Este año, explica su coordinador, Víctor Médem, habrá nada menos que seis conciertos dedicados a él. Pero además el encuentro, según detalla Jordi Roch -presidente de la Confederació de Joventuts Musicals i de la Associació Franz Schubert, impulsora del encuentro-, ha dedicado un especial esfuerzo a internacionalizarse y trabar lazos con grandes festivales del mundo. Y lo han logrado: con el Wigmore Hall de Londres, con el festival de lied de Oxford y con la Schubertíada de Schwarzenberg, la más importante de todas y a la que acuden aficionados de todo el mundo. Con todos ellos se intercambiarán información, artistas y publicidad, lo que desde Vilabertran esperan que atraiga a muchos más espectadores foráneos.
Ya en el programa de este año contarán con dos de las estrellas que han crecido junto al festival: la soprano Juliane Banse, que llegó a la Schubertíada cuando era una joven estudiante de canto y ahora está en plena madurez artística, y el barítono Matthias Goerne. Los dos harán doblete. Banse ofrecerá un recital con temas de Brahms, Duparc y Schubert y otro acompañada del barítono Adrian Eröd en el que compartirán dúos de Schumann y Mendelssohn y una selección de las canciones italianas de Wolf. Por su parte, Goerne irá a los primeros años del lied, a Beethoven, con su “La amada lejana” y sus “Gellert-Lieder”. Y ofrecerá otro recital con temas de Alban Berg, Schumann, Brahms, Shostakovich y Wolf.
Pero además la Schubertíada, en su vocación de descubrir grandes voces –presentaron al tenor alemán Jonas Kaufmann cuando era un desconocido y hoy se lo rifan en todo el mundo-, presenta este año a dos grandes talentos, jóvenes pero ya consolidados, que debutarán en España en Vilabertran: el tenor lírico suizo Mauro Peter, que interpretará “La bella molinera” de Schubert, papel para el cual su voz es idónea, y que días después actuará en Salzburgo, y la soprano alemana Anna Lucia Richter cantando lieder de Schubert.
Por supuesto, la Schubertíada ofrecerá también buenas muestras de su otra especialidad, los recitales de piano y la música de cámara. Así, volverá otra de sus estrellas habituales, la pianista Khatia Buniatishvili, y debutará un gran joven talento del piano, Daniel Kharitonov, el más joven premiado de la historia del legendario concurso Chaikovski de Moscú, que se atreverá con la obra de Schubert que requiere mayor virtuosismo, la “Fantasía del caminante”. El Quartet Casals, que actúa cada año, interpretará obras de Haydn, Shostakóvich y Ravel y la orquesta del festival, la Camerata432 dirigida por el violinista Gordan Nikolic, interpretará piezas de Janacek, Schubert y Chaikovski.
Roch recuerda que las schubertíadas se llaman así porque en tiempos de Schubert, en pleno régimen represivo de Metternich en Austria, con censura, el compositor creó un grupo de amigos con el que se reunían para hablar de todo, leer textos y acabar con él tocando el piano, que les ofrecía sus primicias. Hoy, en las schubertíadas se rememora aquellos ambientes de música en la intimidad que favorece la proximidad de los creadores y los intérpretes con su público. Y de hecho para lograrlo en Vilabertran habrá de todo: conferencias, conciertos de familiares y conciertos tempranos por la tarde. E incluso de mañana: los Bach Breakfast , que contarán con la violinista ibicenca Lina Tur Bonet, de norme proyección internacional, y con Arnau Tomàs y Kennedy Moretti.
Pero además este año el festival tendrá presencia en Barcelona gracias a un pequeño ciclo sobre la música de Schubert en la Filmoteca -con películas como “Delitos y faltas” y “La muerte y la doncella”- y gracias a dos conciertos en el Conservatori del Liceu que se inscriben dentro de la revitalización de la Associació Franz Schubert que impulsa el festival de Vilabertran: en Barcelona se podrá ver al talentoso Kharitonov este 22 de abril y antes, el 7 de marzo, a la mezzo Marie Seidler con el pianista Hilko Dummo.