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Ala Voronkova, un violín contra el miedo

8/3/2022 |

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/20220308/8107207/dia-mujer-guerra-ucrania-vonkorova-ballet-ruso-barcelona.html

“Mi familia en Kyiv encontró ofensivo que les propusiera dejar el país”, dice la violinista afincada en Barcelona. “Putin y los políticos son los únicos responsables, los rusos no hacen nada”, afirma la pequeña bailarina Sofi.

La violinista Ucraniana Ala Voronkova durante la actuacion en un concierto solidario con Ucrania en el oratorio de Sant Felipe Neri. Ala Voronkova organizó un concierto de apoyo a Ucrania en Sant Felip Neri de Gràcia, el pasado domingo, junto con alumnos y demás músicos de Barcelona César Rangel

"Mi hermano y mi sobrino viven con sus familias en Kyiv y están con armas en casa. Cuando hace dos semanas les llamé y les dije que se vinieran... ¡madre mía, cómo se ofendieron! ‘¿Qué te crees que somos?’, me dijeron. Si luchan es por su carácter y por amor a su tierra, pero a mi no me quedan ojos de lo que he llorado. Hablamos varias veces al día y acaban siendo ellos los que me tranquilizan a mí pues a la que hablo corren lágrimas”.

Quien habla es la violinista Ala Voronkova (Kyiv, 1953), una intérprete muy reconocida en la escena barcelonesa de la clásica. A ella no le ha sorprendido la guerra. Su marido, el director de orquesta ruso Guerassim Voronkov, la veía imposible pero la violinista la intuía. “Es una auténtica tragedia para todos –dice con voz desesperada esta reconocida intérprete que lleva tres décadas en Barcelona–. Ucrania está siendo destrozada y Rusia pierde a muchísimos jóvenes. Pase lo que pase, Rusia ha perdido: para la gente es un país agresor y fascista”.

Vonkorova llegó a Barcelona con su familia huyendo del golpe de estado en la URSS de 1991. La Simfònica de Barcelona les esperaba con un contrato. Ala había tocado con la orquesta del Bolshoi y entonces era solista en Moscú, aunque “todo lo que sé lo aprendí en Kyiv antes de los 14 años”, puntualiza. Su talante de solista fue siempre insobornable: dejó la Simfònica del Liceu hace tiempo porque no le permitieron ir a Suiza a grabar un disco. Este domingo, alentada por sus alumnos, celebró un concierto en el oratorio Sant Felip Neri de Gràcia para recaudar dinero y enviar ayuda a su país.

En la escuela del Ballet Ruso de Barcelona que dirigen Blanca Hartmann y Boris Shepelev también se organizan para prestar ayuda. Intentan gestionar la acogida de niños, solos o con sus madres, para que no pierdan las clases de ballet que en su país han sido canceladas. Les contactan desde Ucrania y al mismo tiempo se les están ofreciendo muchas familias de Barcelona. Incluso hay un padre ruso de la escuela que está fletando un avión para traer a familias enteras.

“Entiendo que hay mucha gente que está diciendo que todo eso de la guerra es por los rusos. Yo digo que son solo Putin y los políticos los responsables, los rusos que viven ahí no hacen nada. Aquí hay algo de racismo”. Quien habla es la pequeña Sofi Markarova (Kyiv, 2009) de 12 años. Recibe a La Vanguardia con las mallas puestas, lista para la clase en el centro barcelonés. Con la gravedad reflejada en los ojos explica que comenzó a bailar con “casi tres años en un sitio muy bueno de Kyiv”. Vino a Barcelona con su madre a los ocho años de edad, su padres querían que se educara en Europa, aunque “cuando tengo vacaciones me gusta pasar tiempo en Ucrania”.

Toda su familia está en Ucrania, excepto su madre y su tía, que se vino por una operación y ya no ha podido volver. Y el negocio del padre con plantas se ha paralizado en Ucrania y está pensando en alistarse si se lo piden. “En el colegio y el ballet me preguntan cómo está mi familia, no paso ni un minuto sin pensar en el tema. Sé que no puedo hacer nada pero emocionalmente intento dar mi máximo, llamar, hablarles de todo excepto de la guerra para distraerles un poco”.

En su clase hay diversas niñas rusas, como Vera, la amiga del alma que le ayuda a ponerse el tutú, y también hijas de ucranianos, como la otra Sofi, una niña catalana que entiende todo el ruso de su profesor... “Boris es muy estricto pero salen unos ballets muy bonitos con él”, comenta.

En la escuela también encontramos a la ex bailarina de la Ópera de Odessa Olga Mykhailichenko, a la que el público liceísta vio bailar en febrero en La dama de picas. “Qué pena que en el Liceu no tengan una compañía de ballet”, dice, añorando el magnífico teatro que dejó atrás en su ciudad de Ucrania. Se instaló en Barcelona hace tres años siguiendo a su pareja y en el centro del Ballet Ruso ha encontrado buena acogida para mantenerse vinculada al ballet y preparada para cuando salga trabajo.

“Levantarse oyendo las noticias está siendo horrible. Mi madre me escribió el 24 de febrero, “no vengas”. Yo pensaba celebrar allí mi cumpleaños al cabo de dos días, y les llamé y me encontré con que habían sonado las sirenas y mi hermana y sus niñas estaban escondidas en el baño, donde las paredes son más firmes. Mi hermana vive en el primer piso y mi madre está sola en el tercero, porque mi padre es marinero..."

Nacida en 1995 en Odessa, Olga explica que en su ciudad se habla el ruso, "y en casa también porque mi madre es búlgara". De hecho explica que cuando llegó a Barcelona decía que era rusa, porque también siente que es su nacionalidad. "Mi madre no quiere irse, dice que esa es su casa, pero mi hermana lo tiene todo listo para salir pitando. Es una situación horrible”. 

Maricel Chavarría
La Vanguardia

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