6/11/2024 |
https://www.lavanguardia.com/cultura/20241105/10079575/forza-destino-liceu-verdi.html
Del 9 al 19 de noviembre. Nicola Luisotti se estrena en Barcelona con Anna Pirozzi, Brian Jagde y Artur Ruciński en el reparto
La llaman “La innombrable” porque dicen que trae mala suerte, pero quizá lo que asusta de La forza del destino sea su complejidad a todos los niveles, un verdadero tour de force que no echa para atrás a músicos y cantantes a pesar de las dificultades técnicas y la exigencia vocal de la obra que Verdi planeó a partir de Don Álvaro o la fuerza del sino, del duque de Rivas. Una trágica historia de amor que regresa este sábado al Liceu con la coproducción que el teatro realizó en el 2012 junto a la ópera de París con la firma del director escénico Jean-Claude Auvray.
Para desafiar al destino, o tal vez para asumirlo sin remisión, el Liceu ha congregado un reparto “legendario”, en palabras del director artístico del coliseo, Víctor García de Gomar. Al frente de la orquesta estará Nicola Luisotti, que en su estreno en Barcelona asumirá el mando de la obra que le valió el nombramiento como director de la ópera de San Francisco. “Es una ópera que siempre digo que no repetiré, pero siempre vuelvo de nuevo”, comentaba este martes durante la presentación con unas risas agridulces. No es para menos, pues se trata de una ópera difícil de organizar, “es muy larga y necesita cantantes increíbles con fuerza física”, además de poseer una notable complejidad musical con varios cambios de tempo que elevan la exigencia tanto para la orquesta como para el propio director.
'La forza del destino' regresa al Liceu con toda la energía del 'bel canto' Video
Nicola Luisotti se estrena en Barcelona con Anna Pirozzi, Brian Jagde y Artur Ruciński en el reparto
La producción sitúa la historia en 1861, cuando Cavour fallece y Verdi cae sumido en el pesimismo
En este sentido, el italiano ha destacado la suerte de trabajar en el Liceu, “tiene una importante tradición de grandes cantantes y se nota”, un elogio que ha extendido a la orquesta y el coro para concluir que “el teatro está unido para hacer esta producción”. Esta unión ha sido importante para afrontar los cambios de última hora en el reparto, donde Anna Pirozzi ha sustituido a Maria Agresta en el papel de Leonora, además de algunos cambios entre los papeles secundarios, donde Gabriele Viviani, afectado por una operación, ha sido reemplazado por Pietro Spagnoli como Fra Melitone, mientras que Caterina Piva reemplazará a Vasilisa Berzhanskaya como Preciosilla.
Aunque la historia original sucede en 1744, durante la batalla de Velletri, la producción de Aubray la sitúa en 1861, “un año importante tanto en la historia de España como de Verdi”, como lo sitúa Leo Castaldi, responsable de la reposición de la obra. En aquella fecha falleció el conde de Cavour, principal figura del Risorgimento, un duro golpe para Verdi, que dio apoyo a este movimiento regenerador que culminó con la independencia de Italia. Junto con las desilusiones que el compositor sufrió en su vida personal, se creó este ambiente pesimista que refleja la obra, nacida de un encargo de la ópera de San Petersburgo.
Tras suavizar la historia original, donde todos los protagonistas acaban muertos, la versión definitiva se presentó en la Scala en 1869 ofreciendo la redención a Don Álvaro en un relato que Luisotti ha destacado como ejemplo de la unión entre italianos y españoles comenzando por el duque de Rivas y Verdi. “La música incluye un homenaje a la escuela napolitana”, ha recordado el director de Viareggio, que ha puesto como ejemplo de esta unión la construcción en 1737 del teatro San Carlo de Nápoles por orden del futuro rey Carlos III. “La forza del destino es italiana, pero es hija de España”.
“He caído precipitadamente” reconocía Anna Pirozzi al recordar cómo la avisaron con solo una semana de antelación para asumir este papel, que ya interpretó hace un año y medio en la Bastilla de París, “pero es una de mis obras favoritas, he anulado todo lo necesario para estar aquí”, ha explicado. La soprano napolitana ha resaltado la dirección clásica de la ópera, un escenario austero sin grandes escenografías que se centra en los músicos, “me ayuda a penetrar más en el personaje”. De su papel como desdichada enamorada ha destacado la exigencia física que comporta, con dos arias en el primer acto, otra en el segundo, un dueto con el padre “que en realidad son tres duetos seguidos” y el final con la conocida 'Pace, pace mio dio', que además debe ejecutar después de pasar más de una hora en el camerino. “Después de estar tanto tiempo sin cantar ni bailar se puede perder la concentración, por eso esta parte es la más difícil y delicada”.
En la misma dificultad ha reparado el tenor estadounidense Brian Jagde, que ha definido la Forza verdiana como “una bestia”, sobre todo si se tiene en cuenta que, si se explicara toda la historia original que Ángel de Saavedra publicó en 1835 “quizás tendríamos una ópera de siete horas”. En su caso, Don Álvaro aparece al comienzo de la obra para después desaparecer durante una hora, “mucho tiempo, un ritmo muy desequilibrado” y un reto inmenso al mismo tiempo por lo que representa trasladar la historia al completo en “solo” cuatro horas.
“Ya no hay cantantes para estos papeles, van a desaparecer”, se lamentaba Luisotti, destacando las dificultades de los intérpretes barrocos para abordar esta ópera. “Necesitamos cantantes que puedan empujar el sonido, que siempre estén en buena forma, el público necesita emoción”, una exigencia que también afecta a la orquesta, “cada momento tiene trampas”. Una ópera maldita, larga y compleja, pero también hermosa, “un gran desafío, pero ¿por qué cortar la belleza?”.
Sergio Lozano
La Vanguardia