El compositor británico Benjamin Britten murió a los 63 años sin saber que tenía una avanzada sífilis, que fue la enfermedad que provocó los problemas cardiacos que le llevaron a la muerte. Esta conclusión es una de las aportaciones de la nueva biografía aparecida en el Reino Unido, cuyo autor es el historiador y director Paul Kildea.
2013 es el año del centenario del gran compositor y con tal motivo sus obras y su vida vuelven a estar de actualidad. Según afirma Kildea en su biografía, y publica el diario «The Guardian», seguramente fue contagiado de la enfermedad venérea por su pareja durante décadas, Peter Pears, un tenor.
Otros músicos y artistas padecieron la enfermedad, aunque pueda parecer algo más novecentistas. Franz Schubert o Gaetano María Donizetti murieron por su causa. Lo llamativo es que en 1973 seguía siendo un estigma padecerla y por ello los doctores decidieron no comunicárselo.
La enfermedad se desarrolló de forma latente y cuando los cirujanos fueron a intervenirle por sus problemas cardiacos se dieron cuenta de que ya no había posibilidad de tratamiento. De hecho, nunca se recuperó de la operación a la que se somietió en 1973 y falleció en 1976.
Según el biógrafo, ni siquiera Pears supo jamás la verdad y debió de ser un portador asintomático de la sífilis. Se cree que nadie informó a la pareja debido al tabú que rodeaba la enfermedad venérea en aquellos años.
El propio tenor falleció en 1986 y fue enterrado no lejos de su pareja en Aldeburgh, Suffolk, cerca de la casa que hoy es el centro de la Britten Pears Foundation, organizadora del centenario del compositor.