28/7/2012 |
Acompañada al piano por Bengt Forsberg y con la colaboración del violonchelista Svate Herryson, Von Otter ha preparado un variado menú en el que se mezclan las canciones cultas con las modernas. La mezzosoprano, que no está dispuesta a aburrirse en su trabajo, viajará desde el romanticismo de los compositores nórdicos Eduard Grieg (noruego), Adolf Fredrik Lindbland (sueco) y Jean Sibelius (Finlandia), con escala en el checo Leos Janácek, hasta la música de principios del siglo XX con las canciones francesas de Claude Debusssy, Gabriel Fauré y Joseph Canteloube para desembocar en los temas ligeros con canciones de Paul McCatney, Michel Legarnd o de su acompañante violonchelista Henryson.
La brillante violinista Viktoria Mullova, vieja conocida del festival, del que fue en 2002 la primera artista invitada de la programación, se sumergirá el sábado con su Guadagnini en el mundo de Bach de quien interpretará la Sonata núm. 1 en sol menor, BWV 1001, y las partitas número 3, en mi mayor, BWV 106, y número 2, en re menor, BWV 1004, cuya chacona final, 15 minutos, incluye las celebras 31 variaciones sobre una sola idea musical, consideradas una cumbre del repertorio de violín ya que cubría todas las técnicas para tocar el instrumento conocidas en la época de su composición, 1720.
Finalmente, el domingo, la Acadèmia 1750, la orquesta residente del festival, cerrará el festín musical que ha preparado Torroella para este fin de semana con un concierto en el que ofrecerá una muestra de la sinfonía del siglo XVIII en un recorrido por Europa con obras del italiano Domenico Scarlatti, el catalán Carles Baguer, el polaco Jan Wanski, el portugués Cárlos Seixas, el croata Luka Sorkocevic, el británico William Boyce y el sueco Josep Martin Kraus.
Lourdes Morgades
El País