Al igual que la autoría de Purcel de esta semiópera es puesta en duda y se atribuyen pasajes a su estudiante John Weldon, los críticos alemanes se preguntan si el director de escena español está realmente detrás de esta versión. "¿Dónde están las brutalidades de Bieito, sus famosas provocaciones infames? ¿Puede ser que el catalán se haya convertido a una manifestación más suave?", se pregunta Stephan Hoffmann, rescatando la violenta pelea entre Fernando y el diablo como último resto de la violencia que caracteriza las obras de este director, que en esta ocasión se limita a anclar el barco en mitad del escenario y dejar transcurrir sin sobresaltos ni salpicaduras de fluidos corporales este estudio de la melancolía de un mago de la edad, abandonándose a la conclusión poética.
El propio Bieito ha reconocido en la prensa local que "esta producción es modesta, incluso humilde", recordando la que realizó hace ya 20 años de la misma obra. En Mannheim había representado anteriormente 'Don Carlos', 'Lulú', 'La vida es sueño' y 'La casa de Bernarda Alba', por eso el público está al tanto de su forma de entender el expresionismo teatral. El público se pregunta ahora si se ha convertido a la armonía. "Hay mucha fuerza en la paz y en la tranquilidad. Igual que antes siguen presentes en la obra los temas del amor, el odio, la soledad, pero hoy yo sé mucho más sobre ellos que hace 20 años", dice el director a modo de explicación. "Yo diría que mi enfoque artístico en esta producción es humanista", añade, creando todavía más expectación y logrando un nuevo golpe de efecto.'La Tempestad' vuelve a representarse esta noche y es imposible conseguir una entrada. Alemania quiere presenciar la conversión de Bieito a la reflexión serena y dispone de estos escasos 45 minutos. "Se trata de un gran poema es sobre un hombre que odia al mundo, vive para vengarse de su enemigo y se pregunta al final de su vida por la libertad y la paz", promete Bieito.