Maria Callas, considerada la cantante de ópera más eminente del siglo XX, ha sido homenajeada por Google en su «doodle» el día en el que se cumplen noventa años de su nacimiento, que tuvo lugar un 2 de diciembre de 1923.
En su corta pero fructífera carrera —falleció víctima de un infarto agudo de miocardio en 1977, con solo 53 años—, Callas fue capaz de de revivir el bel canto, y fue apodada «la Divina». Su nombre está asociado en la memoria colectiva a Aristóteles Onassis, el gran amor de su vida. «No debo hacerme ilusiones, la felicidad no es para mí ¿Es demasiado pedir que me quieran las personas que están a mi lado?». Es una reflexión de Maria Callas, realizada en 1968, poco después de saber que Onassis, el gran amor de su vida, iba a casarse con Jackie Kennedy. La viuda del presidente estadounidense había logrado lo que ella nunca consiguió. Y Callas, ya en el ocaso de su carrera, retirada de los escenarios y las salas de conciertos -sólo volvió para una gira de conciertos con el tenor Giuseppe Di Stefano-, se refugió en la soledad. La «traición» de Onassis fue uno más de los desengaños que la Callas se llevó en su relación con los hombres. Desde su nacimiento, su vida estuvo marcada por un puñado de nombres masculinos.
Hija de emigrantes griegos que arribaron Estados Unidos a principios de la década de los 20, el debut de Maria —cuyo verdadero nombre era Ana María Cecilia Sofía Kalogeropoúlou— se produjo en febrero de 1942, en el Teatro Lírico Nacional de Atenas, con la opereta «Boccaccio». El primer éxito lo tendría en agosto de 1942 con «Tosca», en la Ópera de Atenas. Pronto cantó Fidelio, Tiefland y Cavalleria rusticana, también en Atenas.