuvo que salir a saludar hasta 75 veces.

Hoy esa voz capaz de incendiar los auditorios ha callado para siempre pero queda el consuelo del testimonio de sus numerosas grabaciones.

Carmen Villar Mir
Abc

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