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NOTÍCIA

Josep Carreras: “Me gustaría que mi último concierto fuera en el Arc del Triomf de Barcelona”

5/12/2021 |

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/20211205/7910014/josep-carreras-entrevista-ultimo-concierto-arc-triomf-barcelona.html

El tenor ha empezado a dar conciertos de despedida coincidiendo con su 75.º aniversario
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Escalinata de mármol. Alfombra roja. Podría tratarse de la entrada en el Liceu, o la de algún otro templo operístico, pero en realidad es la portería del edificio donde se encuentra la Fundación Josep Carreras contra la leucemia, donde el tenor recibe a La Vanguardia. Los dos mundos de un cantante que nació hoy hace 75 años.

Ya de pequeño tenía clara su vocación y con solo 24 años interpretaba su primer gran papel, Gennaro de Lucrezia Borgia , al lado de Montserrat Caballé. Hace 33 años que se marcó otro objetivo: no parar hasta que la leucemia sea curable al 100%. Entregado a la causa, gran parte de la treintena de recitales que ofrece al año son en beneficio de la fundación. Dos mundos muy unidos desde que la enfermedad se cruzó en su camino de tenor de fama mundial. Dos mundos que empiezan en el barrio de Sants de Barcelona y, más concretamente, en la peluquería de su madre, que se convirtió en su primer escenario.

 

Recuerdos de infancia
“Los amigos me llamaban Rigoletto porque cantaba ‘La donna è mobile’”
¿Qué le diría ahora a aquel niño que cantaba mientras las clientas se hacían la permanente?

Le diría: “Qué suerte que has tenido. Tu vocación ha sido tu profesión”. He sido un artista muy afortunado porque he podido disfrutar de grandes colegas, de grandes orquestas. He tenido una carrera extraordinaria, en el sentido de que todo lo que deseaba más o menos se ha acabado produciendo.

Y ahora llega a los 75 años.

¡Tres cuartos de siglo! Deunidó . Y además, con una vida llena profesional y también familiarmente, con los hijos, los nietos, muchos amigos. Es una fecha importante, pero lo será más si sigo viviendo.

¿Qué le cantaba a aquellas clientas?

Mi cavallo di battaglia , como dirían los italianos, era L a donna è mobile . De pequeño fui a ver El Gran Caruso con Mario Lanza y se me quedó. Ahora bien, cantaba porque muchas me daban un duro y después me compraba una bebida o lo disfrutaba con los amigos, que me llamaban Rigoletto. Me decían: “ Rigoletto, ven y canta un poco”. Y yo respondía: “¿Si fuera arquitecto me diríais que hiciera un plano? No puedo cantar siempre que queréis”. Me hacía un poco el difícil.

Vertical
Josep Carreras en Lucrezia Borgia, de Donizetti en el Liceu, 1970. Su primer papel como tenor protagonista. REDACCIÓN / Otras Fuentes
La donna è mobile se podría interpretar como una letra políticamente incorrecta...

Sí, claro, el 8 de marzo.

¿Se tendrían que revisionar las óperas?

¿Se tendrían que revisionar los colores de Van Gogh o de Renoir? Es decir, no. Son obras maestras de la humanidad. Pasar a estos niveles me parece exagerado, lo que no quiere decir que no dé pleno apoyo al feminismo.

El #MeToo
“No es agradable, sobre todo cuando toca muy concretamente a una persona que conoces”
Lo que sí ha llegado al mundo de la ópera es el #MeToo. ¿Le ha sorprendido lo que ha pasado?

No es agradable, sobre todo cuando toca muy concretamente a una persona que conoces y con la que has convivido. No me sorprende, pero sí que pase al cabo de treinta años. No critico el movimiento, al contrario, pero si las acusaciones se hubieran hecho en su momento serían más creíbles. Siempre que he estado con Plácido Domingo no le he visto hacer nada que no fuera correcto. El resto de tiempo no lo puedo decir, evidentemente.

Por cierto, la idea de los tres tenores fue suya. ¿Se esperaba que acabara siendo un fenómeno de masas, el disco de clásica más vendido?

La verdad es que no. Éramos tres personalidades muy diferentes, en voz, forma de cantar, físico... y eso creó una especie de química que llegó al público. Gracias a este éxito se pueden hacer discos de cuarteto de cuerda (ríe). Y se acerca la ópera a personas que no están familiarizadas con este tipo de canto.

La ópera pendiente
“Me hubiera gustado cantar, dentro quizá de mis posibilidades, el ‘Lohengrin’ de Wagner”
Hablando de óperas. ¿La que más le ha marcado es Uno ballo in maschera ?

Fue la primera que hice en Parma en diciembre del 72, mi personaje debut en La Scala... nunca he cantado tan bien el Ballo in maschera como aquella noche. Es una ópera maravillosa, pero hay otras.

