Un año más la Scala de Milán, el templo de la lírica por antonomasia, ha vuelto a provocar la división de opiniones en la inauguración de su temporada. El título elegido para abrir el curso lírico ha sido «La Traviata» y el compositor Verdi -proclive a la bronca-, del que se celebran los 200 años de su nacimiento.
En esta ocasión el chaparrón fue para Dmitri Tcherniakov. Lo que no ha supuesto ninguna sorpresa para aquellos que conocen el trabajo del director de escena ruso (la temporada pasada hizo doblete en el Teatro Real con «Macbeth» y «Don Giovanni», y se llevó lo suyo).
Si bien Tcherniakov parece breado en estas situaciones, no le sucede lo mismo a Piotr Beczala, que interpretaba el papel de Alfredo y que ha mostrado su malestar en su página de Facebook, en la que ha anunciado que no volverá a cantar en la Scala. «No os preocupéis … Soy un profesional que tiene un contrato con la Scala y lo terminaré», afirma el tenor quizá en alusión a la estampida que protagonizó Roberto Alagna cuando, también en la inauguración de la temporada, fue abucheado mientras cantaba en «Aida», por lo que tuvo que ser sustituido por otro tenor vestido de calle que estaba en la sala.
Desacuerdo con Tcherniakov
«Yo mostré mi profesionalidad ayer en “La traviata” -continúa Beczala-, aunque no estaba realmente de acuerdo con la visión de mi personaje realizada por el director de escena, pero lo interpreté lo mejor que pude...El resultado ha sido... mi primer abucheo. Como resultado volveré a Italia solo de vacaciones».
Mientras en el pre-estreno para jóvenes fue ovacionada, en el estreno la división de opiniones fue evidente. Frente a los diez minutos de aplausos dedicados a los cantantes -en especial a Diana Damrau (Violeta)- y al director musical, Daniel Gatti; la aparición de Tcherniakov sobre el escenario desencadenó numerosos «buu», y gritos como «vergüenza» y « vuelve a casa», como recoge «Il corriere della Sera».
Lo mismo sucedió entre las personalidades que acudieron a la velada, en la que se dedicó un minuto de silencio a la memoria de Nelson Mandela. Mientras el Presidente de la República, Giorgio Napolitano, calificaba el espectáculo de «fantástico», el diseñador Giorgio Armani confesó su decepción. «Esta “Traviata” me ha desilusionado. Hay modernidad y modernidad, y ésta, en concreto, me ha gustado poco», afirmó, aunque reconoció el «coraje» de Tcherniakov, informa Efe.
Linchamiento en la ópera
Pero esta no es la primera vez, ni por supuesto será la última, que se escuchen abucheos en la Scala. La historia de este teatro está llena de grandes nombres que han sufrido en propia carne los insultos y los bramidos del público, principalmente del conocido como loggionistas, considerados por algunos como fundamentalistas de la ópera, y especialmente del repertorio italiano pues es precisamente con las obras de sus compositores patrios cuando saltan más chispas.
Ahí está la bronca montada a Alagna en 2006 con «Aida», o muchos años antes, en 1992 al mismísimo Luciano Pavarotti, con «Don Carlo». Con Donizetti, lo han sufrido Montserrat Caballé en una «Anna Bolena» que interpretó en 1982. Un nota fuera de lugar despertó a las fieras, pero la soprano catalana logró remontar la representación. Más recientemente lo ha vivido Cecilia Bartoli, esta vez en un recital. La mezzoprano se defendió afirmando que también a Verdi le habían abucheado. Cierto es, pues el estreno de su segunda ópera, «Un giorno di regno», en 1840, fue un desastre. Años después, en 1904, sería Puccini quien vería naufragar el estreno de «Madama Butterfly». «Linchamiento», lo calificó el compositor. «Esos caníbales no escucharon una sola nota. Fue una terrible orgía de lunáticos ebrios de odio».