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Cuando Barcelona recelaba de la ambición artística de Pau Casals

29/11/2020 |

 

https://www.lavanguardia.com/musica/20201129/49782394155/pau-casals-orquesta-centenario-museu-de-la-musica-vendrell.html

Cuando en 1919 Pau Casals decide dejar Nueva York y regresar a Catalunya tras haberse comido el mundo con el cello, lo hace pensando en grande. Barcelona se merece un proyecto orquestal de primer orden y el maestro catalán, cuya trayectoria internacional con orquestas de nivel había sido espectacular, considera que hay que dotarla de una formación con temporada estable y músicos bien pagados que crezcan con el proyecto y creen una sonoridad específica. Una orquesta, en fin, de nivel europeo que pueda recibir a lo más granado del momento.

Así fue como en sus 17 años de existencia acudieron a dirigir la Orquestra Pau Casals y a tocar como solistas figuras de la composición de la talla de Falla, Schönberg, Stravinski, Richard Strauss, Anton Webern, Prokófiev, Bartók, Gerhard, Webern, Zemlinsky, Honegger, Korngold, Krenek, Turina, Campmany, Manén, Morera, Semper... Una orquesta extraordinaria que estrenaba obra contemporánea: de Fauré, Ravel o Galzunov a Berg o Kodaly, más toda la música catalana.

No es que Barcelona fuera en aquel momento un erial musical, ni mucho menos. Existía la Associació Wagneriana, la de Música de Cambra, el Orfeó Català y el Orfeó Gracienc... la Orquestra del Liceu o la Simfònica de Barcelona, esta última fundada por Joan Lamote de Grignon, aunque tocaba de forma más esporádica pues los presupuestos no daban para temporadas estables. Había un interés por la música pero...

Quien así lo explica es Núria Ballester, directora del Museu Pau Casals del Vendrell. “Al llegar el maestro a Barcelona con un proyecto orquestal tan ambicioso, tanto Lamote de Grignon como los gobernantes reaccionaron con escepticismo, pusieron en duda que Barcelona tuviera un público para esa oferta. ‘De acuerdo’, dijo él, ‘pues la crearé yo’. Hasta que creó un patronato que hacía una aportación considerable, fue el propio Casals quien puso el dinero de su bolsillo”.

De octubre de 1920 hasta el golpe de estado de 36, la Pau Casals celebró más de 360 conciertos, marcó a toda una generación de músicos y divulgó la música entre las clases trabajadoras a través de la Asociación Obrera de Conciertos, su proyecto social inspirado en Anselm Clavé.

Su último ensayo en el Palau de la Música Catalana tuvo lugar el 18 de julio del 36, cuando un comisario entró e informó del golpe de estado. Un año más tarde se celebraría el último concierto con motivo del congreso internacional de escritores, en el Liceu.

Casals, que había apoyado la causa republicana, se exiliaría muy a su pesar a Prada de Conflent... “Acusado de masón, judío, rojo separatista, le impusieron una multa de un millón de pesetas y le embargaron todos los bienes”, recuerda Ballester.

El quién, qué, cómo y con quien de aquella aventura artística irrepetible queda recogido ahora en la exposición 100 anys de l’Orquestra Pau Casals. Excelència musical i compromís social. Abierta hasta febrero, la muestra que arranca en el Museu de la Música de Barcelona y acaba en el Pau Casals del Vendrell es un recorrido por la trayectoria de la formación a través de más de 120 documentos originales que se conservan en distintos archivos, especialmente en la Biblioteca de Catalunya y la Fundación Pau Casals. Entre ellos, un escrito de la Generalitat expresando su voluntad de convertirla en orquesta nacional, el sueño del maestro que nunca pudo ver realizado.

Partituras originales, programas, carteles, documentos sonoros, fotos de conciertos y ensayos –Conxita Badia era la soprano habitual– o incluso la levita de director de Casals, más su atril, maletín, pipa y batuta, reciben a quien visite el Museu de la Música. Es la última aportación de Jaume Ayats como director del museo, pues mañana acaba su mandato a la espera de que L’Auditori convoque concurso.

“Cuando escuchas sus grabaciones observas que Casals sería hoy, comparado con los Karajan y demás, lo que entendemos por música antigua con criterios historicistas. Él era ágil, lo hacía todo más fraseado, aunque podía tener, eso sí, estallidos románticos”, apunta Ayats.

En esta etapa de la muestra se explican antecedentes, trayectoria y desaparición de la orquesta, así como las que surgen a partir de 1940, cuando Enric Casals, su hermano violinista, dirige la Ibérica de Conciertos, o cuando Eduard Toldrà toma, por así decirlo, el relevo al frente de la Orquestra Municipal de Barcelona (más tarde Orquestra Ciutat de Barcelona con Ros Marbà de director y actualmente Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya).

El contenido de la segunda parte de la exposición, en el Vendrell, abunda con idéntica estética que la de Barcelona en los conciertos que la orquesta celebró por Catalunya, así como en el homenaje que la localidad le dedicó en 1927 o la proyección como director de orquesta, especialmente en la etapa posterior en Puerto Rico. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

Catclàssics, música clàssica de Catalunya a internet