Leticia Moreno (Madrid, 1985) afronta el mejor año de su vida. Un año lleno de compromisos y nuevos retos, como su debut con el sello DG –con el que acaba de grabar, con el apoyo de la Fundación BBVA, el disco «Spanish Landscapes (Paisajes españoles)»– en el que aborda un repertorio, el español, al que se acerca casi por primera vez.
«Llega un momento en que uno quiere conocer sus raíces, saber de dónde viene. Es cierto que yo me había formado con el gran repertorio tradicional –con Bach, los conciertos de Mozart,Beethoven...– y también el contemporáneo Penderecki, José Luis Greco me dedicó un concierto, voy a estrenar una obra de Esa-Pekka Salonen...– hasta que me di cuenta que no conocía la literatura para violín española. Una música que no tiene toda la presencia que debería en las programaciones», lamenta la violinista madrileña.
Decidió investigar y traer a la actualidad partituras -poco conocidas- escritas por compositores españoles para este instrumento, como el «Poema de una sanluqueña» de Joaquín Turina, «que es de una belleza inigualable»; las «Siete canciones populares españolas» de Falla y la «Sonata para violín y piano» de Granados. «Me emocionó encontrarme con esta música», confiesa. Esta búsqueda nace, según Moreno, de su necesidad de conocer su «background cultural, mis raíces». Una búsqueda que ha coincidido también con la de sus orígenes personales. Con madre de española y padre peruano, señala que este verano fue a conocer por primera vez Perú.
El disco se completa con obras más breves, y más conocidas, de Sarasate, Falla, Ernesto Halffter, Toldrà, Albéniz y una canción de García Lorca, con arreglos de la propia violinista. «Hay que gente se acercará al disco por estas obras. Lo desconocido siempre provoca más temor y más pudor. A través de este gancho se acercarán a un territorio más desconocido y más excitante».
Música clásica y DJs
Leticia Moreno presentará parte de este disco al público este viernes en el segundo Yellow Lounge (Salón amarillo) organizado por Deutsche Grammoph en Madrid (en esta ocasión en el Q17 Studio, situado en la calle Quintiliano, 17). Una cita que nació hace siete años en Berlín –luego se extendio a Londres y París–, como un intento por encontrar nuevos formatos de conciertos en vivo para la música clásica, que aquí convive con sesiones de DJ mientras se proyectan videocreaciones, al mismo tiempo que se puede tomar una copa. La último Yellow Lounge celebrado en la capital alemana ha contado la violinista Anne-Sophie Mutter, acompada por el pianista Michael Abramovitch, en la que podría ser su primera actuación fuera de un escenario convencional de música clásica.
«Estoy entusiasmada e intrigada. Nunca he participado en algo tan diferente»
Tour europeo
Más adelante, a principios de noviembre se embarcará en una gira por una veintena de salas de toda Europa, que le llevará a Luxemburgo, Hungría, Alemania, Francia, Reino Unido, Grecia, Suecia, Bélgica, Portugal..., gracias al premio Echo Rising Star, concedido por el European Concert Hall Organisation tras nominarte varias salas (en mi caso, la Cité de la Musique, el Palau de Barcelona y el Auditori). «En el que incluiré parte del repertorio de este disco. Este será un primer paso para cambiar el destino de estas obras que están casi ignoradas».
«Esta temporada es el momento culminante de mi carrera»
Encuentro con Salonen
Pero antes de meter estos «Paisajes españoles» –en los que colabora la pianista Ana María Vera– en la maleta, Leticia Moreno se enfrentará la próxima semana, dentro de las I Xornadas Contemporaneas que organiza el CNDM, a otro reto fascinante: estrenar en España el «Concierto para violín y orquesta» compuesto -para la violinista Leila Josefowicz- por el director y compositor Esa-Pekka Salonen, con el que hace unos días se encontró en Madrid (él participaba en el ciclo Ibermúsica con la Philarmonia Orchestra).
«La obra es una maravilla. Salonen me fascina como músico y como persona. Tuvimos un encuentro para que me explicara su concierto y fue increíble la manera tan concisa, clara y apasionada en que lo hizo, contándome incluso anécdotas de su vida que ha recordado al componer esa obra. La música -hace un parénteis la violinista- te suele llevar inconscientemente a esos pensamientos. Transmite lo que no se puede explicar de otra manera. Te llega al alma». Reconoce también la dificultad de la partitura. «Es imposible. Nunca he tocado una obra tan difícil. El cuarto movimiento es una belleza. Es una joya. Lo tocaré acompañada por el director Andrew Gourlay [que se pondrá al frente de la Sinfónica de Galicia], al que ya conozco y creo que eso ayudará», bromea.
No es la primera vez que la violinista cuenta con el privilegio de trabajar la obra con el composito vivo, o, en su defecto, con alquien muy cercano a él, como le sucedió con el compuesto por Shostakovich, para cuya preparación contó con un maestro de excepción, Mstislav Rostropovich.
Sin complejos
«No creo que sea un handicap tocar el repertorio español»
En alguna ocasión Leticia Moreno ha afirmado que empezaría el día tocando Bach. ¿Y cómo lo acabaría? «Con música electrónica como la que va a haber el viernes -se ríe-. El otro día, cuando estaba conduciendo, se me abrieron las ganas, por primera vez, de afrontar el mundo electrónico. Sería muy interesante, pero tiene que haber un momento para todo y hay muchas cosas que no he podido hacer todavía. Ahora me he comprometido con este proyecto de rescatar este patrimonio musical. Y es un proyecto en firme».