29/1/2021 |
https://www.lavanguardia.com/cultura/musica/20210128/6203821/vivac-sonoro-palau-ramon-humet-musica-quartet-gerhard.html
El Quartet Gerhard protagoniza un estreno en el que el compositor barcelonés explora la afinación pitagórica que se dejó atrás con el barroco. Y pide que se interprete a oscuras
Ramon Humet (Barcelona, 1968) sigue adelante con su particular investigación sobre el método de afinación pitagórica, la que se utilizaba en tiempos de Pitágoras y hasta que el barroco dio paso al temperamento igual. El vital e imaginativo compositor, cuya búsqueda de un lenguaje personal lo ha convertido en un referente del panorama de la creación musical contemporánea en España, estrena este jueves (20 h), en el Palau de la Música Catalana, su segundo Cuarteto de cuerda, que bautiza como I Fa l’Aire Visible . La obra la ha escrito para una de sus formaciones más queridas y comprometidas con la música del siglo XX y XXI, el Quartet Gerhard, que completará el programa con el Cuarteto núm. 18 del Tambor de Mozart y con núm. 9 Razumovski de Beethoven.
El discurso meditativo de Humet (fue compositor invitado del Palau hace siete temporadas) y sus ya clásicas referencias a la naturaleza están presentes en esta nueva creación en la que de algún modo profundiza en un aspecto que ya expuso en su primer cuarteto, cuando en ocasión de su residencia creativa en L’Auditori –truncada por la pandemia– lo escribió para el berlinés Armida Quartett.
“Me quedó mucho por explorar en este campo –dice Humet–, quería hacer una scordatura cambiando la afinación de la cuerdas al aire, esto es, la nota que hace la cuerda sin ninguna digitación, para que por sí solas ya hicieran sonar los armónicos naturales de una fundamental, que sería el Do más grave, el de la cuarta cuerda de un violonchelo”. Y a partir de ahí, el compositor experimenta con los armónicos comunes que se obtienen haciendo digitaciones especiales.
El Quartet Gerhard és un quartet de corda català establert l'any 2010 i resident a Berlín. El formen quatre instrumentistes catalans, Lluís Castan (violí) Judit Bardolet (violí) Miquel Jordà (viola) i Jesús Miralles (violoncel), que van conèixer-se durant el grau professional de música i van trobar-se, anys després, per a embrancar-se en un Màster de música de cambra a la ciutat de Basilea. Allà és on van conèixer a un dels seus mentors més destacats, el violinista Rainer Schmidt,[1] del prestigiós Quartet Hagen. Es declaren deutors del també violinista Eberhard Feltz,[2] de qui han rebut consell a la capital d'Alemanya, i d'Oliver Wille,[3] de Hannover, tots tres grans especialistes en l'univers del quartet de corda.[4] L'elecció del nom del compositor català Robert Gerhard és una declaració, segons els propis membres del quartet, de l'actitud que volen mantenir i transmetre com a formació de cambra. Ser a l'avantguarda de les tendències musicals, i alhora defensar una idea determinada de música, són dues màximes que poden atribuir-se tant al compositor modernista com al quartet que porta el seu nom. El treball discogràfic dels Gerhard (el seu segon disc, Portrait, va sortir la tardor del 2016) posa l'accent en una distinció fonamental en el timbre, una eina indispensable per a la definició d'una opció musical determinada.[5] La formació és guanyadora del tercer premi a l'International Irene Steels-Wilsing Competition, de Berlin. Ha pres part en festivals com el Bordeaux String Quartet Festival, el Mozartfest Würzburg o el Muzenforum Concerten Bloemendaal. El seu compromís amb la música de nova creació és palès en les seves actuacions a les CNDM series a Madrid o a la Nuit de la Création a Aix-en-Provence. A llarg termini preparen una Acadèmia de Quartet de Corda a Vic, en col·laboració amb el Quartet Casals.
El último movimiento, por otra parte, lo protagoniza esa cuerda del cello con un pizzicato que Humet califica de chamánico. “Es como un chamán que va percutiendo el tambor. Y esta evocación de los ancestros, de lo más atávico, vibra con los armónicos de las cuerdas al aire de los otros movimientos”, indica. “No invento nada, el otro día escuchaba el segundo movimiento del Quinteto en Do mayor de Schubert y, aunque de forma inconsciente, yo estaba buscando lo mismo que él ya había hecho. Esa ausencia de discurso y la forma en que todo da vueltas sobre unas mismas armonías, como una línea vertical que se proyecta de la tierra al cielo con el pizzicato”.
MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia