Son más de tres horas y media de música, incluyendo una cantidad impresionante de recitativos. “Lucio Silla” es una de las óperas menos representadas de Wolfgang Amadeus Mozart al ser considerada una obra “menor” dentro de su catálogo, pero “Silla” de menor no tiene nada: su complejidad musical es considerable, todo un reto para sus intérpretes, a lo que se suma un libreto lleno de eficacia teatral.
Estrenada en Milán cuando Mozart tenía solo 16 años, la obra es su segunda ópera seria, el género que él tanto admiraba de los grandes creadores italianos. El sábado regresa a la programación del Liceo después de más de 25 años de ausencia y lo hace con 10 funciones y dos repartos, manteniéndose en cartelera hasta el próximo 7 de julio.
Con Harry Bicket en el podio y con un montaje con mucha sangre del director de escena alemán Claus Guth, ya que la obra va de política, ambición y traiciones, el Liceo continúa de esta manera reincorporando a su repertorio títulos olvidados. En rueda de Prensa, Bicket reflexionaba sobre la forma de pensar del compositor cuando escribía “Lucio Silla”, obra de una “dramaturgia sumamente original”.
Insidias y conspiraciones
Ambientada en la Roma del siglo II, la pieza desgrana una compleja trama con insidias y conspiraciones incluidas, pero que finalmente acaba bien gracias a la generosidad del tirano, todo muy de acuerdo con las modas de la época. Según Bicket, y en contra de lo que se suele afirmar de esta ópera –“que posee una gran estructura formal”-, Mozart no se habría inspirado en la producción operística italiana, “sino que tomó como referencia la ópera francesa y la ‘tragédie en musique’ o ‘tragédie lyrique’, lo que la convierte en una obra más dramática”.
El montaje de Claus Guth lleva a los políticos a las alcantarillas: la escenografía se inspira en la arquitectura subterránea de una ciudad, en referencia a la vida política, pero también, afirmó, se trata de un “túnel por el que transita el alma humana”.
En el reparto, con muy pocos cantantes españoles, se apuntan nombres sobresalientes de la lírica nacional como Silvia Tro Santafé, Ofèlia Sala o María José Moreno. El primer “cast” cuenta con la francesa Patricia Petibon como protagonista. Según ella, Mozart en esta ópera utiliza la voz “de una manera más corporal y dramática”, afirmando además que se trata de una “ópera eterna” porque para ella el compositor austríaco fue un visionario no solamente en el aspecto musical, sino también en la forma de representar a la mujer en el teatro, siempre con astucia e intel·ligència.