Salzburgo abre su Festival defendiendo la cultura frente al terrorismo
25/7/2005 |
La 85 edición del Festival de Salzburgo ha programado 39 ofertas operísticas, cuatro de ballet y 66 conciertos, además de 74 representaciones teatrales.
La defensa de los valores culturales frente a la barbarie del terrorismo marcó ayer el acto inaugural del Festival de Salzburgo. «Nunca imaginamos que podría llegar a haber un terrorismo igual, que asesina niños y mujeres inocentes. Pero no permitiremos que nos quiten con bombas nuestros valores europeos», dijo el presidente de la República de Austria, Thomas Fischer, en su discurso inaugural, informa Efe. En este acto, celebrado en la Escuela de Equitación de Salzburgo, el jefe de Estado recordó que «el arte ayudó a afrontar y superar la pesadilla de Auschwitz y Adolf Hitler, Heinrich Himmler y Josef Goebbels». Por su parte, el canciller federal destacó que la cultura europea es «una cultura de la libertad que debe ser defendida también en la vida cotidiana». El público acogió con entusiasmo la obertura de la ópera de Gluck «Alceste», un aria de «Mitridate», de Mozart, y otro aria de «La Traviata», de Verdi, cantada por James Valenti.
Puntual, cumpliendo con un rito aprendido desde 1920, «Jedermann», la obra de Hugo von Hoffmanstal inicia la multioferta del Festival de Salzburgo que, hasta el 31 de agosto, con la Sala Pequeña en restauración sustituida por una habilitada en la Residenz, intenta satisfacer a los espectadores más exigentes en todas las actividades escénicas. Incluyendo la danza que, con «Nelken», de Pina Bausch, aterriza por primera vez en la programación salzburguesa, en la que, en contra de los que muchos se piensen, no todo es música.
El regreso de Riccardo Muti
Las cifras cantan, ellas sí, y ahí van los datos: 39 ofertas operísticas, cuatro de ballet y 66 conciertos (incluyendo veladas liederísticas, cámara y grandes orquestas) frente a 74 representaciones teatrales, aspecto que quiere seguir potenciando Martín Kusej, desde el pasado año responsable dramatúrgico del Festival que, además de la puesta en escena de ese moderno auto sacramental que es «Jedermann», firma una nueva producción del «Rey Otokar» de Grillparzer.
Con todo, el mayor interés lo sigue despertando la ópera, de la que están pendientes todos los seguidores del verano salzburgués. A la curiosidad que despierta «Die Gezeichneten», el título exhumado de Schreker que resucita el martes, hay que añadir el morbo por el regreso con una «Flauta Mágica» del «desescalado» Riccardo Muti al foso salzburgués, al que no descendía desde 1995. Entonces contó con Lluis Pasqual como director escénico en una «Traviata», ópera ausente el mismo tiempo que ellos y que ahora vuelve con dos nombres de lujo: la soprano Anna Netrebko, reina de las revistas de moda, y el tenor Rolando Villazón, reciente triunfador en el Liceo barcelonés.
Por último, «Mitridate», dirigido por Minkowski completa la lista de nuevas producciones. Junto a las sorpresas, dos conciertos-homenaje a Dietrich Fischer-Dieskau por sus 80 años, en los que el rey de los barítonos tomará parte activa como recitador. Entre las citas sinfónicas destacables, cinco de la Filarmónica de Viena, que hoy comparte los honores de la inauguración dirigida por Christian Thieleman, a quien irán siguiendo en el podium Gatti, Muti, Gergiev y Harnoncourt. Por su parte, la Filarmónica rival berlinesa aguarda a los últimos días de agosto para dos programas con Sir Simon Rattle al frente. Por terminar barriendo para casa, recordar los nombres de españoles debutantes: el Cuarteto Casals, que trae aires de Arriaga, el Mozart español y, en el recuperado «Così fan tutte», la mezzo navarra afincada desde 2001 en la ópera de Hamburgo Maite Beaumont.
Juan Antonio Llorente
Abc