Desde hace tres años, Riquelme, que eligió su instrumento casi por descarte en el Conservatorio de Murcia, forma parte de la que muchos consideran la mejor orquesta del mundo. Curiosamente, poco antes de superar esas durísimas audiciones (se presenó dos veces), la Orquesta Nacional de España (ONE) le había rechazado. Pero no quiere hacer sangre con el tema. “No tuve mi mejor día. Pero no les guardo ningún rencor. En realidad me hicieron un favor. Para mí Madrid es la mejor ciudad para vivir, pero Berlín es la mejor para trabajar. Si hubiera ganado la plaza aquí ya no me hubiera movido”. La caña que saborea en la soleada plaza de Oriente durante la entrevista es la mejor prueba para creer en lo que dice.
Porque en Berlín hace frío y la cerveza se sirve más bien caliente. Pero la Filarmónica es otro mundo. Por su profunda estructura democrática —que desemboca en la elección cada cierto tiempo del director titular, y que deberá ponerse manos a la obra en breve para sustituir a Rattle— y por su extraordinario sonido. “En parte es por la fuerza que tiene, sobre todo los bajos. Los contrabajos son fantásticos. Tienen un calidad que permite tocar sin forzar, porque siempre estas dentro de la base armónica. Te encuentras en un ámbito en el que solo tienes que meterte. Son los mejores del mundo. El empaste de la cuerda también es increíble”.
O como cuando viene un director invitado como Claudio Abbado, uno de sus preferidos. Madridista hasta la médula, Riquelme lo compara con una noche de Champions. “Es el mismo ambiente de una de aquellas semifinales Barça-Madrid. Ves a los músicos nerviosos, como los purasangres encerrados, deseando tocar”. En el caso del maestro italiano, que fue titular de la Filarmónica durante 10 años, la comunicación llega a una profundidad abrumadora. “Es el que más me ha impresionado. Le sobra tiempo para influir en la orquesta. No tiene que hablar, lo hace con las manos o la mirada. Siempre nos pide que escuchemos lo que tenemos al lado. Y es verdad, por mucho que vayas con el del palito, si no escuchas al compañero, la orquesta nunca irá junta. Es el detalle que hace la perfección”.
Además de las enormes dosis de talento, eso se logra con tiempo y un cierta tradición. Algo que considera que se estaba alcanzando en España, pero que está seriamente amenazada por los recortes. “Empezaba a haberlo ahora, pero resulta que nos tenemos que ir porque no hay trabajo”. Riquelme es muy crítico con la situación que atraviesa la cultura en España. Se acuerda de la Orquesta de RTVE y del recorte que se le pretende aplicar. O de las escuelas de música. “Se está volviendo al nivel de hace 40 años”. Esperemos que no sea tanto.