Janine Jansen: “Huyo de la perfección sin alma”
17/4/2004 |
La holandesa Janine Jansen es una de las más reconocidas estrellas de la nueva generación de virtuosos de violín. Con tan sólo 25 años, sorprendió a crítica y público en su última actuación española del pasado febrero tras ofrecer, acompañada por la Filarmónica de la BBC y su titular Gianandrea Noseda, una emocionante e intimista versión del Concierto de Benjamin Britten donde dejó claras sus señas de identidad: afinación justa, elegancia innata y una clara facilidad para dar y quitar intensidades que le permite construir un fraseo propio de un veterano.
Escuela rusa
Jansen encauzó su gran talento natural en el Conservatorio de Utrecht junto a Philippe Hirshhorn y Viktor Liberman y más tarde junto a Boris Belkin e Isaac Stern: “Mis maestros más importantes han sido rusos, pero lejos de divulgar ‘su escuela’ como algo distintivo, prefirieron que buscara un sonido personal. Veían la música como algo muy individual”. Pese a su juventud, Jansen transmite, no sólo sobre el escenario, una sólida personalidad musical que le ha permitido mantener un criterio a la hora de entender su carrera: “Intento ser espontánea y fiel a mis sentimientos para recrear la obra con la frescura de la primera vez. No busco cosas especiales. Parece algo sencillo, pero esta profesión puede resultar muy estresante y es algo a veces difícil de conservar. Tiene que ver con la honestidad del intérprete, no sólo consigo misma sino también con el público. Prefiero dar una nota mal con la intención adecuada, que ‘fabricar’ una perfección sin alma”. Tras debutar hace una década junto a la Sinfónica de la Radio Holandesa, su presentación internacional vino de la mano de Valeri Gergiev quien la eligió para su tour japonés junto a la Filarmónica de Rotterdam hace casi un lustro. A partir de ese momento los contratos empezaron a llover y la joven instrumentista logró imponerse poco a poco en el mercado de los grandes a lomos de su Stradivarius de 1727, llamado Barrère, al que extrae un sonido de gran identidad. Algo que podrán comprobar los asistentes a los dos conciertos que ofrece, junto a la Sinfónica del Principado de Asturias y bajo la batuta de su titular Maximiliano Valdés, hoy y mañana en Gijón y Oviedo con el Concierto de Chaikovski en el programa.
Su presencia en España coincide con la aparición de su primer registro para Decca donde conviven obras de Chaikovski, Saint-Saëns, Shostakovich o piezas de John Williams para La lista de Schindler: “Me identifico con muchas épocas y quería presentarme con este tipo de repertorio variado. Si la música es lo primero no hay nada malo en emplear unos criterios comerciales para darla a conocer”. Un recital en el que la artista hace gala de un arco fácil y elegante y un dominio sorprendente de las regulaciones: “Siento el violín y el arco como una prolongación de mi cuerpo, es una relación casi orgánica”.
Carlos Forteza
El Cultural