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Daniel Hope: "Oír los aplausos del público otra vez es como despertar del coma"

8/5/2021 |

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/20210507/7436523/daniel-hope-oir-aplausos-publico-vez-despertar-coma.html

El violinista ofrece dos sesiones en el L'Auditori donde interpretará un concierto de Mieczyslaw Weinberg con la orquesta OBC.

Tras una pandemia que le ha tenido encerrado en casa, aunque siempre con su violín entre las manos, Daniel Hope vuelve este fin de semana a los escenarios. Regresa en el Auditori de Barcelona donde interpretará, el sábado y el domingo, un concierto para violín de Mieczyslaw Weinberg con el acompañamiento de la orquesta OBC dirigida por la alemana Anja Bihlmaier, que también ofrecerá la sinfonía número 4 de Robert Schumann. Las entradas para este concierto tienen un 50% de descuento para suscriptores en la web de La Vanguardia.

Hope ha recibido a La Vanguardia esta mañana en el Auditori, donde está ensayando con público presencial, un grupo de estudiantes de música. Ha tocado la pieza de Weinberg y al acabar ha recibido una ovación que le ha puesto la piel de gallina. "Oír los aplausos del público otra vez es como despertar del coma", dice feliz.

Feliz de volver a las tablas y también a Barcelona, una ciudad que ama en la que ya ha actuado una veintena de veces. Pero ahora la siente aún más especial. Hope vive en Berlín, donde las restricciones por el coronavirus han obligado a cerrar toda la restauración desde el otoño pasado. "Era como estar en el desierto sin agua y al llegar a Barcelona y ver las Ramblas llenas de gente y al oír esos aplausos, he sentido que tenía el agua, la música, que es agua para el alma", confiesa sin ocultar que se le ha contagiado "la felicidad de los barceloneses, que saben vivir la vida".

"Tocar en esta ciudad es un privilegio", resume. Aunque Hope no ha dejado de hacer llegar su música a los oídos de medio mundo durante los largos meses del encierro. Al percibir que los berlineses cantaban y tocaban desde sus balcones y jardines para hacer más llevadero el confinamiento, a Hope se le ocurrió que podía tocar desde el salón de su casa. Consiguió que los arreglos técnicos permitiesen ofrecer un sonido digno de estudio y contactó con un canal de televisión.

"La idea inicial era hacer siete u ocho programas", recuerda, pero la cosa fue a más, Hope invitó a otros artistas de renombre a su salón y, al final, "fueron más de 150 programas con una audiencia de 12 millones de espectadores, todo el mundo lo veía, la sala de mi casa se convirtió en la sala de estar de toda Europa".

Pero ahora esa etapa empieza a quedar atrás y Hope ha escogido una pieza de Weinberg, un autor casi desconocido, para retomar el contacto directo con el público. Y se muestra convencido de que no defraudará. El violinista conoció la música de Weinberg mientras conducía. El concierto sonaba por la radio. Tuvo que parar: "estaba escuchando una obra maestra".

Luego se informó sobre la vida de este músico de origen polaco que vivió en el Rusia de Stalin. Fue una vida dura, "Weinberg fue acusado de conspirar en Crimea y enviado a un gulag", relata. Salió del infierno de Siberia a la muerte de Stalin, empezó a destacar como pianista y "llegó a ser conocido gracias a la música que compuso para películas y, sobre todo, para filmes de dibujos animados".

La elección de la pieza de Weinberg contrasta con la de Schumann, un artista más que conocido. Hope reconoce que "son obras diferentes, escritas con 110 años de diferencia", pero también encuentra puntos en común, pues "son dos piezas apasionadas".

Una vida de convivencia con el violín
Tras los ensayos, Hope se muestra encantado de trabajar por primera vez con Bihlmaier y aboga "por ver a las mujeres situadas en el mundo de la música clásica que, durante décadas, les ha estado vetado". El violinista es consciente de que las cosas están cambiando, porque en los conservatorios ya hay más mujeres estudiando música que hombres y eso ya se empieza a trasladar a las orquestas".

Él llegó al conservatorio quizá un poco por casualidad si es que en la vida hay casualidades. Su familia es surafricana y su padre, que es escritor, se enfrentó a apartheid en sus textos, por lo que los Hope tuvieron que abandonar el país y se instalaron en el Reino Unido. Una vez allí a su madre le ofrecieron dos trabajos el mismo día: "uno era para ser la secretaria del famoso violinista Yehudi Menuhin, el otro para ser la asistente del arzobispo de Canterbury", recuerda.

Y sonríe cuando explica que su madre se decantó por la primera de las opciones, pues de haber escogido la segunda "yo hoy sería cura". El empleo de su madre le reportó una infancia llena de música y de violines y, por eso, a nadie le extrañó que a los 14 años anunciase que iba a ser violinista. Ahora, con 47 es uno de los más reconocidos del mundo. Un mundo que quiere comerse con su música, en la que Barcelona nunca será una excepción. Hope volverá en septiembre a la capital catalana. 

Maricel Chavarría
La Vanguardia

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