18/12/2020 |
https://www.lavanguardia.com/cultura/20201217/6127825/traviata-oropesa-soprano-liceu-verdi.html
La soprano de origen cubano y abuelo catalán seduce al Liceu en su primera función de la ópera de Verdi.
Soprano con voz lírica de coloratura, elegante y vital, hija de inmigrantes cubanos asentados en Luisiana (su abuelo era catalán), Lisette Oropesa debutó en el Liceu hace un par de años con Rodelinda , junto al contratenor Bejun Mehta. Y en esta pandemia, con los teatros de EE.UU. cerrados un año más, dice estar agradecida a los teatros españoles que le han dado dos Traviata , la del Real en julio y ahora este montaje de David McVicar que el Liceu ha defendido con uñas y dientes ante las desmedidas restricciones de público del Procicat.
Ha grabado su primer disco con orquesta, diez arias de Mozart, que debe de ser miel para su voz. ¿Hacia qué papeles quiere evolucionar con el tiempo?
Me siento cómoda en el repertorio de lírico-coloratura, ni lírico puro ni coloratura: una mezcla. Mi voz a lo mejor no llegará a ser nunca dramática, pero hay papeles de belcanto que no he tenido la oportunidad de cantar y me gustaría... I puritani, Sonnambula ... He estudiado mucho Bellini y Donizetti, sería magnífico hacer en cinco años las Tres reinas . Y quiero seguir luego con La Traviata .
¿Da miedo abandonarse al dolor de Violetta, la protagonista?
Desde luego. Ese era uno de los papeles de mi madre, que era cantante, y desde muy chiquita he llevado esa música en mi alma. Me lo sabía de memoria, pero entre el público, llorando todo el rato. Cuando al cabo de los años empecé a estudiar el papel, tuve que olvidar todo eso para poder cantarlo y concentrarme en el escenario. De entrada porque la música es tan bella... y además la mujer pasa por todo, es un maratón, ha de sobrevivir y finalmente morir. Como cantante todas tenemos que buscar el punto límite y tratar de no caer al abismo. Si te emocionas se cierra la garganta.
¿Ese miedo tiene que ver solo con mantener la voz o con sentir?
La tristeza de la historia, sí. Y la ópera no es tan triste como el libro. En la historia original ella muere sola con Annina, que le está escribiendo la carta a Alfredo con desespero. No ocurre como en la ópera, que él vuelve y tienen ese momento juntos y se abrazan. Cuando acabé de leerlo no pude cantar ni mirar la música de tan emocionada. La ópera no es tan dolorosa, pero la música nos toca. La parte en que empieza a leer la carta y pierde toda su esperanza, uf, quiere sobrevivir y también dejar de sufrir... Es lo más difícil.
Hay montajes que pretenden emancipar a Violetta. ¿Es compatible con lo que Verdi denuncia?
Las mujeres en esa época no tenían opciones: eran monjas, se casaban o eran de vida alegre. Violetta no es feliz en su vida de cortesana, pero en su mundo busca la manera de sentirse libre, aunque en realidad se siente sola. Canta “Sempre libera!” pero en el segundo acto ya ha dejado eso atrás por amor a Alfredo. Digamos que es segura pero flexible, las mujeres siempre perseguimos la felicidad. Alfredo le habla del poder del amor, le conmueve y piensa que por un tiempo, antes de morir, podría conocer esa felicidad. Y ella es independiente, el poseer cosas y el dinero es importante en esta ópera. Son sus cosas las que vende, vive avanzada a su tiempo. El mundo la juzga, pero nadie sabe la verdad.
Todo el mundo juzga a una mujer según se viste. Pero Violetta no es Manon, que se pasa la ópera diciendo “soy bonita y avariciosa”. Su vida es un accidente. Por eso nos fascina ver otra vez la ópera, con otros intérpretes, porque nos traen algo del personaje que no se ha buscado. Cada una de las sopranos que estamos en el Liceu cantamos e interpretamos de forma distinta... más inocente, asertiva, coqueta. Violetta te permite eso y no todos los personajes te dejan espacio.
¿Cómo se interpreta en pandemia a alguien que muere por enfermedad pulmonar?
Es cierto que con todo eso, una ópera que trata de la muerte por una enfermedad de los pulmones... es demasiado cercano a lo que estamos viviendo. Y eso me ha cambiado la interpretación, porque he visto el sufrimiento. A lo mejor La traviata cambiará a partir de eso. El director de escena en Madrid me pidió que no muriese de manera muy realista. "Hay que mantener un poco de esperanza. No te caigas y te mueras cayéndote", me decía. En el Liceu Violetta tampoco muere tirada completamente como es usual.
MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia