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¿Qué hacía Rossini cuando se le caía la partitura que estaba escribiendo?

17/12/2020 |

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/20201216/6124615/reto-rossini-partitura.html

Gioacchino Rossini, el autor del Barbero de Sevilla y de tantas otras óperas con las que se labró una popularidad inmensa en la Italia de principios del s. XIX, demostró a muy temprana edad su extraordinaria facilidad y virtuosismo para la escritura musical. Había nacido a Pesaro en 1792, al poco de morir Mozart, y ya a la edad de 22 había compuesto una decena de títulos operísticos. En total hizo 39 en 19 años.

Esta inspiración frenética choca, sin embargo, con la idea de indolente y despreocupado que de él se ha ido construyendo. Su fama de bon vivant y fan de la buena comida ha quedado registrada en las recetas de canelones que llevan su apellido y que rinden honores a sus manjares favoritos (trufa, foie gras, mantequilla, queso). Se decía que acostumbraba a componer en la cama y que su pereza rivalizaba en importancia con su virtuosismo, pues cuando se le caía una hoja prefería reescribir la partitura antes que tratar de recogerla.

Sin duda hizo felices a miles de cantantes con aquellas arias que surgían de su pluma con tanta habilidad, aunque también se cree que si se encontraba ante un plazo de entrega muy apretado, no le importaba aprovechar fragmentos de otras de sus óperas que no habían tenido mucho éxito.

¿Qué hay de cierto en ello? ¿Por qué dejó de escribir ópera a los 37, tras estrenar Guillermo Tell y estando en la cima de su popularidad? ¿Realmente el autor de Il turco en Italia, La Cenerentola, Il viaggio a Reims o L’italiana in Algeri decidió retirarse en la campiña parisina sin muchas ganas de seguir componiendo?

Director musical en los Teatros de Ópera de Nápoles y en el Teatro de los Italianos de París, lo cierto es que al año de estrenar Gillermo Tell estalla en 1830 la revolución de julio en Francia. A Rossini le retiran la paga vitalicia. Y pasará cinco años de juicios con el gobierno francés hasta que la paga le es restituida. Según explica el periodista musical Aleix Palau, tenía un contrato para en los siguiente diez años hacer cinco grands opéras , cosa que no se llevó adelante. Dejó a medias un Fausto , pero en sus 15 años como director del conservatorio de Bologna y sus años en Florencia compuso cantatas, misas, música de cámara... y el Stabat Mater . Además revisaba sus arias: los cantantes acudían a verle para que las rehiciera a su medida.

Sobre su indolencia, hubo problemas de salud. Sufrió gonorrea toda su vida, psoriasis, problemas en las rodillas por sobrepeso y una alimentación excesiva que intentó compensar sin éxito con diversas dietas. No podía controlar su gula y, siendo él tan famoso, pasaba de tener una comida de gala a una cena de pompa. Cada evento era un banquete, como dictaban los cánones de la época. Además era un buen gourmet. Le encantaba la mortadela de Bologna. Se las hacía llegar de la ciudad italiana a París como regalo para la gente.

Una muerte traumática
Por otra parte, desde joven había sufrido de nerviosismo, agraviado por la enfermedad venérea pero también originado por el estrés de los encargos que le llegaban a la vez. Se encontraba en la Scala y tenía un encargo de la Fenice de Venecia y del San Carlo de Nápoles. Y sin tiempo material es cuando recurre a colaboradores.

Esta angustia constante tuvo puntos álgidos, como la muerte de su adorada madre, Anna Guidarini, soprano de segunda fila que memorizaba los papeles por no saber leer música. Casado con una prima donna española mayor que él, Isabella Colbran, tiende a generar dependencias, lo que le lleva a verla no solo como musa, también como a una segunda madre.

En fin, Rossini sufría de insomnio, pasó épocas durmiendo una hora o ninguna, y sufrió innumerables depresiones. En su etapa en Florencia estuvo un par de años sin salir de casa. Pero entre balneario y balneario, nunca faltó a su cita con el humor y la ironía. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

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