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Britten abre brecha. Varios ciclos españoles apuestan por el repertorio británico

23/3/2003 |

 

Después de años de desconocimiento, la música inglesa está en auge en España, gracias sobre todo al tirón de Benjamin Britten, que ha ofrecido grandes éxitos a nuestros teatros líricos. El Liceo de Cámara inicia el 20 de marzo la integral de los cuartetos del creador británico, mientras que la Orquesta de Televisión presenta el oratorio A child of our time de su compatriota Sir Michael Tippett.

Frente a otros ámbitos culturales más arraigados en la sensibilidad del melómano español como el alemán, francés, ruso o italiano, la música inglesa es relativamente poco divulgada en nuestro país aunque, en los últimos años, ha experimentado una sorprendente evolución. Ejemplo de ello lo da la Orquesta de RTVE que el 20 y el 21 de marzo programa el oratorio A child of our time de Sir Michael Tippett, mientras que el Liceo de Cámara inicia también hoy la presentación de la integral de los cuartetos de Benjamin Britten.

Estos acontecimientos no están ni mucho menos aislados ni son resultado de la coincidencia, sino fruto del interés de los programadores por abrir nuevas sendas. La Orquesta de RTVE ha incluido en su temporada piezas de Britten, Tippett y Bax, a lo que no es ajeno el hecho de contar a su frente con el british Adrian Leaper. El Teatro de la Maestranza incluía en su temporada dos óperas cortas, Savitry y Façade, de Gustav Holst y William Walton, respectivamente. El próximo año el Teatro del Liceo programa, como gran acontecimiento, un nuevo montaje de Peter Grimes de Britten, que será dirigido en la escena por Lluís Pasqual. Y basta repasar las orquestas españolas para constatar cómo se dejan sentir los efluvios del Támesis por todas ellas. Sin olvidar la inminente visita de Jonathan Harvey al ciclo “Música de hoy” el próximo día 29 con un monográfico.

España no es diferente a lo que sucede en el resto del mundo. Francia, que ha tardado décadas en bajar la guardia, incluye este año en sus temporadas líricas nada menos que cuatro títulos de Britten, Curlew River, Let’s make an opera, Phaedra y The turn of the screw. Lo mismo sucede en Alemania, Suiza o los países nórdicos. Basta recordar que uno de los mayores éxitos recientes de la Staatsoper vienesa ha venido con Billy Budd. En el campo sinfónico no se puede negar la popularidad de piezas como Los Planetas de Holst, flanqueada de obras de Delius, Bax, Walton o del mismo Britten.

Presencia internacional
Autores contemporáneos de todo tipo de tendencias como Birtwistle, Tavener, Ades, Maxwell Davies o McMillan han visto cómo sus obras se ubican con fuerza en el repertorio internacional. Para su divulgación no han sido ajenos la red de intérpretes compatriotas, sobre todo las orquestas y grupos de cámara, y la divulgación del repertorio a través de unas discográficas que tienen en Londres a una de sus sedes. Para Antonio Moral, programador del Liceo de Cámara que este año recorre el panorama anglosajón bajo el título “The british landscape”, la música británica “se ha conocido, principalmente, a través de los discos. Es verdad que tienen excelentes intérpretes, pero las compañías inglesas se han preocupado de grabar el repertorio, cosa que no han hecho, ni por asomo, las españolas. Las óperas, los conciertos, los cuartetos, están en el mercado y, con ello, dan la posibilidad de ser conocidos”, afirma contundente.

Sin embargo, no es la única razón. Pocos dudan que ha sido Benjamin Britten quien ha ayudado más que nadie a la expansión internacional de la música británica, en general, y de la ópera, en particular. Los programadores ven en su corpus a uno de los futuros puntales de la actividad operística. El aficionado madrileño tiene en la memoria dos referencias cercanas, un Peter Grimes a cargo del Teatro de la Moneda, que para muchos ha sido el punto más alto al que ha llegado el Real desde su reinauguración, y una espectacular Vuelta de tuerca, protagonizada por Raina Kabaivanska, en el Teatro de la Zarzuela. En Barcelona, por su parte, se recuerda tanto el estupendo montaje de Billy Budd, estreno en nuestros escenarios, como la Gloriana servida en primicia en la capital catalana por la compañía Opera North.

