27/12/2020 |
https://www.lavanguardia.com/cultura/20201227/6150015/reto-vivaldi-exorcista-cura-rojo.html
Hay nacimientos que marcan toda una vida. Y así sucedió en el caso que nos ocupa. El día que vino al mundo, el 4 de marzo de 1678, la tierra tembló. Un terremoto sacudió su ciudad natal de Venecia, lo que no era signo de muy buen augurio. Quizás por esta razón o porque seguramente ya nació con los problemas respiratorios que le condicionarían la existencia, la comadrona decidió bautizarlo tras el parto. Con el tiempo, la criatura se convertiría en uno de los compositores más célebres del barroco.
El terremoto dio más de si. Y también sería la causa por la que su madre resolvió que el niño se dedicara al sacerdocio. Quizás para prevenir habladurías que pudieran relacionarlo con el demonio.
Lo cierto es que a los quince años ya ingresó en el seminario y una década después fue consagrado sacerdote. Antes, fue superando diferentes etapas de su formación religiosa. Y fue así como el día de Navidad de 1695 (acaban de cumplirse 325 años) recibió el título de exorcista. Después de haber visto la mítica película de William Friedkin, resulta inevitable asociar este conocimiento con posesiones diabólicas, pero resultaba mucho más habitual de lo que pueda parecer. De hecho, incluso el sacramento del bautismo incluye un exorcismo de los llamados menores.
Ahora bien, el joven sacerdote, conocido como prete rosso (cura rojo) por el color de su cabello, era mucho más dado a tocar el violín y a componer que a impartir misas. Incluso se excusó en sus problemas respiratorios para librarse de esta tarea. “Apenas ordenado sacerdote, celebré misa durante algo más de un año y abandoné porque debido a mi malestar tuve que bajar tres veces del altar sin terminar la misa. Por eso hago casi toda mi vida en casa y sólo salgo en góndola o en coche, pues a causa de mi enfermedad pulmonar ya no puedo ni andar”, escribió en una carta en 1737 dirigida al cardenal Guido Bentivoglio d'Aragona.
Sin muchas otras obligaciones eclesiásticas, se pudo dedicar a la enseñanza del violín en el Ospedale della Pietà, un orfanato para niñas y a componer más de 700 obras, entre las cuales, Las cuatro estaciones. Sí, Antonio Vivaldi sobrevivió a un terremoto e incluso a las habladurías que lo relacionaron, no sin razón, con algunas mujeres. Sin duda, su gran vocación fue solo musical.
SÍLVIA COLOMÉ
La Vanguardia