La música renacentista de Tomás Luis de Victoria resonará hoy en Nueva York
3/12/2005 |
El Instituto Cervantes de Nueva York tiene hoy un reto con la historia: resucitar al más famoso compositor español del Renacimiento en uno de los edificios más emblemáticos de una ciudad que ni siquiera existía cuando Tomás Luis de Victoria murió en 1611. Su obra más famosa, el «Officium Defunctorum» que compusiese para los funerales de la emperatriz María -hermana de Felipe II y viuda del emperador Maximiliano II-, resonará hoy en la Catedral de San Patricio, emblema del catolicismo en el país de los colonos protestantes, que se alza desafiante hasta 123 metros de altura entre los rascacielos de Madison Avenue.El reto es doble. Se trata no sólo de transportar al sacerdote jesuita hasta semejante monumento, por el que pasan tres millones de personas al año, sino de sacudir la memoria de los españoles, que le enterraron en el olvido incluso antes de su muerte. Por aquello de que nadie es profeta en su tierra, el célebre compositor ha sobrevivido encumbrado en la cultura anglosajona, donde algunos críticos califican su música como «la más hermosa que se haya escrito nunca».
Nueva York es, por tanto, un escenario perfecto para celebrar el cuarto aniversario de la publicación de esta obra, que coincide con la publicación de «El Quijote». Este paralelismo es también el motivo por el que Antonio Muñoz Molina, director del Instituto Cervantes en Nueva York, la eligió para estrenar una alianza con el arzobispado de Nueva York, que reserva semejante monumento para los actos más selectos. El arzobispado pretende aprovechar la nueva alianza, fraguada con la mediación de uno de los patrocinadores del Cervantes, la Banca Merryl Lynch, para acercarse más a la comunidad hispana. «Queremos demostrar que la cultura española no tiene que ser folclórica para ser atractiva», apunta Muñoz Molina.
Con un coro de altura
La interpretación estará a cargo de un coro de altura, el de la Generalitat Valenciana, y un grupo que se ha hecho un nombre internacional por su dedicación a la recuperación del patrimonio musical de la Edad Media y el Renacimiento, Capella de Ministrers. Su director, el también valenciano Carlos Magraner, será el encargado de orquestar la histórica partitura de este Oficio de Difuntos, escrito para dos sopranos, un alto, dos tenores y un bajo, que sonará arropada por instrumentos que en la época eran muy habituales en las catedrales españolas, como el órgano, el sacabuche y el bajón. «Es como leer al Quijote en Central Park», dijo Ana Aleixandre, manager de Capella de Ministrers, entusiasmada por la mística del evento. El Oficio de Difunto a seis voces supone para el experto Ignacio Deleyto Alcalá el adiós de Victoria, por ser su última obra, pero también «un adiós a la propia música renacentista, a la hegemonía de España en el mundo y a una época de gloria».
Para el Cervantes, representa uno de los hitos de su etapa bajo la dirección de Muñoz Molina, que se ha propuesto embarcar a las instituciones neoyorquinas para elevar la cultura española a una nueva categoría acorde a la ciudad. Muestras de ello fueron la celebración del Quijote en la Biblioteca Pública de Nueva York y la exposición de Dibujos Españoles del siglo XX, prestada por la Fundación Mapfre, con obras de Picasso, Miró, Dalí y Juan Gris.
Mercedes Gallego
Abc