Desde luego que el secreto del éxito de un creador que fallecía sólo hace treinta años viene en parte por la elección de materiales dramáticos de base. Britten tenía indudable olfato para rastrear el material musical que exhalan obras como El sueño de una noche de verano de Shakespeare, Una vuelta de tuerca de Henry James, Albert Herring de Maupassant o Muerte en Venecia de Thomas Mann, por no hablar del Billy Budd, antes citado, de Melville. El musicólogo Robert Morgan, profesor en la Universidad de Yale, cree que el bloque operístico de Britten representa “un impresionante intento de reafirmar la importancia del género concebido en líneas tradicionales, que había sido relegado a un papel secundario a lo largo del siglo XX”.

A la difusión internacional de Britten ha ayudado la reivindicación de su figura en la propia Inglaterra. Aunque algunos colegas, como el recientemente desaparecido Malcolm Williamson, consideraba sus obras como “efímeras”, en los últimos años se ha reivindicado su persona. No vamos a recordar los problemas que generó su tendencia homosexual que hizo que se le denegara el título de Sir una y otra vez, en uno de los grandes oprobios que han marcado la reciente historia de la homofobia, paliada, de alguna manera, con el nombramiento recibido, años después, por el tenor Peter Pears, que fuera su amante por décadas. En los últimos años los comentaristas, y no sólo los ingleses, han reconocido en Britten a uno de los compositores más valiosos de la reciente historia. Pero el interés que brindan las islas, va más allá de Britten.

Grandes posibilidades
Para Antonio Moral la oportunidad de dedicar un ciclo a la música británica vino de que “ofrecía grandes posibilidades. Primero porque era una ocasión de demostrar que esa música no es aburrida como a veces se dice sin demasiada consistencia. Y, en segundo lugar, teniendo a los cuartetos de Britten como base, era un buen momento de dar a conocer piezas que raramente se programan, incluyendo un cuarteto de juventud de este compositor que ha sido recuperado recientemente. La sorpresa ha sido notable, y lo hemos constatado con el éxito que tuvo el de Walton, novedad absoluta entre el público”. Moral señala que las modas a veces hacen que los esfuerzos se solapen. Cuando nunca nadie le había hecho caso, “la Fundación March, el Auditori de Barcelona y nosotros apostábamos en ciclos paralelos. Supongo que resulta casi inevitable que se den estas casualidades".

En la misma línea se ubica el interés por Sir Michael Tippett del que se incluye hoy y mañana en la Orquesta de RTVE su composición más conocida, el oratorio A child of our time. Para el profesor Morgan, Tippett “carece de la fluidez sencilla y del perfeccionamiento técnico que caracterizaron a Britten, y su obra parece a menudo demasiado elaborada. Sin embargo, su música habla con un ardor y profundidad que hace que rivalice con varios compositores de su generación”. Aunque todavía resuenan la duras opiniones del pianista Julius Katchen sobre su concierto, que despreciaba como “intocable” o las del director Malcolm Sargent, que señalaba que había que despojar a sus obras “de un intelectualismo vano”, sin embargo, el oratorio A child of our time se ha impuesto en todo el mundo con éxito.

El interés por los compositores británicos no se para en los clásicos. Ahí está el éxito de John Tavener, ubicado en el proceloso terreno del post-minimalismo, y cuyo Protecting Veil se ha convertido en una de las composiciones más programadas. O el de James McMillan, que gracias a la estupenda percusionista Evelyn Glennie, ha conseguido impactar a los públicos internacionales con su Veni, Veni Emmanuel y que ya ha sorprendido a la media docena de auditorios españoles donde se ha estrenado. Y estas generaciones se ven ya seguidas por nombres como Thomas Adès, gracias al apoyo de directores como Sir Simon Rattle.



Luis G. Iberni
El Cultural

Catclàssics, música clàssica de Catalunya a internet