18/8/2020 |
Vilabertran acoge la 28ª edición del festival con 13 conciertos programados hasta el 30 de agosto
Todo es cuestión de pasión y convicción. La pandemia se ha llevado por delante muchos festivales de verano que, ante la adversidad, han cancelado sus ediciones. Otros, los menos, han apostado por la música en vivo desde el principio. Así lo hizo Antonio Moral en el Festival de Granada, reuniendo a algunos de los más cotizados artistas del mundo en una edición pionera en el circuito europeo. La Schubertiada de Vilabertran (Girona) sigue su ejemplo y abre este miércoles una edición cuajada de estrellas del lied. “La música forma parte de la vida y tuvimos claro desde el principio que queríamos hacer el festival manteniendo muy alto el listón de calidad”, afirma Víctor Medem, su director artístico.
No bajan la guardia en Vilabertran. Pese a los problemas de toda índole causados por la covid-19, el festival ampurdanés ha logrado mantener en duras circunstancias su tradicional nivel de calidad. El más fiel y emblemático de sus artistas, el barítono alemán Matthias Goerne, destaca en una intensa agenda de 13 conciertos programados del 19 al 30 de agosto. El concierto inaugural corre a cargo del Cuarteto Quiroga y la violonchelista Erica Wise, con obras de Boccherini y el gran Quinteto para cuerda en do mayor, de Franz Schubert.
El debú en Cataluña del barítono alemán Florian Boesch, y la presencia del Cuarteto Casals y otras dos voces de primera —la soprano alemana Juliane Banse y el emergente barítono suizo Andrè Schuen, son algunos de los platos fuertes del único festival español consagrado al legado de Schubert y sus contemporáneos románticos. Banse interpretará el ciclo Viaje de invierno junto al pianista Wolfram Rieger (día 21) y Schuen dedicará a Mahler y Schubert su recital junto al pianista Daniel Heide (22).
“La Schubertiada es un festival hecho por melómanos para melómanos, y los que tenemos verdadera pasión por la música lo anteponemos como una cosa esencial de nuestra vida”, comenta Medem. “No es casualidad que en Granada su director, Antonio Moral sea, además de un gran profesional, un apasionado de la música. Y la gente que llevamos la Schubertiada también lo somos. Es también una cuestión de voluntad. Pese a las dificultades, vimos la viabilidad económica y, gracias al apoyo de artistas y público, hemos podido tirar adelante el festival, con menos aforo (alrededor de un 45%) y un pase doble para los conciertos con mayor demanda”.
Harán doblete Goerne y el pianista Alexander Schmalcz, que interpretarán lieder de Beethoven y Brahms el día 27 (19,30 y 22 horas) y el Cuarteto Casals, que clausurará la Schubertiada el 30 con obras de Haydn, Mozart y Mendelssohn. Para ese segundo pase quedan algunas localidades a la venta, mientras que está todo vendido para los conciertos de Banse, Boesch, Schuen, el Cuarteto Quiroga y el Antón & Maite Piano Dúo.
”Solo hay un músico que no ha podido venir, el pianista Malcom Martineau, gran amigo del festival, que iba a hacer La bella molinera, de Schubert, con Florian Boesch”, explica Medem con pesar. “El pasado viernes nos comunicó que no podrá venir debido a las restricciones del gobierno británico, con la obligación de guardar cuarentena”. Por suerte, la también pianista y británica Imogen Cooper, gran schubertiana, podrá actuar, dice Medem, porque veranea en la Costa Brava.
La Schubertiada mantiene firmes en su 28ª edición los tres grandes ejes de su programación: los grandes cantantes de lied, la apuesta por la juventud y los nuevos valores, y la atención especial a los cuartetos de cuerda, con los Casals, Quiroga, Gerhard y Cosmos como muestra del altísimo nivel de las formaciones españolas.
La generosidad del público, cuenta Medem, no deja de sorprenderle. “Tuvimos que posponer algunos conciertos al 2021 y la gente que compró entradas, en un 70%, ha cedido el importe a la Asociación Franz Schubert, organizadora del festival. Hemos perdido mucho público —casi un 30% viene de fuera ex profeso, son turistas culturales— y, aunque este año no vienen, muchos no han pedido el retorno de las entradas para mantener su compromiso de fidelidad. Y al final vamos a tener una ocupación total”.
El público tendrá la sensación de disfrutar de la música casi en familia, con un aforo limitado a 140 personas como máximo en la sala. Las medidas de seguridad incluyen, entre otras, control de temperatura, separación estricta entre cada localidad de un metro y medio a la redonda, ventilación y desinfección de la sala tres veces al día y accesos separados por la iglesia y el claustro.
JAVIER PÉREZ SENZ
El País