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William Christie, la 'crême' del barroco francés, estrena 'Platée' en el Liceu

3/2/2021 |

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/20210202/6215525/william-christie-barroco-rameau-liceu-platee.html

El fundador de Les Arts Florissants estrena la ópera de Rameau mientras Mary Minkowski sale de gira por Catalunya con la orquesta del Gran Teatre

William Lincoln Christie (n. Buffalo, 19 de diciembre de 1944) es un director de orquesta y clavicembalista nacionalizado francés. Está considerado un especialista en el repertorio barroco y es el fundador del conjunto Les Arts Florissants. Christie estudió historia del arte en la Universidad de Harvard, donde fue brevemente director ayudante del Harvard Glee Club. Desde 1966, empezó estudios en la Universidad de Yale en música, donde estudiaba clavicémbalo con Ralph Kirkpatrick. Se opuso a la Guerra de Vietnam, y sirvió en un curso de oficiales de reserva para evitar el reclutamiento. Posteriormente enseñó en el Dartmouth College, pero después no le renovaron el puesto en Dartmouth y se trasladó a Francia en 1971.1​ Fue uno de los jóvenes que abandonaron los Estados Unidos en aquella época en desacuerdo con la Guerra de Vietnam, para evitar el reclutamiento. En Francia, fue conocido por sus interpretaciones de música barroca, particularmente música barroca francesa, trabajando con René Jacobs y otros. También interpretó música contemporánea junto a la música barroca con el conjunto Five Centuries. En 1979, Christie fundó Les Arts Florissants, que recibieron ese nombre por la ópera homónima de Marc-Antoine Charpentier, que fue su primera representación integral. Le vino su mayor reconocimiento con la producción de Lully Atis en la Opéra-Comique en París.1​ Christie también ha presentado y grabado obras de André Campra, François Couperin, Claudio Monteverdi y Jean-Philippe Rameau. Christie fue un profesor en el Conservatorio de París de 1982 a 1995, y mantiene un rol activo en pedagogía participando en clases magistrales y academias. En 2002, fundó Le Jardin des Voix, una cademia bienal para jóvenes cantantes en Caen.​ Desde 2007, ha tenido relación con la Juilliard School, proporcionando clases magistrales en práctica de interpretación histórica. 

Hay joyas del barroco francés que todavía no se han escuchado entre las paredes del Gran Teatre del Liceu. Y una de ellas es Platée, de Jean-Philippe Rameau, la ópera mitológica que narra la burla y humillación a que se expone una ninfa acuática enamorada del dios Júpiter. El gran compositor de la ilustración la estrenó en 1745, en ocasión de las bodas de Luis XIV con la Infanta Maria Teresa de España. Ahora un gran experto en este periodo musical como es el maestro William Christie (Buffalo, 1944), clavecinista en origen, pondrá remedio a esta ausencia en el Liceu este miércoles, 3 de febrero (19 h). Será en versión concierto junto a su ensemble vocal e instrumental Les Arts Florissants.

Esto sucederá la misma semana en que otro gran maestro del barroco, el francés Marc Minkowski, que en diciembre celebró un aplaudido doblete de la mozartiana Mitridate re di Ponto en el Liceu junto a Les Musiciens du Louvre, sale de gira por Catalunya al frente de la Simfònica del Gran Teatre. Recalaran el viernes 5 en Girona, el sábado en Reus y el domingo en Lleida con un programa que incluye la Sinfonía Júpiter de Mozart y la más romántica Sinfonía Patética de Chaikovski. De esta manera se retoma este ciclo de conciertos por el territorio que impulsa el Departament de Cultura de la Generalitat que en el 2020 fue cancelado a causa de la pandemia.

William Christie conversa con este diario acerca de las razones por las que en España apenas se programa a un compositor como Rameau, tan crucial en el siglo XVIII como lo fueron Bach o Händel. Y sobre Platée, que en el Liceu contará con un excelente elenco de voces solistas, comenzando por el tenor holandés Marcel Beekman, que da vida a la poco agraciada ninfa, o las sopranos Emmanuelle de Negri y Jeanine de Bique (como Amour y Folie respectivamente), más la mezzo Emilie Renard en el papel de Junon, la mujer de Júpiter (el bajo Edwin Crossley-Mercer) que se burla de la protagonista haciéndole creer que el dios se casará con ella.

Rameau ya llevaba años queriendo hacer Platée cuando esto sucede, así que la infanta María Teresa no era el tema de su ópera. Eso de que se burlaban de ella en el propio festejo de su boda es una invención romántica. Lo que sucedió es que debía hacerse otra ópera pero Rameau fue llamado por el rey de Francia y él propuso hacer Platée.

Al personaje de la ninfa se le caracteriza con pupas y berrugas, y con una voz oscura, alejada de la voz preciosa de una soprano. ¿Una crueldad?

“Es cierto que esta ópera es cruel y contiene comentarios terribles sobre una mujer fea que esencialmente es humillada. y el final es trágico, ella se da cuenta de que ha sido traicionada. De hecho toda la ópera es una broma y burla constante hacia su persona, la única que se mantiene todo el tiempo en escena.

La crueldad de 'Platée'
“Esta ópera es una burla de una mujer fea, pero a veces es difícil compartir el humor de siglos atrás”
Pero en ocasiones se hace difícil entender y compartir el humor de siglos atrás. La crueldad hacia los animales en el XVIII hoy no nos haría gracia, ni vamos a ver cómo se devoran dos perros o se ejecuta a criminales. Platée , la historia de la princesa rana, se debía considerar entonces una tragedia divertida más que una comedia.

