Más allá de lo musical
24/12/2002 |
JÚPITER Y SEMELE
Autor: Antoni Lliteres, sobre un libreto de Joseph de Cañizares
Intérpretes: Al Ayre Español; Eduardo López Banzo, clavecín y dirección
Lugar y fecha: Palau de la Música. XVIII Temporada Euroconcert (22/X/2002)
Hay conciertos que se quedan en su formulación específica, pero de tanto en tanto surge alguno que nos lleva un poco más allá, como esta estupenda representación, sin escena, de una muestra del teatro musical del barroco español de comienzos del siglo XVIII. "El estrago en la Fineza. Júpiter y Semele", con texto de Joseph Cañizares y música de Antoni Lliteres, es teatro con una musicalidad asombrosa, deslumbrante a veces y con todas las claves en marcha que aún hoy nos hace creer que habla de cosas que no son de este mundo.
Se trata de una obra más del rico patrimonio musical español que, como muchas otras de sus congéneres, permaneció en la cómoda memoria del olvido, en los archivos mudos. Una obra que es esencialmente teatro musical -en este caso muy mutilados sus parlamentos y otros pasajes por las necesidades de la propia puesta en escena- y que como tal merecería ser tratada.
Ciertamente, la música es en ella un aspecto esencial, y lo vimos en la excelente escritura dramática con buen tratamiento instrumental, en los pasajes épicos, en las populares seguidillas -algo abundantes en castañuelas-, en la belleza melódica y lírica visible a través del ornamento, en la convincente musicalidad de la jornada segunda ya desde su introducción para trío de violines, en la dinámica musical de sus diálogos, en las estupendas arias bien sustentadas por el color instrumental, en el buen estilo de alguna de sus frases... Todo ello dejó también en evidencia un muy buen trabajo de Nuria Rial, de Marta Almajano y de Lola Casariego, que, a pesar de su indisposición, supo decir frases con su encanto habitual. En el grupo instrumental, estupendos el óboe Niesemann, el primer violín B. Sargent y el cello de Van der Meer. Eduardo López Banzo dirigió desde el clavecín una versión que entusiasmó al público, con musicalidad, con sensibilidad y buen estilo.
Traducción parcial
Pero como no todo es música en este mundo, los parlamentos, el devenir dramático, desmerecieron la representación, y esto es teatro. Nos preguntamos por qué no se pueden consolidar estos proyectos, por qué siempre deben ser traducidos parcialmente, por qué no tienen un rodaje suficiente que les permita interpretar plenamente la obra. Existen excelentes músicos y se ha demostrado con creces en esta versión, pero, ¿no hay una Compañía Nacional de Teatro Clásico? ¿Por qué no se da un lugar, pequeño pero sistemático, a este repertorio en cualquiera de los teatros líricos sufragados con dinero público?
Jorge de Persia
La Vanguardia