21/1/2005 |
La Orquesta Nacional de España, con su titular Josep Pons al frente, ha diseñado un impactante programa para las tres sesiones de abono que se celebran a partir de mañana en el Auditorio Nacional, integrado en el ciclo “Viena 1900”, alrededor del cual, por cierto, discurre la temporada en curso. El concierto se plantea como una especie de inmersión en las profundidades del ser humano –y en especial, el universo femenino– a través de tres obras fundamentales en la evolución musical que trajo el cambio de siglo. La cita se abre con el Preludio y muerte de amor del Tristán e Isolda de Wagner, cuya imprecisión armónica de sus primeros acordes se ha visto sistemáticamente como el principio de la atonalidad. La influencia del de Leipzig llegaría hasta Richard Strauss de quien la ONE acometerá también la escena final de su ópera Salomé, concentrado y desasosegante drama musical que, en muchos aspectos, también puede considerarse como antesala del expresionismo. El monólogo de la protagonista ante la sangrante cabeza de su enamorado estará defendido por la soprano alicantina Ana María Sánchez, que deberá enfrentarse a complicadas exigencias técnicas además del esfuerzo de superar el importante volumen de la enorme orquesta concebida por Strauss para su interpretación. Requisitos éstos que han hecho que a menudo sean voces de ámbito wagneriano las que hayan asumido el papel. La propuesta de la Nacional se cerrará con el monodrama en cuatro escenas para soprano y orquesta Erwartung (La espera) estrenada por Schoenberg en 1929, aunque había sido compuesta en 1909, en tan sólo diecisiete días. El compositor vienés rodeó al recitativo expresivo que caracteriza a la obra de una atmósfera violenta y dramática, a la hora de narrar la espera de una mujer a su amante, en pleno bosque y de noche cerrada. En la parte solista estará la ya veterana cantante alemana Anja Silja que, pese a que su voz ya está algo baqueteada, posee una intensidad expresiva que le ha llevado a convertirse en una de las más requeridas defensoras de esta obra de los últimos años. De hecho, a finales de los ochenta grabó la que es hoy una de las referencias discográficas de la pieza, de la mano de su entonces marido, Christoph von Dohnanyi. Anotar que ambas obras se representarán el próximo febrero, en versión escenificada, dentro de la temporada bilbaína de ópera, en una producción de Emilio Sagi.
El Cultural