Aficionado a la ópera, ¿sí o no?
Mi aproximación al Liceu es desde el mecenazgo, pero he venido bastante, tengo intereses amplios y siempre he encontrado espacios para hacer otras cosas y no monopolizar la mente. No soy melómano ni capaz de retener autores y libretos de todo. Experimento y observo.
¿Y qué experiencia como empresario de Abertis puede aplicar a un ámbito tan diferente?
He hecho varias cosas en el ámbito empresarial. Y en el mundo del voluntariado he presidido la Cruz Roja de Barcelona y ahora soy vicepresidente del patronato de la Guttmann. Soy animalista, estoy en patronatos de instituciones que protegen los animales. Y en el ámbito lúdico, he estado en el Barça, el Cercle d’ Economia, el consejo social de la UB, y presido el Institut d’ Economia. Hay una serie de cuestiones a las que me acerco y que me enriquecen. Yo no esperaba venir al Liceu. Aportaré vivencias y cierta habilidad en apoyar a los equipos, que son los que harán las cosas.
¿Cuando llama a las puertas para pedir apoyo económico, se le abren a usted o al Liceu?
A los dos. El Liceu bien presentado tiene una potencia para abrir puertas que no supera ninguna persona. No puedes pensar que la gente ayudará sólo porque le gusta la música o porque hay que estar ahí, sino porque eres capaz de presentar un proyecto al que se sienta vinculado y vea bueno para su compañía. Que crea que vincular su imagen al Liceu será positivo para sus propios objetivos. Si eso funciona, el éxito del mecenazgo está garantizado. Somos la institución catalana con más apoyo del sector privado.
¿Nos hemos lamentado demasiado de estar en desventaja respecto a Madrid, que tiene la presencia de las empresas del Ibex?
Nunca he visto un Liceu muy victimista. La dinámica en general tiende a poner en evidencia el problema, la diferencia de tratos. Mire, los americanos saben que la contribución pública es poca y han creado una ley de mecenazgo que facilita que la parte privada done. Ahora empezaremos a experimentar y ver cómo aprovechar la deducibilidad fiscal. Cuando me presentaron al president de la Generalitat dijo que estaban estudiando una nueva ley.
¿Y tiene fe en esta ley?
Me interesa que se siga hablando. Con el nuevo decreto de modificaciones fiscales tenemos que ver cómo superar la etapa actual y llegar a una normalización. Creo que tenemos que poner ilusión y creer en la voluntad de las administraciones, que está expresada en un informe de una comisión de mecenazgo que presidí. Y toca ver cómo pasamos de la voluntad a los presupuestos.
Repetimos ministro. ¿Eso es bueno para el Liceu?
No lo sé. Antes del trabajo de esta comisión ha habido problemas con el ministerio. Hoy puedo decir que tiene la voluntad de ayudar al Liceu.
¿Y cómo son las relaciones con el Ayuntamiento en el primer año sin palco propio?
El Ayuntamiento hoy aquí es Jaume Collboni. Las conversaciones con las personas evolucionarán y si ha habido presunción de elitismos la realidad se impondrá.
¿Siendo el Ayuntamiento una institución saneada no podría ayudar en el déficit del teatro?
El sistema de porcentajes 45-40-10-5 ya da una forma de trabajar, no tiene sentido que el Ayuntamiento vaya más allá del 10%. El déficit se ha de recuperar de forma estructural y estable, no en un “me los dejas y ya te los de volveré”. El Liceu es un elemento activo, no un receptor para subsistir, no ha de ser objeto de beneficencia, sino de inversión.
¿Cómo combinan la marca Barcelona y la marca Liceu?
El Liceu es una de las instituciones de prestigio que no ha perdido. Ha sufrido dos incendios gravísimos y la sociedad ha estado allí. ¡Cuántas ciudades querrían tener un Liceu! Si el Liceu se ha levantado es porque esta ciudad es inimaginable sin su impronta. Sería otra ciudad.
Y como equipamiento de país, ¿no echa de menos el apoyo institucional en los estrenos?
Las prioridades cambian. El otro día me preguntaban si la gente venía al Liceu a hacer negocios...
¿No lo ha hecho usted?
No. Valoro el networking, pero esto no es el palco del Bernabéu. No vienes a comer palomitas mientras otros marcan goles. Y en el entreacto se hacen otras cosas porque tampoco hay tiempo suficiente. En el Liceu venimos a sentirnos bien. Aunque cuando pueda intentaré arreglar las butacas de la platea, que no son muy cómodas, ¡están inclinadas hacia delante! Pero sí, aquí la gente viene a experimentar.
¿El suyo será un cargo representativo o tiene intención de participar en la gestión del Liceu?
Quiero respetar, ayudar, intentar que el patronato fije la política y convalide las líneas estratégicas. He cogido práctica en ayudar a la gente en el día a día. No en sustituirla.
¿Teme que el turismo marque demasiado la hoja de ruta de la programación del teatro?
No hemos hablado lo suficiente del tema. Tengo experiencias como turista en otras ofertas culturales de Europa y América, y ves que hay un público autóctono compatible con un tipo de turista. El producto marca el mercado. Tenemos 2.300 localidades, esto no es el Barça. El Liceu no puede hacer un producto para llenar con turistas sino con turistas compatibles con tu producto.