¿Cuáles?

Carmen, La Bohème, Werther ... hay media docena que están por encima de las demás.

¿Y alguna que no hizo nunca?

Me hubiera gustado cantar, dentro quizá de mis posibilidades, el Lohengrin , un Wagner ligero.

La leucemia
“Cambió el hombre y el artista; hizo que modificara un poco el repertorio”
Llegó un momento que decidió no cantar más Uno ballo in maschera , que normalmente hacía unas 50 veces por temporada...

Creo que las últimas fueron en los años ochenta en Munich. El 87 me puse enfermo y eso hizo que cambiara un poco el repertorio, que me diera cuenta de lo que podía y lo que no podía hacer. Cuando los médicos me dieron luz verde para poder empezar a hacer ejercicio, pensé que nada era más maravilloso que volver a cantar y subir al escenario.

¿Pensó en algún momento que no volvería?

Sí, pero en aquel momento no era lo que más me importaba, estaba muy en el límite. Después de una experiencia como esta cambias, maduras rápidamente. Cambia el hombre y el artista. Me diagnosticaron la leucemia en julio del 87 y en julio del 88 reaparecí en el concierto del Arc de Triomf. Esperaba que llegara el momento en que me considerara lo bastante válido para volver a presentarme ante el público.

Y a partir de entonces se volcó en la fundación.

Fue tanto el alud de afecto que recibí por parte de personas de todo el mundo preocupándose por mi salud, preguntándome cómo me podían ayudar... no sé cuántos millares de cartas llegué a recibir. Pensé que si salía adelante, tenía que colaborar en mejorar la calidad de vida de las personas que pasan por lo que pasé yo y en contribuir a que algún día se puedan curar todos los casos.

¿No se piensa jubilar de la fundación?

Nunca. Forma una parte muy importante de mi vida, mucho, a la altura de mi profesión, pero todavía me sale más de dentro. Cuando ves a un niño de tres años que, gracias en parte a nosotros y a organizaciones como la nuestra, al cabo de seis meses se cura y vuelve a corre... eso no tiene precio.

Josep Carreras en la inauguración del centro contra la leucemia. Xavier Cervera / Propias
La despedida
“Cantaré un año más o máximo dos; cuando ya sientes nostalgia, queda poco futuro”
De los escenarios ya se ha empezado a despedir oficialmente. El 14 de septiembre dijo adiós a la Ópera de Viena.

Sí, pensé que en este teatro, donde he cantado 26 o 27 roles diferentes desde 1974, se podía hacer oficial. No volveré. Lo que pasa es que supongo que cantaré un año más o máximo dos. Y me gustaría poder volver por última vez a algunos lugares donde canté.

¿Cuáles?

Independientemente del Liceu, para mí los más importantes son La Scala, Viena, Covent Garden y el Metropolitan, los que yo una vez definí como el Grand Slam. No sé si conseguiré o no despedirme de todos, depende de muchas cosas.

¿Cuándo se sabe que ha llegado el momento del adiós?

Depende del aspecto anímico, físico y vocal. En este último periodo, cada vez que subo a un escenario pienso “una vez menos”. Cuando ya sientes nostalgia, quiere decir que hay poco futuro.

El futuro está en los jóvenes. Aparte de recitales, acostumbra a asistir a concursos de canto y hacer clases maestras.

Me hace ilusión encontrarme con los jóvenes y ver que hay alguno con talento, que ha nacido para cantar. Entonces me hace ilusión de verdad.

Vertical
Josep Carreras en una actuación REDACCIÓN / Otras Fuentes
¿Usted nació para cantar?

No sé si está bien decirlo, pero creo que sí. Nací para cantar.

Giuseppe Di Stefano, el tenor que tanto ha admirado, dijo que usted era su sucesor. ¿A quién le pasaría el relevo?

Es muy difícil. Hay un tenor. Pero lo que pasa es que todavía es mayor que yo, Jaume Aragall. Lo que hubiera querido y todavía quiero es transmitir a quien me oye el tipo de emociones que Di Stefano me transmite a mí. Todavía lo escucho cada día.

El gran referente
“He querido transmitir las emociones que Di Stefano me transmite, lo escucho cada día”
¿Ya ha pensado cuál será su último concierto?

Hace poco que lo hablaba con mi hijo. Una cosa es lo que pasará y otra lo que desearía. Y desearía que mi último concierto fuera en Barcelona. Lo más bonito sería hacerlo en el Arc del Triomf, volver a aquel concierto del 88, que fue para mí el más extraordi­nario.

¿Y un tema imprescindible de esta despedida del público?

El Te amo de Grieg. 

SÍLVIA COLOMÉ
La Vanguardia

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