Jordi Savall acaba de renunciar al premio Nacional de Música que le fue concedido ayer. Dotado con 30.000 euros, el gambista y líder de formaciones como Hesperion XX ha decidido escribir una carta al ministro de Educación, Cultura y Deportes. En ella lamenta no poder aceptar el galardón «sin traicionar mis principios y mis convicciones más íntimas». En concreto, está en total desacuerdo con las políticas de ajuste aplicadas en los últimos años por el ministro José Ignacio Wert y el secretario de Estado José María Lassalle. Se da la circunstancia de que dos semanas antes había recibido, de manos de Artur Mas, la medalla de Oro de la Generalitat, en un acto en el que no habló de política y solo dijo que se sentía «muy emocionado» por la distinción.
La larga misiva acusa al Estado español del «dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y promoción del arte y de sus creadores». También acusa al ministro de «menospreciar a la inmensa mayoría de músicos que con grandes sacrificios dedican sus vidas a mantener vivo el patrimonio musical hispánico milenario».
Entre las duras expresiones de rechazo, se queja de que los artistas y creadores «luchan por sobrevivir sin un amparo institucional ni una ley de Mecenazgo que las ayudaría». También dedica una breve reflexión a la educación: «No podemos permitir que la ignorancia y la falta de consciencia del valor de la cultura de los responsables de las más altas instancias del Gobierno de España erosionen impunemente el arduo trabajo de tantos músicos, actores, bailarines, cineastas, escritores y artistas plásticos que detentan el verdadero estandarte de la Cultura y que no merecen sin duda alguna el trato que padecen». El artista espera que su rechazo, «este sacrificio sea comprendido como un acto revulsivo en defensa de la dignidad de los artistas».
El músico ha renunciado al premio Nacional de Música en el apartado de Interpretación. Ayer recibió la noticia del galardón en Almería, mientras ensayaba, pero escribió la carta al ministro de Educación, Cultura y Deportes. La víspera, el martes, había tocado en el Auditorio Nacional de Madrid, con un programa en homenaje a El Greco.
El tercer rechazo, tras Marías y Sierra
No es el primer premiado en renunciar al Nacional. En dos ocasiones anteriores ya ocurrió, aunque por diferentes motivos. El escritor Javier Marías lo hizo de manera pública y notoria en 2012, convocando una rueda de p, ratificando que nunca aceptaría un premio institucional y no era por motivos políticos
El otro precedente tiene más de happening, puesto que lo protagonizó el artista Santiago Sierra en 2010 con el Nacional de Artes Plásticas. Al grito de «Salud y libertad», la misiva, toda una proclama política, decía «El Estado no somos todo. El Estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. No señores, NO, Global tour».
El jurado había reconocido a Jordi Savall por ser «uno de los grandes intérpretes de nuestro tiempo, referente de varias generaciones de músicos, por su infatigable labor en la recuperación y difusión de nuestro patrimonio musical, que ha llevado por los cinco continentes durante cuatro décadas y que ha plasmado en una vasta y rica discografía. Por su reivindicación constante en el hermanamiento entre las civilizaciones de Oriente y Occidente, como queda patente en sus recientes proyectos».
La trayectoria de Jordi Savall (Barcelona, 1941) es extraordinariamente extensa y rica, con aportaciones importantísimas a la recuperación y promoción del repertorio Histórico, a través de la fundación de formaciones como la Capella Reial de Catalunya o Hesperion XXI, y sus numerosos discos. La fama le llegó con la grabación de la banda sonora de «Todas la mañanas del mundo», de Alain Corneau, ganadora del Oscar. Oficial de las Orden de las Artes y las Letras de Francia, país donde es toda una celebridad, posee numerosos galardones. Además de la medalla de Oro de la Generalitat catalana, en 2008 fue nombrado «Embajador de la UE para el diálogo intercultural», y en 2010 recibió en Sajonia el Premio Internacional de Música para la Paz.