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Una ‘Traviata' donde casi se besan

2/12/2020 |

 

https://www.lavanguardia.com/musica/20201201/49838607782/traviata-liceu-oropesa-yende-opera.html

La pandemia ha querido que el Liceu sea este diciembre, con su producción de La Traviata, un muestrario de las mejores Violettas del momento, una colección de personalidades que van de la asertiva Lisette Oropesa, a la colorida Kristina Mkhitaryan, la más fresca e inocente Pretty Yende y –otra más que acaba de sumarse a los elencos– la muy dramática Ermonela Jaho que se incorporará para la última de las funciones, el día 30 de diciembre.

La del Liceu es una vuelta a los escenarios llena de incertidumbre respecto a los aforos y a la posibilidad de que en la segunda fase de esta desescalada se flexibilice ese máximo de 500 espectadores por función que establece el Procicat. Por el momento el teatro de la Rambla ha decidido avanzar un día el estreno a fin de dividir al público de la función inaugural entre el viernes 4 y el sábado 5.

No sólo eso. Teniendo en cuenta el confinamiento perimetral de fin de semana, el Liceu ha dispuesto dos nuevas funciones los días 8 y 16 para reubicar a todas aquellas personas con entrada adquirida que viajan desde fuera de la capital. Funciones ambas que comenzarán a la 18 horas a fin de que el público esté de vuelta en sus hogares para el toque de queda. El resto de funciones previstas a las 20 h se seguirán adelantando a las 19 h para cerrar el teatro antes de las 22h. Y por lo que respecta a la velada Under35 para jóvenes, las entradas se pondrán a la venta el jueves 3 a las 16 h con un precio único de 15 euros. A lo que hay que añadir que habrá pase en cines de todo el mundo en directo el día 28 de diciembre.

Esperanza y felicidad navideña, pues, con un Liceu que se engalana iluminando su fachada a partir del día 2, el día que reabre con dos pases de Mitridate, re di Ponto. Y el gremio de floristas ha llegado a un acuerdo de colaboración con el coliseo lírico de la Rambla para decorar fachada e interior a partir del día 7. El Ayuntamiento de Barcelona también participa de la instalación de seis metros de diámetro y cuatro de altura que ocupará estas fiestas el Saló dels Miralls con las famosas palabras que se ven en la Gran Via barcelonesa... Fum Fum Fum, Ding Dang Dong...

Pero volviendo al contenido del que podrá disfrutarse en este navideño continente, el teatro celebra la feliz coincidencia de semejante colección de Violettas, dirigidas todas ellas desde el podio por la italiana Speranza Scapucci, “rotunda, interesante y de tempos vertiginosos”, según define a esta batuta el director artístico del teatro, Víctor Garcia de Gomar.

Al tiempo que la repositora Marie Lambert, que vuelve a poner en escena este elegante y también realista montaje de David McVicar que se vio hace seis años en el Liceu,utiliza por ejemplo las mascarillas del coro como elemento de una sociedad falsa que no desea mostrar la expresión del rostro. Distintivo que encaja en esta historia que subraya 167 años después de su estreno este grito desesperado de una nueva víctima de la hipocresía social.

“Es cierto que el espacio escénico se ha ampliado, la lápida de Violetta es más grande y profunda, hemos movido algunos elementos para que la escena sea más diáfana y hemos adaptado algunas acciones, siendo sensibles a las necesidades de los artistas”, explica Lambert. Pero, ¿se besan Violetta y Alfredo? Están cerca de besarse, aunque no, ya no lo hacen como antes”, asegura.

La música no entiende de género, asegura Speranza Scapucci, una de las directoras de orquesta más deseada en el ámbito de la ópera italiana, y sin embargo a nadie se le escapa que este Verdi llega a Barcelona liderado por mujeres y que la propia Scapucci promete una lectura detallista y apasionada de esta historia basada en La dama de las camelias.

“Recuerdo cuando hace dos años vine a dirigir Attila al Liceu, aquella gran electricidad que se produjo con la orquesta y el cor, y esta vez, aun en las difíciles circunstancias de la pandemia que nos ocasionan muchas inconvenientes de distancias físicas, mascarillas para el coro que son unos auténticos héroes, el entusiasmo y el gran amor por esta obra se transmite en todo el teatro, no sólo entre los músicos”, afirma la maestra Scapucci.

Y sobre esta partitura que todo el mundo conoce –en Italia hay un dicho, ‘La Traviata no la aprendes, naces sabiéndola’– la directora musical indica que cada vez que la abre descubre cosas nuevas, y es “eso lo que la convierte en una obra maestra”. Por ejemplo: “Esos acentos o palabras que están escritos de una forma determinada... Quiero subrayar el contraste que hay entre el acto I y el resto. Porque el brindis con el que arranca no es un momento festivo, sino más bien una felicidad histérica, irreal, y Verdi saca esos colores frágiles de la orquesta, que explosiona al final como un deseo desesperado de Violetta de vivir, porque ella desde le primer momento sabe que morirá, está enferma, está tísica”.

El toque de queda obliga, eso sí, a efectuar algunos cortes. “Queríamos hacer una Traviata sin cortes pero al final no es completa, quitamos un par de cosas, alguna de las cabalette, porque además también tenemos muchas funciones, es como una maratón”, añade..

Entre las soprano se confirma que hay tantas maneras de vivir el papel de Violetta como personalidades hay. En este sentido, la estadounidense de origen cubano Lisette Oropesa, a quien el año pasado se vio en el Liceu interpretando Rodelinda junto a Bejun Mehta, considera importante transmitir se trata de una mujer fuerte, con mucha fuerza de voluntad pero también una persona que ama mucho, el amor es la fuerza para ella.

”Pero no se da cuenta del poder del amor hasta la mitad de la opera –afirma–. No es algo que haya conocido en su vida, únicamente regida por el poder del dinero y la posición social. Es con Alfredo que encuentra la felicidad pero, como sabemos, es un sueño muy corto pues ha de salvar retirándose a la hermana de Alfredo, a la que ni siquiera conoce, pero a la que ve como una víctima inocente.Un papel, muy difícil de cantar por la emoción que encierra”.

Pretty Yende, a la que el público del Liceu vio por última vez junto a Javier Camarena en I Puritani, asegura que para cantar Violetta una ha de mantener la cabeza fría y el corazón caliente. No hace tanto que ha debutado este papel de manera que todavía se acerca al personaje con frescura, descubriendo sus diversas caras.

Embarazada de cuatro meses, Kristina Mkhtiaryan será quien abra fuego el día 4 de diciembre, junto con el tenor Pavol Breslik y el barítono Giovani Meoni en los papeles de Alfredo y su padre Girogio Germont respectivamente. Dimmitry Korchak es el otro Alfredo que se alterna en las funciones, mientras que Àngel Ôdenay George Gagnidze dan vida a Girogio Germont en otras funciones. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

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