Porque Bach llevaba más tiempo siendo conocido y porque Händel había escrito muchas óperas, y las óperas pueden interpretarlas cantante modernos y orquestas modernas, aunque no es lo que más me gusta, se puede hacer. Una Alcina, un Giulio Cesare o un Ariodante funcionan. A quienes les gusta Händel les gusta el bel canto, de manera que alguien que canta bien lo puede hacer. Y lo mismo sucede con la orquesta. Pero con la ópera francesa es distinto. Es una lengua diferente al italiano de las óperas de Händel y es una música que requiere más especialización para hacerla sonar elocuente.

Rameau es de los más grandes del siglo XVIII junto con Bach y Händel, uno de los más importantes y que requiere mayor atención. Es de justicia decir que ahora las casas de ópera de Alemania y Austria, Estados Unidos o Gran Bretaña están haciendo Rameau y otros de sus contemporáneos. El público se está desarrollando.

Junto con John Eliot Gardiner y Jordi Savall forma usted parte de una generación dorada de batutas que redescubrían repertorios e iban en busca del sonido original. ¿Ve un posible equivalente de aquella experiencia pionera o va a ser difícil que se repita en el futuro?

Creo que hay muchos jóvenes directores especializados en música antigua, muchos son muy talentosos, y también hay magníficos instrumentistas, violinistas, flautistas, oboístas, cellos... Creo que ahora hemos ido lejos con la esencia, hemos demostrado que especializarse en este tipo de repertorio y tocar con instrumentos antiguos permite entender la música y dejarla sonar. Se ha convertido en algo muy importante en todo el mundo. hoy en día. Música antigua la hay en todas partes, en Salzburg, en Glyndebourne, en el Licoln Center... está tanto en Viena o Berlín que son grandes capitales de la música como en Londres o Nueva York. Tal vez sí fuimos pioneros con Jordi Savall y Gardiner, pero hay mucha gente en la generación joven que hace un trabajo extraordinario.

¿Hasta qué punto ha sido un éxito la música con criterios historicistas? ¿Ha cambiado la forma de tocar incluso en las grandes orquestas modernas?

Sin duda. Las grandes orquestas ya no tocan Bach como lo hacía Karajan, los pianistas no tocan Mozart como treinta años atrás.. La forma en que se interpreta la música demuestra que ha sido una gran influencia en términos de estilo y en la manera de leer la partitura.

¿También en los nuevos creadores de la composición contemporánea?

Muchos de los que conozco y me gustan compruebo que están efectivamente influenciados en términos de música antigua. El repertorio se ha extendido, es mucho más grande, la gente quiere escuchar Bach tocado por una orquesta de instrumentos originales del mismo modo que quiere oír Richard Strauss por la Filarmónica de Viena.

Usted era un chaval de Buffalo educado en Harvard y Yale que vino a Europa, se instaló en Francia, se dedicó a recuperar la música antigua del país y acabó siendo Chevalier des Arts, entre otros títulos. ¿A sus 76 años comprende algo más de su propio proceso?

Fui criado en una familia rica en ideas culturales. Mi padre fue una figura importante en la vida de mis hermanos y yo. Y éramos muy conscientes de lo que Europa había significado en términos de cultura, ya fuera para Estados Unidos, como Sudamérica, Australia, África... Las grandes materias de la cultura mundial proceden de allí.

Dejé los Estados Unidos para siempre en finales de los años sesenta. Era muy infeliz como universitario, era un momento social terrible por la situación de la guerra del Vietnam. Decidí irme, asentarme en un país europeo, un país que adorase su cultura. Ahora soy feliz regresando a los estados Unidos. A finales de los 60 era horrible, y ahora hay otro tipo de situación terrible, pero me encanta Estados Unidos. Y a la vez soy muy feliz. Tengo pasaporte francés y me he convertido esencialmente a la cultura francesa.

¿Cómo ha vivido la era Trump?

Donald Trump y cultura son antitéticos. Trump no tiene cultura, se crió sin. En los cuatro años de su mandato no hubo ningún evento cultural en la Casa Blanca. Y ha conseguido aún 72 millones de votos... Hablar de la cultura como bien esencial será difícil.


¿Y el Brexit? ¿Le afectará?

Tendré menos conciertos en Gran Bretaña pero no me cambia nada. Ahora bien, para los músicos del Gran Bretalla será terrible. El Brexit será una de las cosas más fastidiosas para la cultura en tiempo. Es una situación muy triste con consecuencias graves. Ya hemos visto a organizaciones importantes dejar el país, o a orquestas europeas que dejan Londres y se relocalizan en Europa.

¿Qué planes tiene en esta pandemia?

Hemos creado la Fundación William Christie y Arts Florissants para formar a gente joven y transmitir el conocimiento. Es importante. De aquí a un par de semanas tengo una master class en el campo con cantantes, es del tipo de cosas que hacemos ahora: enseñar y transmitir. Obviamente cuento con Paul Agnew, el director asociado de Les Arts Florissants, que siempre ha sido clave.

¿Dónde prevé buscar financiación ahora que la crisis sanitaria del coronavirus está provocando una crisis económica importante?

Bueno, los años dorados en que los gobiernos gastaban dinero en la cultura han quedado atrás. El francés en los años 60 y 70 promovía cultura de todo tipo, pero el mundo económico es hoy muy distinto. Hay países que han tenido programas culturales que ahora desaparecerán por falta de dinero. Y en Europa Francia todavía es de los que se considera un país cultural, como España, la cultura es parte importante de su identidad. Pero desde hace un par de décadas la gente de la cultura ya hemos visto que había que ir a buscar patrocinadores y mecenas. La vida musical ya no es fácil. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

Catclàssics, música clàssica de Catalunya a internet